Dijeste que te irías pero aún duermes en el lado derecho de mi cama.
Dijiste que te irías pero aún sigues pidiéndome fuego cada mañana para encender tu cigarro.
Dijiste que te irías pero tu ropa sigue tirada por el salón.
Dijiste que te irías pero en el baño sigue tu toalla, tu cepillo de dientes, tu peine.
Dijiste que te irías pero la casa un huele a tu perfume.
Dijiste que te irías pero las mesas siguen llenas de libros y tazas de café.
Dijiste que te irías, pero no te has ido. Y espero que no te vayas. Porque no hay nada como hacer la cama y que tú lado huela a ti.
Porque los ceniceros necesitan tus colillas.
Porque tu preciosa ropa decora el salón. Llegar y ponerme una de tus camisetas de grupos...
Porque entrar por la puerta y que huela a ti me pinta una sonrisa en la cara.
Porque todos y cada uno de tus libros forman parte de ti, y de mi. Las tazas me recuerdan nuestras tardes.