Aún era invierno cuando la casa Conail se encontraba atareada, el mayordomo daba órdenes que la servidumbre debía cumplir prontamente; ¿la cuestión?, el más jóvenes de los Conail regresaba al país después de haber culminado sus estudios doctorales en París. Andrew Conail un jóven abogado de tez morena, ojos cafés y 1'80 de estatura había decidido aceptar un puesto como alto consejero del presidente (buen amigo y ex-socio de sus padres).
Elsa Amann de Conail la madre del joven se mostraban despreocupada por la llegada de su hijo menor pero algo estresada por el hecho de que haya preferido dedicarse a la abogacía y no a continuar con los negocios familiares en los que tan bien les había ido por años, recordaba el hecho de que su matrimonio llevo riqueza a ambas familias por el hecho de haberse concretado con este la formalización del consorcio transnacional más emblemático del continente.
No obstante el padre del joven, Lord Ritch Conail era evidente el disgusto de que su hijo regresará a casa, ¡su casa! Puesto que en su partida pactaron que si algún día regresaba, la casa principal pasaría a ser de él y sólo de él.
De repente sonó el timbre de la casa, al otro lado de la puerta se encontraba Andrew Conail acompañado de quien fue su nana durante la infancia, a quien había pedido encarecidamente le acompañara durante su viaje de estudios por Europa.
Rápidamente se hizo el silencio en toda la casa cuando la puerta se abrió.
- Bienvenido a casa joven -dijo el mayordomo ubicándose a un costado de la puerta, mientras al mismo tiempo hacia un gesto con la mano llamando a los empleados.- Uno de los empleados le colaborará con su equipaje.
- Muchas gracias Sebastián por tu atención, es un placer volver a verte.
- Bienvenido a casa hijo, como verás te estábamos esperando -dijo Elsa mientras se acercaba a la puerta sujetada del brazo de su esposo.
- Madre, padre -dijo el joven con un tono un poco desalentador.
- Veo que es cierto, haz decidido regresar ¿de forma permanente? -dijo su padre con el misml tono en que Andrew les había saludado.
- Por supuesto, pero he decidido cambiar ciertas partes de nuestro trato; pero eso será tema de discusión más adelante, por ahora solamente deseo descansar puesto que el viaje fue agotador.
- Ah, ummm. Claro, puedes descansar en tu habitación y tú Lara puedes descansar en tu habitación de siempre. -Dijo la madre en tono sereno tratando de calmar la situacion que sentía se avecinaba.
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No Importa Cuanto.
Teen FictionMuchas veces criticamos a aquellas personas a las que tachados de "desalmadas", pero ignoramos que quizá sean ellas las que tengan más alma que cualquiera; pero prefieren ocultarla por el hecho de que sienten más que una persona ordinaria. No import...