capitulo 5: en las nubes

20 1 0
                                    

hola!!!! espero q dejen criticas tanto como si les ha gustado como si no, necesito saber que piensan de esta historia, si va bien encaminada, si le falta algo si le sora otro... en fin, voten si les gusta y comenten por favor!!!

gracias...

Capitulo 5: en las nubes

El despertador sonó como de costumbre, a las 7 A.M., y yo me levante, como de costumbre, a las 7.15. Todo lo sucedido en la noche anterior aun parecía ser un sueño, la capa, el castillo, el oro, la historia, la magia... 

Una parte de mí sabía que eso no era posible, no podía ser posible, o sea, nunca había creído en la magia, con suerte aceptaba las ridiculeces que aparecían en los libros, por lo que aceptar que yo poseía algo relacionado con ella, era... 

Pero otra parte de mí, me aseguraba que todo era real, hasta el más mínimo detalle. Incluido el chico de la capa azul. 

Sentí como enrojecí de manera repentina al acordarme de lo amable que había sido conmigo desde el momento en el que nos conocimos, lo torpe que fuimos ambos al minuto de presentarnos, cuando dijimos "hola" al mismo tiempo, como si, de alguna manera, estuviéramos sincronizados. Volví a enojarme por no acordarme de su nombre, acaso era William, o Freddy, o quizá Jeff... 

Pensé en mil y un nombres mientras me vestía y me peinaba, pero ninguno me era familiar, o al menos no lo sentía apropiado para él, ninguno encajaba con él. Pero no podía pensar en él todo el tiempo, ni siquiera tenía toda la certeza del mundo de que él era real. Además, había otras cosas más importantes de las que preocuparse, como por ejemplo, el gran y notorio huevo que tenía en la frente, el que no pude ocultar con nada, ya que no tenía maquillaje para hacerlo. Al menos no el necesario. 

- ¿Qué haces levantada, cariño? - dijo mi madre levantándose de la mesa y acercándose a mí con el semblante lleno de preocupación 

- Yo... tengo que... escuela - balbuceé un poco mareada 

- Hoy no puedes ir - dijo sonriendo mientras me tomaba de los hombros y me llevaba hacia las escaleras para dejarme en mi cuarto - ayer te golpeaste la cabeza, es peligroso que vayas en estas condiciones 

- Pero estoy bien - dije con un mediocre tono de convencimiento 

- ¿Cuántos dedos ves? - pregunto mostrándome algunos de sus dedos. Quise reírme de su pregunta, pero la verdad era que no podía ver con claridad la cantidad que me estaba mostrando, parecían ser dos, o tres, perfectamente podían ser cuatro o la mano entera. 

- Bueno, quizá esté un poco mareada, pero no es nada grave 

- Te quedaras en casa y no se habla más - me beso la frete y me acostó en la cama igual que como lo hacía cuando niña - yo me quedaría contigo a cuidarte, pero hay una reunión importante y tu padre no pudo excusarme esta vez 

- P-p-pero - tartamudeé  

- Pero nada. Hay un poco de leche en el refrigerador y puedes pedir pizza para almorzar. - me tiro un beso y apago la luz. - llama por cualquier cosa. Nos vemos a la tarde. 

No tuve tiempo ni decirle adiós cuando ya había cerrado la puerta.  

Quedarse en casa no era tan malo después de todo, no si tienes un huevo del porte de un melón adornando la frente, ni cuando ves los dedos de tu madre borrosos y distorsionados a menos de 20 centímetros de tu rostro. 

Pero no tenía ganas de dormir tampoco, por lo que me levante a coger el iPod y me quede acostada escuchando música hasta el mediodía. Al parecer la lluvia había cesado porque se escuchaba el cantar de pajarillos en el jardín y porque enormes y luminosos rayos de sol se colaban por mis ventanas. 

La misión del fuego I: La llave y la dagaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora