Parte 8:

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Al bajarse del avión el joven puso en contacto con el coordinador del departamento de becas para hospedarse, este guía a Julio personalmente al apartamento en donde se quedara mientras cursa en la universidad nacional, lugar que compartirá con un compañero llamado: Diego Ibarra. El integrante del comité se retira, y tras el ruido provocado por el cierre de la puerta un silencio absoluto se escucha en el lugar que envuelve a ambos mientras Diego observa fijamente a Julio y él se incomoda.

-Eh... hola- Menciona Julio tras sentirse incomodo, pues pensó que sin silencio sería menos incomodo- Yo provengo de...

-No pues... ¿Que te trae por acá? ¿Que estudiarás o a que club vienes a apoyar?- Interroga con arrogancia y señala una habitación – Ese cuarto es mío y ¡Dios guarde te sorprenda dentro!

-¡Vaya! Esperaba un poco más de hospitalidad de un mexicano...- Totalmente indignado por la bienvenida de Diego, Julio se pone a la defensiva- En mi casa si me enseñaron modales a diferencia de ti. Mi nombre es Julio Maroto, y no... No entraré a tu cuarto porque ¡Yo traje todo lo que necesito en mi maleta! Por lo que no tendré necesidad de invadir tu espacio y no irrespetaré tus cosas... por lo que espero el mismo trato de tu parte.

-¿Modales?-Arruga la frente y se ríe cínicamente- Tu ni contestaste mis preguntas ¿Y hablas de modales?

-¡Pero si fuiste tú el que no me dejó terminar!- Julio se desespera ante el descaro e ignorancia del sujeto- Mira... flacucho cuatro ojos... No es necesario que nos llevemos bien, podemos simplemente organizarnos para el aseo y mientras cada uno haga su parte no tendremos que cruzar palabras. ¿Te parece?

-¿Te persiguen mucho las chicas, cierto?- contesta con una pregunta mostrándose como un profundo pensador lo que provoca que Julio estalle.

-¡Puta! ¡Que si jodes!-Molesto continua- Por mi parte, haré un horario y lo discutiremos en la tarde cuando lo termine. Entraré a mi cuarto a desempacar, haré el horario y luego descansaré. ¿Entendido?- Sus ojos comienzan a ponerse saltones- Y... contestando a tu pregunta: ¡Por supuesto! Las mujeres toda la vida me han amado.

-Dame un porcentaje

-Bueno... has tu cuentas... de cada diez chicas que conozco le gusto a ocho.

-¡Mentiroso! No inventes- se muestra un poco molesto y sorprendido a la vez; Julio ante su reacción suelta una sonrisa muy notoria al sentirse satisfecho.

-Piensa lo que quieras...- alza los hombros riendo- Mientras no seas una de mis seguidoras MUJERES, no me interesa lo que tengas que decir.

Caminando hacia su cuarto se despide con una risa llena de maldad y de satisfacción, pues el sujeto estaba molesto dado a que su tarea ese día era molestar al nuevo inquilino, pero él fue el que resulto sin habla en la sala. Ese día Julio cumplió lo que se propuso antes de dormir. Al día siguiente en la mañana Julio abre los ojos al sentir el suave toque de los rayos cálidos del sol sobre su rostro, y pasadas unas décimas de segundo salta de su cama del susto:

-¡Ah!- Grita nervioso- ¡Madre!

-Hola- Saluda con la mano,

- ¡Oh!- Le coloca la mano en el pecho, suspira y usa su inhalador- ¡Casi me matas de un paro cardiaco!- dijo un poco ahogado.

-Solo...- se comunica con tranquilidad- Solo pasa a decir: Hola.

-¡No!- grita alterado y respira profundo para bajar el volumen de su voz- No... vuelvas... a hacer eso... N-u-n-c-a. ... Si no eres una de las mujeres que duerme conmigo no te quiero ver otra vez tan cerca de MI rostro en MI cuarto. ¡Eso es raro y asusta mucho!

-No llores...- contesta indiferente- Báñate, y vístete - le ordena a Julio.

-¿Ah?

-Hoy saldremos a recorrer Seúl- se dirige a la puerta para salir.

-¿Y eso porque?

-Mira... No es que quiera ser simpático contigo, porque claramente no eres una mujer, pero, Soo Min es amigo mío y me pidió llevarte a conocer Seúl mientras pasa la semana de vacaciones.

-¿"Soo" quién?

-¡Coño! ¡El que te trajo ayer, wey!

-Oh, entiendo. Pero no es necesario, yo sé ubicarme muy bien y podré volver sin problemas.

-¡Mejor para mí! Bueno, si te pierdes le pides a un policía que te traiga, nomás le dices el nombre del edificio y listo.

-Sí. Y gracias independientemente de que me guiarías por la ciudad nada más por pura obligación.

-Sí, sí... Bla bla....

Contesta y se marcha del lugar. Luego de veinte minutos, el muchacho sale del edificio, echa un vistazo a su alrededor, rodea todo el edificio para poder reconocerlo desde todo ángulo; luego toma rumbo a mano derecha del edificio y a los cuatrocientos metros encuentra un parque, entonces memoriza el camino ya recorrido. Con el camino bien memorizado se suelta libremente para recorrer las calles de la ciudad y de paso ver las tiendas.

Durante todo el día vagó por las calles de Seúl fascinado por las tiendas de ropa deportiva, se distrajo mucho analizando las reacciones de los coreanos en diferentes situaciones y observando cuidadosamente el folklor del lugar, hasta que poco a poco se iba alejando del centro.

-Oook... ¿Dónde estoy?- Buscó confundido.

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Mr. Joss: Enamorado de TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora