TODO INICIA

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Esa noche Andrew se negó a cenar en compañía de sus padres, necesitaba reorganizar sus ideas y meditar si la decisión que estaba a punto de manifestar era la correcta.

Al día siguiente por la mañana su madre entro a la habitación.

-¿Estas despierto?

-No he dormido nada. Estaba pensando en lo que habíamos hablado antes de mi regreso.

-¿Ya tomaste una decisión?

-Creo que si, pero... aún no se como decírselo a mi padre.

-Solamente díselo. Familia es familia y no importa nada más.

-Es curioso que en tantos años nunca me hayas dicho algo como eso; sino hasta ahora.

-No iniciemos con eso a esta hora; se que siempre has sentido que no te queremos por la manera en que hemos actuado, pero ha sido para brindarte a ti y a tu hermano lo mejor. -Dijo Elsa en un tono más imponente del que había utilizado hasta el momento en la conversación.- Es lo por lo que más nos hemos esmerado.

-Ummm. Hablando de ello, ¿Donde esta Alexey? No lo he visto desde que llegue.

-Cuando te fuiste, tu hermano tomo tu lugar en la administración del consorcio; ti padre lo envió a administrar las inversiones en España, hace mucho no me pasa al teléfono. Siempre prefirio a tu padre. -Dijo en un tono un poco triste.

-No importa, cada cual ha elegido ya su camino.

El sonido de un carro frenando en seco los saco de la concentración en la que estaban. Un deportivo rojo se encontraba estacionado en la puerta principal de la casa.

-¿Qué clase de persona se atreve a entrar de esa manera a mi casa? -Gritaba Lort Ritch Conail mientras iba bajando las escaleras de la casa. -Sebastian, llama a seguridad, que envíen a todos inmediatamente.

-No es necesario que hagas todo eso padre, quien ha llegado es Alejandro.

-Dile a ese amiguito tuyo que esa no es forma de visitar mi casa. -Sentencio Lort Ritch mientras miraba los ojos de su hijo de una manera intimidante.

Sebastian abrió la puerta de la casa y saludo a Alejandro, mientras le pedía un momento para que el joven Andrew bajara a resivirle.

Adrew se arregló rápidamente colocándose una camiseta blanca con lineas negras, unos jeans negros que le quedaban algo ajustados y un poco de perfume; lavó su boca y se peino lo mejor que pudo, para atender a quien había sido su mejor amigo durante años.

-Hola ¿cómo estas? -Dijo mientras bajaba las escaleras.

-Que ¿cómó estoy? ¿Desde cuando esa es manera de saludar a tu mejor amigo despues de años sin haberlo visto?

-Lo siento, es que aún mi cerebro opera de una manera algo lenta, ya sabes... es demasiado temprano. -Respondió con una sonrisa de medio lado, mientras re acariciaba el cabello.

-No te preocupes. Ten, te traje chocolates. Se que los suizos son tus favoritos pero tienes que probar los holandeses; ¡son la LO-CU-RA!

-Jajajaja, si que me conoces.

-Más de lo recomendable diría yo ¿Quieres salir a dar una vuelta?

-Más de lo que te imaginas.

Caminaron juntos hasta el auto sin decir una sola palabra, cuando estaban dentro Alejandro inició a manejar hacia el malecón; recogieron alrededor de 100 kilómetros sin hablar, de vez en cuando Alejandro se distraía de la vía viendo el rostro dormido de su acompañante. Cuando estaban cerca de llegar y vio una gasolinera, se bajó del auto por un tiempo. Cuando regreso contempló a su amigo y jugó con su cabello antes de encender el auto y continuar.

No Importa Cuanto.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora