Capítulo 9.

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Yami se quedó helado después de que Yugi contara su pasado, o al menos una parte de él. Apretó sus manos con fuerza, estaba cabreado. ¿Qué clase de hombre le hacía eso a una mujer? Sobre todo a Yugi, ella era una chica verdaderamente buena, de buen corazón. No merecía ese tipo de sufrimiento, ahora entendía porque gritaba cosas raras el día que la llevo a clases en su moto.

Ahora que lo recordaba, sobre aquel hombre que la ayudo... ¡Era el! ese día había escapado del campus y su padre había enviado muchos a buscarlo, por eso se cubrió por completo.

Él había conocido a Yugi desde hace un año, y vaya que había cambiado mucho.

Sonrió nostálgico y abrazo a Yugi fuertemente contra él, oliendo su perfume a fresas. Esto debía ser el destino, definitivamente después de un año volvieron a verse.

Yugi por su parte al sentir el abrazo de Yami, se abrazó fuertemente a él mientras se desahogaba en su pecho, él se dedico a acariciar sus cabellos tricolores. Se veía tan... hermosa aún en ese estado.

Los corazones de ambos palpitaron con fuerza, sintiendo un cien mil de sentimientos sobre sus corazones.

No cabía duda, ellos... estaban enamorados uno del otro.

Yami se separo limpiando las lagrimas de Yugi, quien paró de llorar al ver a Yami tan cerca suyo. Ambos rostros fueron acercándose lentamente, estando ya a centímetros de juntar sus bocas, le susurró el mayor.

- Sólo quiero que sepas, que mis sentimientos por ti son reales. - Susurró contra sus labios, Yugi sintió el aliento de Yami sobre sus labios.

Lo que hizo que temblara un poco, hizo una ligera mueca al recordar un problema.

- No logró entenderte, no sé si juegas conmigo ¡Primero me  tratas mal y luego me acosas sexualmente! no sé que es lo que sientes. - Yugi empuñó sus ojos sintiéndose frustrada ante tal lío.

- No juego contigo, siento si has pensado que juego contigo sexualmente y emocional, pero la verdad... es que para mi es una forma de demostrar mis sentimientos hacía ti. - Susurró colocando una mano en su mejilla de ella.- no soy bueno con las palabras, me siento cómodo con las acciones. Te molestaba para ver tus expresiones, son interesantes. Lo suficiente para hacer que mi corazón se acelere velozmente, tu sólo provocas ese efecto de estar siempre a tu lado. - Tomó las manos de Yugi, besándolas causándole que Yugi acelerará su pulso.

- ¿Qué hay de Seto? - Soltó Yugi de repente, cosa que se arrepintió en seguida, al ver la cara de confusión de Yami.

- ¿Qué quieres decir?

Ella se movió incómodamente.

- Digo ¿él no te gusta acaso?

Yami río divertido ante la idea que se imaginaba.

- ¿De dónde sacaste eso, Yugi? Seto y yo somos primos, es ilógico lo que dices.

- ¿Qué? pero él me dijo que... - Yami la interrumpió posando su dedo índice en su boca.

- No sé que te habrá dicho mi primo, pero él y yo somos familia. No nos podemos gustar, y sí a él le gusto, pues lo lamento por Seto. No puedo corresponderle ya que estoy locamente enamorado de ti.

Yugi sintió sus mejillas arder, definitivamente ahora mismo estaría toda roja.

Se alivio por un momento, pero luego pensó en Seto. Y por su aspecto podría decirse que él era un chico algo distante y... capaz de hacer cualquier cosa.

Pero sus pensamientos se desvanecieron al sentir los labios de Yami sobre los de ella, besándolos con suavidad. Lo cuál ella siguió sonriendo en medio del beso,

La Infiltrada. | Book #1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora