Los pitidos que comenzaron a retumbar en todo el pasillo des hospital, ataron a cada persona presente en tan solo un rojizo hilo ¿Qué significaba eso? Que nada bueno les esperaba.
Una habitación a la derecha, aislada de todos los pacientes que sufrían enfermedades inofensivas.
Una habitación a la derecha que tenía una puerta completamente café, sin ninguna ventana.
Una habitación a la derecha, que en su interior no había más que un blanco y perlado color.
Esa, era la habitación de Samantha Birdswile.
La gente entraba en la habitación desesperada, no podían desaprovechar ni siquiera un mísero segundo. Sam perdía vitalidad con la naturalidad de un grifo roto. Cada gota perjudicaba a millones y millones de personas, corazones, almas y criaturas.
― ¡Sam! ¡Sam eres fuerte! No puedes dejarnos, no pues dejarme a mi, o a Scott, a Alisson, a Isaac o... A Stiles, no puedes dejarlo a él.― Lydia vaciaba completamente sus pulmones a gritos, sus ojos se cubrian por una capa húmeda, que terminó en pleno derrumbe al sentir como el movimiento en el piso se multiplicaba por doscientos. Unos doctores la atajaron, así guiándola a la salida, donde todos los nombrados se encontraban hechos trizas en el suelo.
Allison se había aferrado a Isaac, quién algo incómodo pero con una sonrisa la recibió, Scott había extendido sus piernas en el suelo y había también perdido su mirada en la pura y absoleta nada. Lydia decidió llorar en silencio, sola en tan solo un rincón de la sala. Por último, Stiles Stilinski perdía la única luz que le quedaba en su vida, la perdía a ella; a su Sammy. tan solo por querer salvarlo y arriesgarse por él. Era su culpa, por su culpa ella estaba muriendo por su maldita culpa.
― Es mi culpa.― Susurró el de ojos avellana mientras limpiaba el rostro del diluvio que todavía caía y caía por sus ojos.― ¡Es mi maldita culpa! ― Tapó su rostro con las manos y luego el silencio reinó
No había ruidos de máquinas o de gente desesperada, solo silencio.
Sam había abierto los ojos y había asustado a todos por un momento. ― ¡Le estoy pidiendo que lo llame! Necesito verlo. ― Ella gritaba hacia un doctor que había insistido con cuidarla; lo que nunca supo, era que aquél "Doctor" era un wendigo, uno que tenía mucha hambre.
― ¡SCOTT! ― Se atrevió a gritar, muy bien ella sabía que sus amigos estaban ahí y ya que casi no podía moverse, optó por llamar al hombre lobo que mejor conocía.
― Valla, valla...Parece que hoy detendré mi dieta.― Sus blancos ojos la miraban con puro deseo, deseaba saborear cada uno de sus huesos y beber su sangre gota por gota.
― Yo creo que deberías seguirla, debes mantener tu figura.― Una voz que se sobra conocía la sobresaltó. Stiles Stilinski, Allison Argent, Isaac Lahey y Scott McCall se encontraban a sus espaldas. Sam sonrió, mas enseguida se arrojó a los brazos de Stiles, mientras los tres restantes atacaban al wendigo.
― Estás viva... Y aquí. ― Le susurró él mientras dejaba un beso en su nariz y la abrazaba.
― Bueno... Soy demasiado bonita para ser un fantasma. ― Alzó una de sus cejas y le regaló una gran sonrisa. Ninguno de los dos se esperaba estar tan cómodos en tanta cercanía, mas no pod''ian estar mejor.
Stiles directo, la besó. Sí, en los labios. Había estado muchísimo tiempo sin verla y era lo que más añoraba hacer.
Al separarse, automáticamente sus labios se quisieron juntar otra vez, pero..
― Hm..¿Y tu mejor amiga qué?
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Pain.―Stiles Stilinski [Pausada]
FanfictionTomó por última vez la cabeza entre sus manos y apretó el cerrar de sus ojos para que todos aquellos susurros se esfumaran. La oscuridad estaba consumiéndolo, poco a poco se dejaba llevar por la locura y dentro de él, todo estaba sin vida. Sintió c...