La noche que lo cambio todo

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( en la foto Victoria)


La despertó la insistencia del teléfono. Muchas veces se había jurado a si misma poner una extensión hasta el cuarto y nunca cumplió. Esa mañana se lo reprocho, otra vez.

Se levanto sin ganas, se sentó en el sillón, contesto

_ ¿hola nena como estas? _ era Patricia su mejor amiga

_ no te puedo decir que estoy bien, pero tampoco estoy destruida, se que suena mal decirlo pero siento que me saque un peso de encima_ dijo sincera

_ bueno en realidad me alegro, te veo mas tarde tengo que seguir trabajando te dejo un beso _ dijo su amiga y colgó.

Ella se quedo un momento en el sillón, tomo el control y encendió el equipo, no le gustaba el silencio, la casona era demasiado grande para estar tan silenciosa. Encendió un cigarrillo, su padre siempre le reprochaba que fumara tanto. Era el único vicio que tenia, ni si quiera podía vanagloriarse de tener buen sexo hacia meses que no lo tenía y cuando lo tuvo no fue bueno. Fue hasta la cocina a poner la cafetera, y se quedo mirando el jardín.

Estaba descuidado, casi no había vuelto a tocarlo desde que su padre falleciera para seguir a su madre que se había ido pocos meses antes por un cáncer.

Tenía 21 años cuando los perdió, sentía que todavía los necesitaba.

Siguió pensando en el jardín, era una pena que estuviera así, se recordaba a si misma corriendo por allí con Eduardo cuando eran chicos.

Tan jóvenes que era casi natural que se pusieran de novios. Las familias amigas, pasaban el tiempo siempre todos juntos, se conocieron desde tan chicos, o al menos ella creía conocerlo.

5 años de novios parecía mucho tiempo, para ella era lo que debía ser, empezaron desde muy jóvenes a los 15 ella, el con 17 se suponía que lo habían vivido todo juntos, hecho todo juntos... se suponía... pero no.

El había madurado demasiado de golpe, de la mano de un tío incurablemente mujeriego. Y ella no lo vio, no lo quiso ver. Estaba con el porqué era lo que debía hacer.

Hasta esa noche. Después de 5 años era la hora del compromiso y dejar pasar unos meses más para darle el gusto a la madre de Eduardo de organizar el casamiento.

A Victoria no le molestaba, siempre fue una excelente persona con ella y se merecía darse el gusto de la boda. Lo lamentaba por el vestido, era realmente precioso. Lo lamentaba por las ilusiones de los padres, no por el.

Por el no. Ya no.

No podía evitar recordar la escena.

Mas de 150 invitados en el salón mas caro y exclusivo de la ciudad. La mejor comida, los mejores vinos. Nada era demasiado para los padres de Eduardo. Lo único fuera de lugar esa noche fue el.

Ella hablaba con algunas de las chicas de la oficina, lo había perdido de vista hacia un rato largo pero no se preocupo, le gustaba salir a fumar con los amigos a los balcones. Estaba todo preparado para la presentación la luces iluminaban el escenario de una manera brillante para agasajar a la pareja. Fue entonces cuando el desastre ocurrió.

Un mal paso de Eduardo, un terrible mal paso que hizo que se desprendiera el telón y lo dejara al descubierto teniendo relaciones con una de las invitadas.

Ella primero se quedo mirando sin entender, hasta pensó que era una broma. Luego lo vio demasiado de cerca. Demasiado.

No dijo ni una palabra, tomo la dignidad que le quedaba junto con su cartera y su abrigo y se fue. No supo que paso después, no quiso saberlo, no le importaba. Apago su celular por si el intentaban llamarla y aunque su teléfono sonó a rabiar los primeros días ella no atendió. Había pasado una semana. Era hora de volver a tomar su lugar en la empresa.

Victoria ( en edicion)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora