Capítulo 9

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Miranda

Termino de limpiar la barra y recargo los codos en ella, ya pasan de medio día y Max no viene.
Seguro lo olvidó.

—¿Esperas a alguien? —me pregunta Hanna, otra empleada del lugar.
—Sí, a un amigo pero creo que se olvidó de mí.

Sonrío sin ganas y entro para recoger mi bolsa, echo un vistazo al celular pero no tengo ninguna llamada perdida ni un sólo mensaje.

No voy a esperar más, me cuelgo mi bolsa en el hombro y salgo.
Sonrío aliviada cuando lo veo sentado en la barra, sus ojos le brillan al verme y me siento maravillosamente bien.

—¿Está lista, señorita?
—Sí.

Abro la puerta de la barra y llego hasta él, mi intención es besar su mejilla pero gira la cabeza y mis labios chocan con los suyos.
—Señorita Martinez, quedamos en ser sólo amigos —dice con una tonta sonrisa que me encanta.

Me sonrojo y se ríe, abraza mi cuerpo y besa mi cabeza, es tan adorable.

—Es una broma, sabes que quiero todo contigo menos ser tu amigo ¿nos vamos?
—S-sí —balbuceo.

Me despido de Hanna, ella no deja de ver a Max y río, ya estando en el auto me aseguro de yo misma ponerme el cinturón de seguridad.
No quiero tener otro acercamiento con él o terminaré accediendo, miro por el rabillo del ojo su perfecto perfil.

Es tan bello, y más cuando lo tengo a centímetros de mi boca.

—¿En qué piensas?
—En nada.
—¿Segura?

No respondo, enciende el auto y comenzamos nuestro camino.

Suspiro en varias ocasiones, trato de no hacerlo pero el sentimiento crece día con día.

Pone musica y trato de distraerme pero tampoco puedo, pone su mano en mi pierna y me hace dar un leve brinco.

Pestañeo rápidamente y volteo hacia la ventana.

—Tranquila Miranda.

Capullo, pudiera estarlo si dejaras tus manos quietas.

Trago y asiento, quita su mano de mi pierna y recarga el brazo en la ventana.

Cuando llegamos me bajo de inmediato, espero a que se una a mi lado y caminamos hombro con hombro.

—Buenas tardes —le digo al señor de la entrada—. Vengo a pedir informes.

—Siga el pasillo, fondo a la derecha.
—Gracias.

Me toma de la mano y caminamos por donde nos han dicho, todo es azul y muy lindo. Hay algunos alumnos que van y vienen y me emociono.

Entramos a las oficinas de informes en donde hay tres señoritas en sus escritorios.

—Hola, bienvenidos —nos dice una de ellas—, tomen asiento.

—Gracias.

Me siento y él a mi lado, vuelve a poner la mano en mi pierna.

—Vengo a solicitar informes.
—Bien, nuestra escuela de gastronomía es de las mejores y mas prestigiosas del mundo —saca de una carpeta un folleto en donde vienen las materias que se impartirán, sonrío y me emociono.

Lo que he querido toda mi vida.

—Y estos los precios.

Me entrega otro igual y el animo cae por los suelos, definitivamente no puedo pagarlo.

La señorita me explica las fechas en las que hay que pagar y sobre becas que podría obtener de acuerdo a mis calificaciones.

Vuelvo a repasar el plan de estudios una y otra vez, me pide que me anime y me inscriba y es lo que mas quiero pero no sé si podría pagarlo.

Quiereme © (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora