Abro mis ojos y logro ver una pequeña línea de luz entrando por el espacio entreabierto de la puerta. La puerta... ¿Dónde demonios me encuentro? Toco las mantas que me cubren y la almohada que está tras mi cabeza. Estoy en una cama, eso es seguro. La habitación de Justin. Me destapo y me siento. Los recuerdos de hace ¿una hora? ¿Una noche? Se me vienen a la cabeza. No sé la hora que es y me siento avergonzada.
Escucho voces afuera y me levanto de un salto. Hay alguien más aquí. Esto es vergonzoso y humillante. Me acerco a la puerta y la abro sin hacer ruido. Espero a que mis ojos se acostumbren a la luz y tomo una bocanada de aire antes de caminar por el pasillo. Tengo miedo, mucho miedo. ¿Qué tal si este chico es un asesino? ¿Un secuestrador o traficante de personas? Sin embargo, él fue tan lindo... esto es confuso y escalofriante a la vez. Asomo mi vista, corriendo con la mano algunos cabellos dispersos en mi rostro, y veo a Justin tomando una taza de café; está con un chico más y observan la televisión mientras comen frituras.
Una sensación de terror recorre mi interior. Alejo mi vista de ellos y dejo mi peso en la pared. Mi cabeza aún martillea pero es mínimo en comparación a lo que sentía hace horas atrás.
– ¿Audrey? –alguien toca mi hombro y doy un pequeño brinco hacia el lado. Dirijo mi vista hacia el emisor y me topo con los alucinantes ojos de Justin – ¿te encuentras bien?
– ¿Cuánto he dormido? –pregunto en un susurro, como si estuviese confesando mi mayor secreto. Él apoya su cuerpo en la pared, junto a mí y hace una pequeña mueca.
–Toda la noche –baja la mirada a sus manos–. Lo siento si no te desperté antes, solo pensé que te haría bien dormir...
Tapo mi rostro con ambas manos y niego con la cabeza. Mi madre me asesinará al llegar a casa. Me hará un gran interrogatorio, me castigará y tendré que ir a la escuela todos los días.
– ¿Qué hora es? –descubro mi rostro y vuelvo a mirarlo a los ojos.
–Las nueve de la madrugada –contesta, luego de echarle un vistazo a su reloj de mano–. ¿Quieres algo de desayuno? –Niego con la cabeza– ¿quieres que te vaya a dejar a casa?
–Puedo irme sola, no te preocupes...
–No tengo nada que hacer, Audrey, además después de lo de anoche, no te puedo dejar manejar sola. Hay un baño en mi habitación por si quieres asearte –sonríe. ¿Quiso decirme que estoy apestosa? Porque acabo de bañarme ayer. Asiento y me doy vuelta, camino a su habitación. Puedo sentir su mirada clavada en mí y eso me pone los pelos de punta.
Enciendo la luz y cierro la puerta tras de mí. Las paredes son de color grafito y tienen uno que otro poster de bandas que no conozco. Un palo de hockey cuelga junto a la cama y una mesita de noche blanca reluce junto a ella. Hay un armario en un extremo del cuarto y una puerta blanca que, suponiendo, es el cuarto de baño. Camino hacia ella y entro. El baño es espacioso y lleno de espejos, huele a canela. Me observo en el espejo más grande y luzco... espantosa. Mi cabello está despeinado y mi ropa desordenada, estoy sin zapatillas y mi rostro es un asco ¡que vergüenza!
Tomo un cepillo de cabello y comienzo a desenredar el mío hasta que mis rizos quedan en orden. Echo pasta de dientes en la yema de mi dedo índice y lavo mis dientes de esta manera. Lavo mi rostro, lo seco y salgo a la habitación. Justin acomoda algunas cosas sobre la cama y se voltea a verme cuando salgo.
–Mira lo que te traje –toma una camisa de cuadrillé entre sus manos y sonríe–. Fue lo más pequeño que encontré, puedes ponértelo si quieres.
Mi estomago da volteretas dentro de mí y unas repentinas ganas de sonreír se hacen presentes. Las reprimo.
–Muchas gracias –le agradezco. La deja en mis manos y se sienta en el borde de la cama. Le observo con una ceja alzada; no era eso lo que esperaba, pensé que saldría de la habitación para poder cambiar mi ropa... Sin embargo, él suspira y recorre con su mirada toda la habitación, lamiendo la comisura de sus labios.

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Before I die.
Fiksi Penggemar¿Qué pasa cuando se abrazan el amor y la muerte? ¿Se muere el amor? ¿O se enamora la muerte? Tal vez la muerte moriría enamorada y el amor amaría hasta la muerte...