Introducción.

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Siempre que conozco a alguien, veo en dicha persona una historia.

Quizás por eso me relaciono bien con las personas, como según dice mi madre.

No creo que tenga nada que ver con eso, simplemente creo que todo lo complejo en este mundo se esconde tras una historia que tenemos atravesada en la garganta, que nos está ahogando, pero que en vez de comer pan y solucionarlo, seguimos tragando esperando que el malestar pase. Pero la realidad es que esa historia nos sigue ahogando, sin dejarnos avanzar, sin dejarnos mejorar, o sencillamente, seguir hacia delante.
Y pueden ocurrir dos sencillas cosas: o acabamos ahogados muertos con nuestra historia atascada o terminamos contando nuestra experiencia, tragando pan, sufriendo y finalmente, siguiendo adelante.

La frase más usual más usual en mi whatsapp ha sido siempre "necesito un consejo". Nunca he creído que sepa dar consejos medianamente decentes, ni siquiera consejos malos.

Cuando conocí a mi querido amigo Ángel, me explicó que no se dan consejos, si no opiniones. Y es una gran verdad, sobrevaloramos el término consejo, creyendonos que realmente somos quiénes para darlo.

Y la pregunta es, ¿quién cojones somos? ¿cómo podemos darnos el lujo de decidir por los demás si no somos capaces de resolver nuestros problemas?

Así que no, no vengo aquí de "marisabidilla" diciendo que tenéis o no que hacer. Yo solo vengo a contar lo que escucho y leo y lo que esas historias me han enseñado y espero que, como muchas veces al verlo yo reflejado en otras personas, resolváis vuestro problema.

O sigáis tropezando con la misma piedra.

Bueno, no me voy a enrrollar mucho más, comencemos.

Lo que a todos nos pasa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora