Capítulo 9

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PARTE 9

(Santos observó la alianza con más detenimiento. Era dorada como la mayoría pero bastante gruesa a diferencia de las comunes que solían ser sumamente finitas. Jamás había visto aquella joya y no entendía la razón por la que estaba en aquella habitación. Obviamente había terminado en el suelo producto del arrebato de posibles celos pero ¿de quien sería esa alianza y por qué la tenía guardada? Debía encontrar a Bárbara antes de que cometiera una locura. Aquella habitación le indicaba que estaba fuera de sus cabales y eso era sumamente peligroso en alguien como Bárbara y sobretodo para los que se cruzaban con ella en aquel estado. Inmediatamente salió de la casa y volvió a subirse a su caballo ¿Qué si había vuelto a la poza? Quizás pretendía enfrentarlo después de haberse desquitado en la casa y suponía que él seguía allí. No tenía tiempo de cambiarse. No podía arriesgarse a que María Teresa y Bárbara se encontraran después de estar lo suficientemente seguro de que ella había presenciado aquel beso. Tiró de las riendas y cabalgó rápidamente hacia el lago)

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(María Teresa entró a la casa, cruzó el living y frenó inmediatamente. Estaba a punto de quitarse el top mojado cuando sintió un penetrante olor a tabaco dentro de la casa)

María Teresa (levantó la cabeza y respiró hondo): "Bárbara (suspiró) ¿QUÉ HACES AQUÍ?"

Bárbara: "Te crees muy lista ¿verdad? Confundiéndolo, besándolo, esperando que él tenga alguna reacción hacia ti"

María Teresa (desvió la mirada hacia el sillón): "¿Nos viste? (sonrió) ¿Y a qué viniste? ¿Viniste a que te contara lo maravilloso que fue o a contarme qué sentiste?"

(Bárbara respiró hondo y apretó sus dientes con fuerza, todavía manteniendo su mirada fija en la nada)

María Teresa (caminó hasta quedar frente a ella): "Dime, Bárbara ¿Cómo se siente perder?"

Bárbara (levantó la mirada y sonrió): "¿Crees que por haberlo besado conseguirás quitármelo? (se levantó del sillón y se acercó a ella) No podrás conmigo. No te voy a permitir que te le vuelvas a acercar"

María Teresa (sonrió): "¿Igual que no me permitiste que lo besara? (la sonrisa se desdibujó en el rostro de Bárbara) ¿Sabes qué? Tienes razón, no podré. Simplemente porque no puedo quitarte algo que NUNCA fue tuyo"

Bárbara (respiró hondo, sus ojos estaban abiertos de par en par, sentía como sus párpados latían producto de la rabia que subía rápidamente desde los pies hasta su cabeza): "Te aseguro que no quieres meterte conmigo"

María Teresa (levantó el mentón): "Tu te metiste primero conmigo cuando me arrancaste lo que más amé en la vida"

Bárbara: "No me busques, desgraciada porque te vas a arrepentir"

María Teresa (gritó): "TÚ ME BUSCAS A MÍ (sonrió) Igual que Santos (la miró fijo) Me cansé de escuchar tus amenazas (se acercó a centímetros de su rostro) No te tengo miedo, Bárbara ¿Tú puedes decir lo mismo de mí? (caminó hasta la puerta y la abrió con fuerza) VETE DE MI CASA"

Bárbara (se acercó a la puerta, sus ojos destilaban una oscuridad nítida a pesar de ser claros): "A mí NADIE me echa de ninguna parte"

María Teresa (levantó el mentón sin quitarle la mirada de encima): "Pues yo no soy nadie. No vas a convencerme aunque me hables de por vida. SAL DE AQUI"

(Ambas se quedaron en silencio durante unos cuantos segundos)

María Teresa: "¿No vas a irte? PUES ME VOY YO. Quizás hasta me encuentre con Santos una vez más. Tu quédate si quieres"

Un Santos entre dos mundosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora