Parte 14:

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Lunes por la mañana. Julio escucha su alarma sonar a las cuatro con cuarenta minutos, la detiene, se levanta de la cama, y entra a la ducha, luego de una hora termina de alistarse con abundante pereza; saliendo de su habitación golpea sin querer la puerta de su compañero de apartamento y sigue su camino hacia la cocina. Unos segundos minutos más tarde su compañero se levanta con el cabello alborotado y con grandes ojeras, echa un vistazo para todos lados encontrando a Julio frente a la cocina.

-¿Por qué haces tanto escándalo tan temprano?- bosteza- Son las cinco y cuarenta. ¿Qué pasa contigo?

-Mm- contesta con pereza- Es que tengo entrenamiento a las seis treinta, me alisté temprano para desayunar cuarenta minutos antes... No quiero que me dé una indigestión en pleno entrenamiento.

-¿Cuál indigestión? Ni siquiera juegas

-Ya lo sé... pero tal vez hoy el entrenador me deje entrenar con mis demás compañeros.

-Mm... Ahí vas... Tanto positivismo me da náuseas. Ahí te ves- Se despide levantando la mano y vuelve a su habitación.

-Idiota... -susurra- Obvio tienen que notar mi esfuerzo y entusiasmo, no vine y dejé a mi familia y amigos por nada.

Luego de desayunar Julio espera diez minutos y comienza a darle tres vueltas a la manzana caminando para ayudar a su cuerpo con la digestión y de paso el estiramiento de los músculos; al finalizarlo se dirige trotando a la universidad con mucho cuidado. Cerca de la universidad el joven observa a una chica con abrigo de piel haciendo pucheros mientras reclama por teléfono, recostada a un auto lujoso.

-¡No! Yo te dije que no quería venir aquí, mamá... El tío Cho no me agrada y menos mi primo... Ya sé que él me quiere mucho y que está enfermo pero, pero, tengo compromisos con "GG"....- preocupada escucha del otro lado del teléfono –Está bien, pero no te prometo estar más de treinta minutos. Bye mamá. –La chica mira pasar al rubio en cuestión de segundos, poco, pero lo suficiente como para ver a grandes rasgos su físico.

Julio llega a la cancha mostrando tener un gran entusiasmo y saluda a su entrenador:

-Entrenador Cho

-Yosrio... ¿Por qué vienes transpirando tanto?

-¡Oh! – Sonríe- Hoy me levanté con ganas de ejercitarme entonces tomé la decisión de trotar un poco antes de venir, ya que hace mucho que no juego. Señor.

-Yosrio- Sonríe burlón –No entrenarás con tus compañeros hasta que yo dé la orden. ¿De acuerdo?

-Y nadie ha dicho lo contrario, señor.- Se sentía furioso pero lo oculta con una sonrisa.

-Muy bien... Solo espero que entiendas porque lo hago. Y espero que no demores mucho para comprenderlo.

"¿A qué se refiere? ¿Qué es lo que intenta enseñarme con degradándome?" Estas preguntas abrumaban la mente del rubio durante los primeros minutos del entrenamiento. Pues no comprendía la situación y mucho menos el porqué. El entrenador le asignaba tareas de evolución de rendimiento, capacidades físicas y fortalezas de cada jugador todos los días de la semana, y las hojas eran acumuladas en una caja de cartón sin explicación previa. Pero de igual manera, Julio seguía las órdenes sin cuestionarlas en voz alta, pues podía costarle un fuerte regaño.

Mientras el entrenador se encontraba en la banca bajo sombra con Julio al lado, los jugadores entrenan fuertemente, cada uno apoyado a su compañero; de pronto el joven se pierde en sus pensamientos deseando estar en el lugar de otros hasta que es tomado por sorpresa por una voz chillona:

Mr. Joss: Enamorado de TiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora