Sangre Corriendo

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Ahora ya no eran golpes, ahora eran cuchillos que cortaban la carne y me atravesaban sin piedad.

Me colgaron de mis manos como ganado muerto, si no fuera por las cadenas ya hubiera caído. La sangre corría abundantemente y después de descubrir que mis órganos, no...después de descubrir que todo mi cuerpo tenía el poder de regenerarse, decidieron torturarme aún más....

"AAAAAAHHHHH!!!" - grité a medida que el cuchillo atravesaba mi costado

"BASTA!!"

"Es una simple pregunta, Takarashi....¿dónde está el terrorista Kagari?" - preguntó levantadome la cabeza y posicionando el cuchillo en mi garganta. Simplemente me rozó mi mejilla, lo que provocó que dejará salir un suspiro de alivio.

"Mira, tengo que entregar a mis clientes a Kogami, Kagari y a ti. Ellos ya tienen en custodia a la inspectora Tsunemori y yo sólo cumplo mis promesas." - explicó Rutaganda

"Si lo supiera igual nunca te lo diría.¿Por qué darte su ubicación sólo para guiarlo a su muerte?"

"Te haré una propuesta, tal y como se la hice a Kogami. Unete a nosotros, una chica como tú, que no siente dolor y se regenera todo su cuerpo.." - pusó su mano suavemente en mi barbilla y la levantó - "¿Qué clase de mostruo eres?"

"Prefiero morir." - susurré. Con eso dejó caer mi cabeza y empezó a desencadenarme, lo que provocó una caída con estrépito y ruido. Apenas si podía mirar hacia arriba...

"Atenla a la silla." - ordenó a las dos personas. Cada una me tomó del brazo y me llevaron a una especie de silla metalica, me ataron las manos por detrás y me pusieron una cadena en cada pie. El segundo hombre se acercó y me despojó de mi polera con un cuchillo dejando mi piel al descubierto, solo me cubría mi sostén y....las cicatrices y suturas.

"Rutaganda, mira esto..."

Rutaganda se acercó, observó detenidamente y apoyando el cuchillo en mi piel dijo...

"¿Qué pasó Takarashi? En Japón están locos ¿o qué?"

No respondí pero moví ligeramente mis manos atadas. Se inclinó y buscó en mi bolsillo sólo para encontrar mi comunicador.

"Esto me da una idea. Llamaré a Kagari y él contestará pensando que eres tú. No se podrá rastrear pero tengo que hacerle otra propuesta. Traéme las pinzas grandes." - ordenó a la mujer, quién se las lanzó.

El ser humano es tan estúpido que no se conforma con su propia miserabilidad, necesita hacer la vida más miserable a otra persona para complacerse.

"¡Misaki! ¿Dónde estás?" - ví su rostro a través de la llamada holográfica, preparada para verlo por última vez.

Su rostro palideció y sus ojos expresaron terror al ver lo que me habían hecho.

Rutaganda se acercó con las pinzas, las ubicó en mi tobillo derecho y empezó a presionar.Mis gritos inundaban la habitación, no podía soportarlo. Al apretar tanto, mi pierna se desprendió de mi cuerpo.

"¡¡Maldito bastardo!! ¡¡No le hagas daño!!" - gritó el chico de cabello naranja

"Te tengo una propuesta, entregate y pararé de hacerle daño a Takarashi sino...cada 20 minutos ella perderá una parte de sus extremidades. 20 minutos es suficiente para que la extremidad de su cuerpo se regenere otra vez. Imagínate, que te amputan la misma extremidad una y otra y otra y otra vez..." - sonrió

"Kagari...no..." - mis palabras fueron detenidas por una mordaza alrededor de mi boca puesta por la mujer. Mis gritos se hacían cada vez más silencioso e inentendibles.

"Entregate...." - volvió a recalcar Rutaganda y colgó la llamada

"Quitale la mordaza..." - ordenó a la mujer, quien obedeció.

"Me gusta escuchar sus gritos."

La sangre cubrió el suelo y me daba cuenta que cada vez que mis extremidades volvían a crecer, me había convertido en un monstruo.

Pasó toda mi vida por mis ojos, como había llegado a la posición en la que estaba, como podía haberlo evitado y...que iba a ser de mi, ¿siquiera alguien se acordaría de mi existencia?

Entonces lo ví entrar...

"Ka...Kagari...¿¡QUE HACES AQUÍ!?"

Psycho Pass: Sangre En Las ManosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora