6.5. Niña feto, Mabel, Pocahontas y caíste, nena.(Parte 2)

143 13 0
                                    

-¿Eres pendeja? Era una trampa obviamente pero supongo que te dejaste llevar, ¡por idiota, Anna Sophia! -oigo los regaños de Bonnie al teléfono.

Bufo y le respondo con cansancio-. Ya , Bon, pero en todo el día se portó como el caballero que no es y yo...-soy interrumpida por otros regaños por parte de mi mejor amiga.

-¡Yo nada, Anna! ¡Él no es de fiar y lo sabes! -me dice, a lo que coloco mi móvil del otro lado para echarme en el sofá cómodamente-. ¡Y más por el pobre Samuel! -grita por último.

-Ya que estoy siendo una total zorra. -confieso-. Pero tengo suerte que mamá haya llegado y que James vaya a seguir siendo arrogante.

-Oh Dios, cómo amo a tu madre, podría casarme con ella de lo genial y arruina momentos que es. -dice rápidamente, muy poco entendible ya que supongo debe estar comiendo Pringles como todos los días.

-Bonnie, yo no quería, sólo que él y...-soy interrumpida de nuevo.

-Y sus encantos pueden a cualquier persona. -dice imitando mi voz. Ruedo los ojos aunque sé que no me puede ver-. Y no me ruedes los ojos mujercita.

-¿Cómo mierda supiste? Tienes un pacto con el diablo, ¿verdad?

-Por que te conozco lo suficientemente bien como para saber que me rodarías los ojos.

-Bueno como sea, iré a tu casa a las 8, ya mamá sabe que me quedaré contigo. -le aviso-. Ah y, quiero que planeemos tu cita con Andrew, ¡adiós! -digo lo último muy rápidamente para que no haga preguntas y cuelgo el teléfono.

***

Me remuevo en el asiento del auto, incómoda, viendo por la ventana con mi móvil en mano. Ya falta poco por llegar a casa y no puedo aguantar a ir corriendo a la de Bonnie para darle su regalo de consolación de mi parte, a ver si así logra perdonarme por esta cita con una de las personas que más odia en el mundo.El auto para y yo me bajo en seguida, yendo a abrir la cajuela para bajar las bolsas sin esperar ayuda de mamá.

-¡Montoya! -oigo gritar a alguien a lo lejos, de voz reconocida y chillona-. ¡Niña feto!

-¿Qué quieres, Mabel? -le grito a Bonnie con todas mis fuerzas. Los vecinos estarán ya acostumbrados de tantos gritos entre nosotras.

-¡Quiero que vengas a esta casa en este instante, Pocahontas! -grita de nuevo para cerrar la ventana, dejándome con la palabra en la boca, o en este caso con el grito.

Cierro la cajuela con el pié, como normalmente lo hago, y camino hasta la casa de Bonnie. Una vez parada en el pórtico comienzo a gritar.

-¡Mabeeeeeel! ¡Mabeeeeeeel!

Oigo pasos dentro de la casa.

-¡Mabeeeeeel! ¡Andale que me violan, Mabel! -grito dando patadas a la puerta.

Los pasos cesan y no alcanzo a oírlos más.

Abro la boca y dejo salir el grito-. ¡Se me entumecen las piernas, Mabel!

Silencio, sólo silencio.

-¡Ahora sí, niñata! ¡Abre la puta puerta en este instante por que hice el esfuerzo de partirme el trasero para tener dinero y comprarte Pringles de mayonesa y no voy a tolerar que no me abras la maldita puerta, Bonnie Cecilia América de los Ángeles! -grito de nuevo.

La puerta se abre, dejando ver a una Bonnie muy enojada-. ¡No vuelvas a gritar mi nombre completo frente a los vecinos! -me grita con su tono chillón-. Pero te perdono, por mis Pringles de mayonesa. Ahora entra que te violan, Pocahontas. -dicho esto, me agarra por la camiseta y me hace entrar a la casa.

Mis piernas por arte de magia siguen el camino hacia la cueva que tenemos bajo las escaleras de su casa, y sí, es una cueva, la tenemos desde los 12 años y sigue siendo nuestra. Pongo las bolsas en la pequeñísima mesa plegable y enciendo el aire acondicionado, que en seguida enfría el pequeño sitio lo suficiente. Bonnie entra con dos manzanas verdes y las pone junto a las bolsas.

Me mira con cara de pocos amigos-. Usted hizo algo, señorita. -dice cerrando la puerta a sus espaldas.

-Me ofendes, Mabel. -hago una mueca y pongo mi mano sobre mi pecho, como si en realidad sintiese algo.

-Usted me va a contar todo, señorita. -vuelve a hablar, sentándose en la cama -es sólo el suelo con almohadones y un colchón de gimnasia- y palmea a su lado, indicándome que me siente a su lado, lo cuál hago.

Al cabo de unos 15 minutos ya ella sabía todo, menos lo que me había dicho antes de irse.

-Son las 8:37, deben estar dando South Park, ¿quieres? -me dice y asiento.

Después de esto, vimos unos cuantos capítulos de la serie para quedarnos dormidas con unos cuantos empaques vacíos y otros medio llenos de comida.

<>

Hola, hola. Ahora sí no pido que me disculpen, por que les tengo el notición.

SORPRAIS.

Les regalaré dos capítulos esta semana y la siguiente.

Hubo un problemón y ya no tengo mi preciado móvil, así que después de estas dos semanas dejaré de publicar por un mes y varios días por cuestiones personales.

La buena noticia es, que si todo sale bien, publicaré lo que ya tengo escrito más seguido, pero eso sólo si le pinchan a la estrellita y le dan un voto al capítulo; si ya lo hiciste, te re amo y si no, ¡ANDA FLOJONAZO, QUE SON GRATIS!

# Maratón; 1 de 5 #

Con esto, Weekly se despide mis niños.

DisciplineDonde viven las historias. Descúbrelo ahora