Picadura

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—Pacifica... Necesito que me digas el problema para pensar en una solución. —Dipper solicitó su ayuda inmediata al verse incapaz de salir de aquella jaula.

—Sí... Está bien... —Pacifica dijo, tratando de recuperarse de la sacudida mental y emocional que sufrió. Entonces, la joven se movió hasta la hielera, donde por medio de una marca roja que parecía sangre; se encontraba el nuevo problema que Dipper debía resolver—. Dice... "Dividir el número 10 en dos partes cuya suma de cuadrados de como resultado 50". ¿Qué? ¿Qué clase de preguntas son estas? Nadie de nuestra edad podría resolver algo como esto. Esta clase de problemas son de nivel secundaria... A menos que... ¡Espera un segundo...!

—¿Qué sucede...? —Dipper exigió una respuesta.

—Tengo el presentimiento de que ya había visto antes estos problemas matemáticos... ¿Pero dónde?

—¿Qué quieres decir? —El joven comenzó a asustarse.

—No... Tal vez es mi imaginación... El punto es que no hay manera de resolver algo como esto...

—La respuesta es dos veces cinco. —Dijo Dipper sin mucho esfuerzo, lo cual hizo ganarse una mirada de sorpresa y desprecio por parte de Pacifica.

—No cabe en duda de que eres un auténtico nerd. —Proclamó la joven.

—No estaba tan difícil. —Concluyó Dipper.

—Sí, como digas... —Pacifica trató de ignorarlo.

—Bien Pacifica, ahora necesitas encontrar la llave para abrir y obtener el antídoto. Aunque...

—¿Qué? Ese "Aunque" no me gustó...

—Aunque... —La voz de Dipper se entrecortó—. Tanto esta ecuación, como la que ya había resuelto antes de quedar atrapado en esta jaula; tienen como resultado dos números distintos. ¿Cómo vamos a obtener el número verdadero si solo existe un solo candado para cada ecuación? Pacifica, necesito que encuentres dos llaves marcadas, cada una con el número cinco.

—Está bien... Está bien... —Asintió con la cabeza, encaminando sus pasos hacia la bañera donde las serpientes parecían no haberse movido de su lugar. Todas se encontraban con el cuerpo enrollado, como tomando una siesta. En ese momento, Pacifica accedió a meter su mano con suma precaución, cuando un miedo terrible la invadió por completo; siendo acompañado por una serie de recuerdos increíblemente dolorosos que hacían que su corazón lentamente se marchitara cada vez que atravesaban de lado a lado los canales de su mente. Sin embargo, ella sabía que tanto su vida, como las de Dipper, Mabel, Candy y Grenda dependían ahora de ella misma y de su habilidad para encontrar las llaves indicada antes de que los diez minutos se agotaran. Pacifica extrajo un puñado aleatorio de llaves con su mano y se dispuso a analizarlas una por una. No obstante, cuál sería su sorpresa cuando al verificar las etiquetas; estas no tenían ningún número escrito en ellas, sino una serie de letras divididas en grupos de una o dos. Al notar esto, Pacifica corrió hacia Dipper para mostrárselas.

—Dipper... No es por asustarte, pero solo hay letras. No pude encontrar ningún número.

—¿Qué? Permíteme ver eso. —Dijo, tomando las llaves de las temblorosas manos de Pacifica. Al momento de observarlas, Dipper descubrió que en efecto, todas las llaves tenían una etiqueta con letras escritas en vez de números—. Veamos... Zn, Au, O, Cl, Ne... Este grupo de letras me recuerda a la tabla periódica...

—¿La tabla qué? —Pacifica hizo conocido su gesto de desagrado.

—La tabla periódica de los elementos... ¿Qué nunca has escuchado de...? —Dipper se quedó callado.

El Juguetero Siniestro [Dipcifica] [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora