Hablemos de amores imposibles.

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Banda sonora del momento: Ludovico Einaudi - Oltremare; Divenire - Ludovico Einaudi; Monday - Ludovico Einaudi; Speechless - Oli Brown; I can make your day - Oli Brown.


Hace días que vengo oyendo a mi madre hablar ilusionada sobre unas planchas de pelo que quería. Eran unas planchas ideales, con ionizador para que no se te encrespe el pelo, de cerámica, que si con pantalla táctil, cierre de seguridad y 250W.Vamos, el sueño de toda mujer con cabellera encrespada y rizada que quiere un pelo liso de anuncio.

Y por eso introduzco esta historia con las tenacillas de mi madre. Porque un día, en casa de una amiga probó las suyas y se enamoró irremediablemente de ellas. Las buscó en todas las webs, en el Carrefour (pobres vendedores, no sabían lo que les esperaba), hasta que finalmente dio con unas muy similares en Wallapop.
No eran exactamente el mismo modelo que el de su amiga (de hecho, eran un modelo superior) y entonces, las compró y las probó.
Cuando estaba en el baño utilizando sus nuevas tenacillas Philips, empezó a poner peros. Que si no calientan igual, que si tenía que pasarlas dos veces para que se le alisase, que sino cerrraban correctamente... En fin, esas quejas insustanciales que no venían a cuento.

Fue entonces cuando caí en cuenta: las había idealizado.

A eso vengo a hablaros  hoy, a los amores imposibles que tanto idealizamos. Y es que, cuando nos enamoramos de alguien que sabemos que ni por hache o por be podemos tener, lo  idealizamos. Nosotros decimos que no, que no es una ilusión, que esa persona x es maravillosa de por si y que solo somos realistas.

Os voy a contar la maravillosa historia que viví con Marga.

Hace aproximadamente un año, conocí a Marga por Twitter. Por aquel entonces tenía una órdida de seguidores en avalancha y muchas de ellas eran chicas ligeramente acosadoras.
Cuando me encontré el perfil de Marga, la verdad es que me pareció de buenas a primeras ideal. Inteligente, atractiva, con un humor muy peculiar, un gusto esquisito por la música, la fotografía, el arte y la poesía. Lo que catalogo como mi ideal de mujer y sobretodo, como mi ideal de persona.
Por aquellas épocas, yo estaba en una espiral de amores imposibles. Me encontraba idílicamente enamorada de mi mejor amiga, en un rollo si futuro con mi ex novio y acababa de conocer a Marga.

Comencé a hablar con ella con mi inusual atrevimiento de tomar por inteligente a toda aquella persona que me resulta interesante y comenzar un coqueteo sutil y enigmatico bastante característico en mi.

Derivó en horas hablando, en darnos en Whastapp, en audios, llamadas telefónicas, bobardeos continuos de mensajes y finalmente, en un sentimiento. Uno que era mutuo.

Y entonces, llegó la idealización. Ese momento en el cual toda virtud de la persona amada se convierte en una característica única, inigualable, algo que ni de lejos podrá tener otra persona.

Esta realidad no es más que un espejismo de un desierto sentimental, una huella que deja el camello por su paso en la arena. Una huella que se borrrará con el paso del tiempo.

Porque cada ser humano tiene condiciones distintas que los hace especiales, sin embargo, nos empeñamos en no verlas, en buscar las que tenía aquella persona que nos marcó y dejó huella sentimental en nuestra arena del tiempo.

Nuestra relación de amor imposible fue una idealización loca de lo que podríamos haber sido porque no había valor suficiente para ir más allá pero tampoco faltaba sentimiento para reprimirnos. Eramos valientemente cobardes.

Toda esta historia quedó exactamente igual durante meses. Nunca pudimos consumar esas ganas. El destino nos lo puso en bandeja un par de ellas, pero las situaciones no dieron paso a ello. Siempre una de las dos echaba un paso hacia atrás.

A día de hoy he aprendido que si tiene que pasar, pasará. Si no pasa, es porque no tenía que pasar. Quizás es una idea un tanto karmática, pero es una realidad, o por lo menos es mi realidad.

Lo que sí sé seguro, es que la idealización de los amores imposibles no debe influir en otras relaciones.

"Los espejismos solo son ilusiones del alma. Ilusiones subjetivas de un mundo realista. Los amores imposibles se llaman así porque algo nos impide tener el valor de dejar de ser cobardes."

Concluyendo, diré que mi madre está bastante encantada con las planchitas que compró. Después de tantas pegas, al final es feliz con ellas. Y yo que me alegro.
Este texto va dedicado a los dependientes del Carrefour que han soportado las últimas cuatro devoluciones de mi madre. Gracias por la paciencia.


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