Nunca más.

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Nunca le dije ésto a nadie, pero nadie sabía mi verdad porque sabía que me iban a llamar como una estúpida loca. Siempre fui muy confiable pero a la hora de que yo necesitaba algo, o mejor dicho, a alguien; estaba sola. Ni mis amigas, ni mi familia iban a entenderme. Cómo yo no estaba a gusto de mi cuerpo, empecé gimnasia modeladora, dónde ya fui dos clases, en una estuve bien, pero en la segunda, mis pies no estaban encajados a mis piernas, todo fuera de coordinación. Sentí por 15 minutos un vacio y me quede 20 minutos parada en el medio de la habitación llena de vergüenza, miedo y angustia. Sólo sé que era yo como una corriente a mi alrededor. Me sentí nadie, un fantasma...

Todo empieza el día que naces, cuando a tu mamá le agarra diabetes y ya casi no respiras. Naces como mueres. Vives como puedes ¿Qué me dirías si mañana me muero? ¿Qué pasaría si crees que ya no estoy con vida? ¿Qué es esto, mi nota de suicidio?

Bueno, empezamos... edad: 14. Amigos: a los que yo les importo y a mí me importan, con los que confío. Familia: sí. Enemigos: balanza, yo, mi vida...un día me levante de mi cama con mucha bronca pensando en mi diario intimo que estaba en la biblioteca mezclado con mis libros, era celeste y con un listón rojo con un dije de AMOR Y PAZ. Lo agarre con miedo y ansias, lo abrí. Y solo se me ocurrió esto: ROMPER ROMPER ROMPER ROMPER ROMPER ROMPER Y ROMPER. Mire para un costado y la vi, la tijera sentía que me llamaba, pude decirme a mi misma que yo era fuerte, así que la agarre y la tire al tacho. Fui al baño corriendo y me senté contra la puerta a llorar, no era nada normal para una persona que no sea yo. Estaba la balanza en el baño y salí del baño a mi pieza, de mi pieza al baño, del baño a mi pieza, de mi pieza a comer chocolate.

Entre toda esta mierda sigo pensando en Marcos, me cuesta olvidarlo. Olvidar su perfume, sus chats, ver sus conexiones, escuchar su voz, sentir que lo veo mil veces, pero nunca es él. Olvidar es difícil, eso me mata, me cuesta, me rompe el corazón y mis lagrimas ya caen al suelo otra vez.

...agarré la cuchilla del sacapuntas, mire mis piernas, mis brazos y mi panza y solo me rasguñe el brazo y lo tape con mis pulseras; no sentí nada, era como una paliza cuando ya no tienes vida. Porque todo lo que nace con vida, termina sin vida. Y ésta soy yo.


El Diario de Ema.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora