Before I die.

capítulo dos.

La pizza estaba deliciosa, la devoramos entre los dos. Al principio solo comí un trozo, pero él insistió que debía comer más, así que acabé comiendo la mitad y él la otra. Mientras comíamos intenté sacarle información, me ha contado que la persona que él no pudo salvar era muy importante para él, supuse que era una ex novia o un familiar. También me ha dicho que tiene veintiún años y dos hermanos. Quedé sorprendida cuando me dijo su edad, pensaba que era mayor que yo pero jamás pensé que por cinco años.

Ahora vamos en su coche, camino a su casa. Ya no siento vergüenza por que me haya visto a punto de morir, me siento bien. Es extraño sentirme bien.

Son las cuatro Pm y mi cuerpo ya se está sintiendo pesado. Justin ha puesto música en la radio y justo ahora están pasando This Love. Una canción perfecta para quedarse dormida en paz. Me acomodo en el asiento y quedo en posición fetal, cierro los ojos.

- ¿Tienes sueño? -pregunta. Abro un ojo y lo miro.

-Si -vuelvo a cerrarlo. No dice nada más y eso me agrada, no quiero escuchar nada que no sea esta relajante canción.

De a poco mi cuerpo se vuelve más ligero y la música más lejana, quiero dormir pero esta no es una posición muy cómoda. ¿Cómo puedo dormir mientras la persona que me ha salvado va manejando y muerto de sueño? Me siento culpable, así que abro mis ojos.

- ¿Cuánto falta? -me enderezo en el asiento.

-Justo -dobla en una esquina y estaciona frente a una casa blanca- aquí.

El auto de mi madre está estacionado ahí. La casa está bien cuidada, tiene plantas en maseteros y una reja con detalles blancos. Luce bien.

Cuando tengo mi mano en la manilla y estoy a punto de bajar, un escalofrío recorre mi espina dorsal, seguido de un dolor en esta misma. Él lo nota y se voltea a mirarme. Un dolor sofocante comienza a surgir de mi cien y oigo un pitido en mis oídos. El aire comienza a irse y por ende mi respiración se hace más pesada. Antes de que pueda decir algo o hacer algún movimiento, mis ojos se cierran. No estoy dormida, no estoy inconsciente, pero mis ojos insisten en mantenerse cerrados y por más que luche por abrirlos, no ceden. No siento mis piernas, pero puedo notar cuando Justin me toma en brazos y corre conmigo dentro de su casa. Dejo de oír el molesto pitido y mi respiración se regula. Me recuesta en lo que, supongo, es un sofá, y comienza a hacerme aire con su mano. No lo necesito así que, con dificultad, levanto un poco mi mano y aparto la suya. Él la envuelve con la de él.

Permanecemos en esa posición, yo acostada casi sin poder moverme y él junto a mí, acariciando mis manos. Mis ojos ya no se sienten pesados, pero mi cabeza aún duele. Abro mi ojo derecho y lo primero que veo es a Justin. Tiene sus ojos cerrados y se está quedando dormido sentado en el suelo, junto al sofá. Me enderezo y eso lo obliga a abrir sus ojos. Sonríe.

-Has despertado -se pone de pie. Incluso con sueño y sus ojos rojos, luce bien.

-No sé que fue eso -sacudo la cabeza y separo mi mano de la de él. Repaso mi mirada por el interior de su casa. La mayoría de la decoración es blanca y gris, tiene cuadros de la torre Eiffel, las torres gemelas, el London Eye y lugares históricos como esos.

- ¿Quieres algo de beber? -ofrece y niego con la cabeza.

-Quiero dormir.

Aprieta los labios en una fina línea y parece que selecciona las palabras correctas para hablar.

-Yo... -comienza-, no sé si sea apropiado que te lo proponga, pero si quieres. Digo, si no te molesta... si te sientes muy mal, tú puedes, ya sabes... pasar la noche aquí.

Mientras espera mi respuesta, juega nervioso con sus dedos. Luce como un pequeño pidiendo permiso para salir a jugar al parque con sus amigos. Suelto una pequeña risa y asiento con la cabeza.

-Si no te molesta a ti, claro.

Sonríe. No es una de esas sonrisas que ponen los hombres cuando se salen con la suya, es una sonrisa de alivio. Cómo si realmente se preocupase de mí.