Wow, desde aquí arriba todo se ve tan... tan... ¡PELIGROSO! ¡Por Dios! ¿Y si me caigo? ¿Por qué acepté a hacer el dibujo? ¿Por qué tengo que ser tan entusiasta con todo? ¿Por qué estoy pintando esto de rosa cuando va de azul? ¿Por qué..?
-Mierda. -Miro hacia abajo y cierro los ojos. -¡Bonnie! ¡Necesito que pases la pintura azul! -Grito aún disque mirando hacia abajo con los ojos cerrados. No es que me de miedo, es sólo que estoy desde un arnés a unos quince metros de alto y todos bajaron a comer y yo pues... yo me quedé aquí y quise que Bonnie sólo me diera una barra energética para no bajar y volver a tener que subir.
-¡Pues ven por ella! -Grita Bonnie con la boca llena como gorda que es.
-¡Maldita! -Grito de vuelta mezclado con un gruñido.
-¡También te amo, Soph!
Tiro de una de las cuerdas y bajo lentamente por la pared del gran edificio hasta llegar abajo completamente. Me quito el arnés y las demás cuerdas que me sostienen para ir por la pintura. La única que está aquí es Bonnie, los demás fueron a comer a la cafetería. Como los odio.
-Bon, ¿sabes dónde están las brochas finas? -Digo buscando en él bolso de las pinturas.
No obtengo respuesta.
-¿Bon? -Volteo y me encuentro con sillas vacías. Maldita sea, ¿dónde carajos pudo haber ido?
Tomo mi teléfono y le marco. Uno, dos, tres repiques. Directo al buzón de voz.
Oigo él repiqueteo de tacones en el suelo, rápidos y fuertes. Volteo y mi vista se enfoca en la directora Schwann caminando hacia mi, se la ve muy apacible, pero como camina es otra cosa.
-Señorita Montoya, acompáñeme. -Dice en tono autoritario, sacándome de mis pensamientos y de mi asqueada mental por lo mal que se maquilla, hasta yo lo hago mejor.
La mujer camina a paso rápido y voltea de vez en cuando para ver si la sigo. Sigo mi paso, normal y calmado, sin agitarme, por que necesito mi energía para el dibujo.
-Le espera una sorpresa, señorita Montoya. -dice antes de llegar a la puerta para entrar al edificio principal y abrirla.
-¿Es buena o mala? -pregunto nerviosa.
Por favor que sea mala, por favor que sea mala.
-Es buena, le aseguro, señorita Montoya.
Caminamos hasta su oficina y se escuchan voces dentro de ella.
Problemas no, problemas no.
++
Estando ya dentro, vi a James sentado en una de las sillas frente al escritorio de Schwann y a la secretaria coqueteandole descaradamente aún estando nosotras ahí dentro. Unos segundos después, la secretaria le pasa un papel a James y éste sonríe mientras lo guarda en el bolsillo de su chaqueta.
Schwann mira la escena sorprendida. -Pippa, ya te puedes retirar.
La secretaria, que al parecer es nueva y se llama Pippa, se va, pero no sin antes pasar contoneándose por un lado de James y sonreírle. Qué puta.
ESTÁS LEYENDO
Discipline
Teen FictionA la pequeña Sophia Montoya le encanta el ballet desde los dos años y desde entonces esto practica. Sophia es una gran bailarina y se prometió ser una de las mejores, pero el camino no se le va a hacer fácil. Y por ser lo que es, todos piensan que e...