4. No hay problema, es demasiado fea.

188 13 1
                                    

Wow, desde aquí arriba todo se ve tan... tan... ¡PELIGROSO! ¡Por Dios! ¿Y si me caigo? ¿Por qué acepté a hacer el dibujo? ¿Por qué tengo que ser tan entusiasta con todo? ¿Por qué estoy pintando esto de rosa cuando va de azul? ¿Por qué..?

-Mierda. -Miro hacia abajo y cierro los ojos. -¡Bonnie! ¡Necesito que pases la pintura azul! -Grito aún disque mirando hacia abajo con los ojos cerrados. No es que me de miedo, es sólo que estoy desde un arnés a unos quince metros de alto y todos bajaron a comer y yo pues... yo me quedé aquí y quise que Bonnie sólo me diera una barra energética para no bajar y volver a tener que subir.

-¡Pues ven por ella! -Grita Bonnie con la boca llena como gorda que es.

-¡Maldita! -Grito de vuelta mezclado con un gruñido.

-¡También te amo, Soph!

Tiro de una de las cuerdas y bajo lentamente por la pared del gran edificio hasta llegar abajo completamente. Me quito el arnés y las demás cuerdas que me sostienen para ir por la pintura. La única que está aquí es Bonnie, los demás fueron a comer a la cafetería. Como los odio.

-Bon, ¿sabes dónde están las brochas finas? -Digo buscando en él bolso de las pinturas.

No obtengo respuesta.

-¿Bon? -Volteo y me encuentro con sillas vacías. Maldita sea, ¿dónde carajos pudo haber ido?

Tomo mi teléfono y le marco. Uno, dos, tres repiques. Directo al buzón de voz.

Oigo él repiqueteo de tacones en el suelo, rápidos y fuertes. Volteo y mi vista se enfoca en la directora Schwann caminando hacia mi, se la ve muy apacible, pero como camina es otra cosa.

-Señorita Montoya, acompáñeme. -Dice en tono autoritario, sacándome de mis pensamientos y de mi asqueada mental por lo mal que se maquilla, hasta yo lo hago mejor.

La mujer camina a paso rápido y voltea de vez en cuando para ver si la sigo. Sigo mi paso, normal y calmado, sin agitarme, por que necesito mi energía para el dibujo.

-Le espera una sorpresa, señorita Montoya. -dice antes de llegar a la puerta para entrar al edificio principal y abrirla.

-¿Es buena o mala? -pregunto nerviosa.

Por favor que sea mala, por favor que sea mala.

-Es buena, le aseguro, señorita Montoya.

Caminamos hasta su oficina y se escuchan voces dentro de ella.

Problemas no, problemas no.

++

Estando ya dentro, vi a James sentado en una de las sillas frente al escritorio de Schwann y a la secretaria coqueteandole descaradamente aún estando nosotras ahí dentro. Unos segundos después, la secretaria le pasa un papel a James y éste sonríe mientras lo guarda en el bolsillo de su chaqueta.

Schwann mira la escena sorprendida. -Pippa, ya te puedes retirar.

La secretaria, que al parecer es nueva y se llama Pippa, se va, pero no sin antes pasar contoneándose por un lado de James y sonreírle. Qué puta.

DisciplineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora