Capítulo 8
—Hidan, Kakuzu.—Llamó Pain.
Estaban nuevamente en una reunión, esta trataba principalmente de capturar al bijū de dos colas, el Nibi de la aldea de la nube.
—¿Ah?—Desconcertado alcanzó a decir Hidan virando su vista al líder.
—Ustedes irán por el bijū.—Informó.
—Entendido.
***
—Ayame.—Llamó alguien al otro lado de la puerta.
—¿Eh, Deidara?—Se levantó de la cama, caminó hasta la puerta y abrió esta unos centimetros.
—Necesito hablar contigo.—Miró ambos lados del pasillo y volvió su vista a la niña, ésta asintió y le dejo pasar.
—¿Qué sucede?—Inquirió volviendo a su cama y viendo como su compañero se sentaba a los pies de esta.
—Hidan y Kakuzu se fueron hace diez minutos y no dijiste nada.—Comenzó— ¿Estás bien?
—Si... —
—Danna murió porque no fue fuerte emocionalmente, debes saber eso.—Interrumpió.—Debes saber que si dejas que el enemigo vea tus sentimientos o debilidades, morirás seguro.
Ayame bajó la mirada, sabía que Deidara tenía razón, era similar a lo que Konan le había platicado hace unos días.
—Detente, por favor.—Susurró casi inaudible, cerrando los ojos con fuerza.—Sé que tienes razón pero sólo sucedió en aquella ocación, no volverá a pasar.
—¿Quién dice que no?—Enarcó una ceja.
—Deidara no estás ayudando.—Masculló—No volveré a mostrarme debil ante ningún otro enemigo.
—Pero ambos sabemos bien que esos ninja de la hoja no eran tus enemigos.—Comentó él con aires superiores haciendo que Ayame se tensara notablemente.—Lo ves, no puedes negar que esos sujetos son importantes en tu vida.
—No puedo negarlo, tienes razón.—Rió sin gracia—Esos sujetos son lo mejor que paso en mi vida, luego de mi hermano.
—Entiendo, tú no eres mentalmente una criminal de rango S. Aún ni sales en el libro bingo.
—¿Qué estás insinuando?—Apretó sus puños con fuerza y fulminó con la mirada a Deidara frente a ella.
—Insinuo que eres débil.—Soltó de golpe, sorprendiendo a Ayame.—Tú ninjutsu, taijutsu y genjutsu son muy buenos, pero si sigues sintiendo culpa cada que mates a alguien no llegarás a nada.
—Y-yo...—
—No intentes negarlo, siempre intentas dejar vivo a la mayoría y cuando llegas a matar a alguien luces desanimada, también con la mirada apagada y decepcionada de ti misma.
—Deberías dejar de hablar tanto.—Bufó Ayame virando su vista hacía la pared de la habitación.
—Debes prometer que serás fuerte, Ayame.
—No puedo prometer eso, Dei.
—Vamos, todo el tiempo que has estado aquí ha sido increíble, no puedes dejar que ese encuentro con los de Konoha te deje así, tú eras fuerte ¿Que sucedió?
—Es complicado.
Deidara se levantó de golpe y se poso delante de Ayame, quien lo miraba esperando lo que sea que pensaba su compañero.
—Vamos a entrenar.—Jaló del brazo a la niña y la paró de su cama, para seguido arrastrarla literalmente fuera de la habitación.
***
Una explosión mando a volar a Ayame quién impactó con el tronco de un árbol y cayó rendida al piso.
—No te estás esforzando.—Comentó agitado Deidara caminando hacía la niña que respiraba con dificultad tirada en el suelo.
—Sólo me desconcentré, vamos otra vez.—Intentó levantarse pero fue un intento fallido ya que se tambaleó y volvió a caer.
—No, luego seguimos.—Rió Deidara.
—Está bien, además tengo hambre.—También rió.
—Deberías entrenar con esa katana, hm.—Apuntó la pequeña espada que Ayame lucía y jamás usaba.
—Debería.—Por acto reflejo agarró la katana y la posó entre sus manos.—Es muy especial...
—Kisame podría ayudarte, ya sabes, es uno de esos siete espadachines.—Se encogió de hombros.
—Le pediré ayuda al hombre pez.—Rió y volvió a guardar su katana.
—¿Quieres que te lleve a la guarida?—Inquirió al ver que su compañera a penas y podía moverse.
—Si.—Estiró sus brazos hacía Deidara juguetonamente y este rió al ver la acción de la pequeña.
Deidara tiró de los brazos de Ayame y esta se levantó de golpe impactando contra su torso, éste al no calcular bien terminó agarrando de los hombros a la pequeña y ambos conectaron sus vistas de una manera sumamente casual.
—E-eh.—Comenzó el rubio sonrojandose al ver aquellos ojos azabaches tan cerca.—Y-yo...—
—No pasa nada, Dei.—Ayame rió y se separó del rubio, sin percatarse muy bien de la situación reciente y dejando a Deidara decepcionado un poco.
***
—¡Por favor Kisame!—Pidió Ayame por onceaba vez al hombre mitad tiburón que seguía buscando comida en la alacena.
—Déjame en paz.—Se agachó para buscar debajo de la mesa y otros sitios bajos.
—¡Por favor!
—¡Agh! Esta bien.—Golpeó el piso con sus manos y se levantó.—Aquí no hay comida.
—Si quieres puedo hacer pesca...—
—¿Y tú quieres que te ayude con tu espada?—Inquirió Kisame con un leve tic en el ojo.
—Iré a ver si Konan tiene algo de comida.—Salió corriendo hacía donde creía, la peliazul estaría, la oficina de Nagato.
Sin tocar ni nada entró de golpe como hacía siempre y dentro se encontró a Pain, Konan y Tobi, aquel nuevo miembro de Akatsuki y nuevo compañero de Deidara.
—Líder-sama.—Saludó con una gran sonrisa, intentando que Pain relajará la mirada fulminante que le había dado.—Konan, Tobi.
—¡Ayame-chan!—Exclamó con su voz extrañamente aniñada el enmascarado.
—¿Qué ocurre?—Preguntó Konan acercandose a la azabache y sacandole una pequeña rama que tenía en su cabello.
—No hay comida.—Dijo, mientras la peliazul acomodaba la flor de papel en su cabello negro.
—Kakuzu.—Masculló Pain agarrandose la cabeza con ambas manos.
—¡Tobi es un buen chico!—Exclamó de la nada y de su capa sacó frituras embolsadas.—¡Para Aya-chan!—Se las tendió gustoso.
—Muchas gracias Tobi.
—Mañana comerás algo decente.—Farfulló Konan viendo las frituras.
—Ayame, ya que estas aquí.—Habló de la nada el líder, captando la atención de los tres presentes.
—¿Si, Líder-sama?
—Konan me contó.—Dijo juntando sus manos sobre el escritorio y dirigiendo su mirada gelida a la pelinegra que se encontraba en una reacción entre sorprendida y preocupada.—Quiero que sepas que si deseas salir de esta organización criminal, no haré nada para impedirlo.—Cerró sus ojos y soltó un suspiró pesado.—Es tu decisión.—Terminó.
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Ayame Uchiha; La Fuerza Del Dolor 2 [Naruto]
RandomAyame al irse junto a Itachi de la aldea de la hoja es por mandato una ninja renegada. Akatsuki es el nuevo hogar de la Uchiha. Los personajes pertenecen a Masashi Kishimoto.