Capítulo 1

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Al fin en casa, me dejo caer en el sofá y doy un largo y sonoro suspiro.
Por un un momento quiero desconectarme de todo el mundo, han sido días tremendos de trabajo y por lo que a mi respecta: agotadores.
Lo cierto es que el hotel va viento en popa, mi padre me ha mandado a Madrid a cubrir el puesto de gerente del Red Palace ya que por la edad se le dificulta ir y venir y mi madre con su rutina se niega a irse a vivir allá. Por un momento yo también me negué pues aquí en Nueva York tengo mi vida pero trabajo es trabajo.

Me levanto a servirme una copa de vino blanco, lo dejo un momento en mi boca saboreando tan exquisito sabor y luego trago.

El tono del interfono me hace poner los ojos en blanco.

¿No puedo tener ni cinco minutos de paz?

Levanto el teléfono y me rasco la nuca.

-Amor, estoy subiendo.
-De acuerdo.

Tomo otro sorbo de mi copa de vino y minutos después Ariana llega, le sonrío y camino hacia ella. La recibo con un gran beso y me separo.

-Voy a extrañarte demasiado mi amor.
-Ari no seas exagerada, sólo serán un par de días.
-Lo sé pero después tendrás que irte a vivir allá y me dejaras aquí sola.

Hace puchero y rodeo los ojos, en los tres años que llevo de relación con ella que se comporte como niña pequeña me pudre.

-Estaremos en contacto siempre, día y noche.
-Bueno, con eso me quedo mas tranquila.

-Me alegro vamos a cenar que muero de hambre.

-Quedé de comer con Candice pero no te preocupes, voy a llamarle para cancelarle.

¿Candice? Mmmm me encanta y creo que me conviene.

-No, podemos ir los tres no pasa nada.

Sonríe y asiente, me pongo el saco y agarro las llaves del auto.

Entramos en el elevador y siento una tensión sexual gigante con mi novia, sin embargo me contengo porque algo me ocurre que no se me antoja estar con ella. Tal vez es el trabajo o el clima ¿que sé yo?

En el quinto piso las puertas se abren, un hombre que en mi vida había visto por aquí entra junto con su rubia chica.
No me gustan las rubias, pero tiene unas lindas piernas bajo esa falda floreada.
Muerdo mi labio, él marca su territorio poniéndole una mano en la cintura, pienso en qué se sentiría ser él por un segundo y tocar ese delicioso culo redondo, adentrarme en lo mas profundo de su ser mientras grita mi nombre.
Mierda, mi pene se empieza a levantar, tengo que disimular.
Agarro de la misma forma a Ariana y la pego a mi cuerpo, susurro un par de tonterías en su oído y ríe llamando la atención de la rubia.
Trato de mostrarle mi sonrisa mas seductora para que entienda que me está poniendo duro, lo entiende porque da una media sonrisa y me siento orgulloso de mi mismo.

Regreso a mi postura y le pido a mi amigo que se calme un poco, no puede descontrolarse así por las primeras tetas que se me atraviesen, de acuerdo si puede.

Llegamos al primer piso y salimos, me aseguro de hacerlo detrás de ellos para poder apreciar un poco mas ese perfecto culo que me saluda. Menea las caderas de un lado a otro y mi amigo se empieza a levantar nuevamente, aprieto los ojos y borro de mi mente todos los malditos pensamientos morbosos que tengo con esta chica misteriosa que, estoy seguro, no será la primera vez que nos veamos.

Llegamos al restaurante en donde leo tranquilo la carta mientras esperamos a la deliciosa Candice.

-¿Qué vas a pedir amor? -pregunta.
-No lo sé aun, lo que tú pidas está bien supongo.
-Perfecto.

Volteo hacia la entrada , Candice se aproxima a nosotros con un exuberante vestido negro, maldición, me encantan sus piernas.

Sonrío y me levanto para recibirla.

-Max, querido me da gusto verte.

Le agarro la nalga sin que Ari se entere, Candice me sonríe y me besa ambas mejillas. Después saluda a su amiga y se disponen a platicar de tonterías de mujeres. Yo no puedo dejar de ver su prolongado escote.

Si, quisiera chuparlos aquí y ahora.

De pronto siento su pie recorriendo mi pierna, doy un pequeño salto y trato de disimular.

Trago cuando siento que toca mi bulto, esto es insoportable pero al mismo tiempo tan excitante.

Estoy sentado en medio de las dos así que no hay problema, meto la mano en su vestido hasta encontrar su tanga.

-Cand, cuentanos de aquel chico que conociste. Ya es hora de que tengas novio formal.

Al escuchar esas palabras la fulmino con la mirada y retiro mi mano, ella sigue hurgando con el pie pero toda excitación se ha convertido en celos.

Ella no puede estar con nadie mas, ninguna de mis mujeres puede hacerlo.

El celular de Ariana suena y se disculpa pues es una, aparentemente muy conveniente llamada de su madre. Le pido que la salude de mi parte y se levanta a contestar.

-¿Y quién es ese cabrón con el que sales ahora?

Aprieto los dientes, estoy que no me calienta ni el sol. Se echa a reír haciendo de mi fuera la peor. En un movimiento rápido la agarro de la nuca y la acerco lo suficiente a mi.

Siento su respiración entrecortada, su aliento en mi.

-Ese cabrón eres tú, claro que no voy a decirle que me estoy tirando a su novio desde hace dos años. Mi amor, sabes que eres el unico.
-Mas te vale, porque si no es así Candice te juro...

Pone su dedo índice en mis labios y me pide que me calle, sin esperar mas la beso e introduzco mi lengua en toda su boca, poseyéndola por completo.

El pensar que en cualquier momento puede llegar Ariana es tan excitante, me excita lo prohibido.
Sin embargo sé que no debo exponerme de esta forma y soy yo quien da fin al momento.

-Eres mía, no lo olvides nunca.
-No lo olvido Max.

Mis ganas de tenerla ni cesan, al contrario; aumentan con cada segundo que pasa.

Ariana regresa y como si nada nos disponemos a cenar, la única que habla es ella. Nosotros sólo nos dedicamos miradas y roces bajo la mesa.

Quiereme © (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora