Miré a Naamah alucinada, segura de que me había olvidado de algo tan humano como parpadear y antes de que mi cerebro procesara realmente lo que acababa de oír, me puse a reír histéricamente, sacudiendo un brazo frente a todos.
—Por supuesto —acepté en un tono cargado de sarcasmo—. Por supuesto que sí —De alguna manera una parte de mí fingía que no escuchaba los fuertes latidos de mi corazón ni el sudor frío que me recorría el cuerpo, pero sí me sentí lo suficientemente consciente como para no desviar la cabeza hacia la dirección donde se encontraban los dos demonios por los que, sin ninguna duda, tenían la culpa de que me estuviera empezando a volver loca—. ¿Y qué soy ahora? ¿Un demonio? —Oh, sí. Me gustaba Vassago. Lo había admitido días antes. Me sentía hechizada por su presencia, por su misteriosa personalidad y esas muestras de amabilidad que me hacían sentirme especial. Pero si llegado el caso de que me fuera a enamorar de alguien más, prefería que siguiera siendo de una manera que como humana, pudiera razonarlo de esa manera: como humana. Ignoré deliberadamente la manera que Naamah comenzó a negar con la cabeza otra vez, aunque en esta ocasión por un motivo diferente—. En serio, como broma es buenísima, pero la próxima vez —Agarré la tela del vestido para levantarlo un poco y dejar de arrastrarlo. Comenzaba a hiperventilar—, que la broma sea sobre algo más creíble, por favor. Esto no cuela.
Levanté un poco más el vestido y traté de hacer una dramática fuera de escena sin mirar a ninguno de los dos demonios pero los tacones se hundieron traicioneramente en la tierra, haciéndome detener cada paso. Avergonzada e irritada me los quité torpemente, aún sin mirar a nadie y dejé que mis pies desnudos acariciaran la tierra húmeda.
—Pero Alis, eso...
Pude ver como Vassago hacía callar a Naamah levantando una mano y sorprendentemente la demonio obedeció al instante, haciendo otra reverencia algo cohibida y mantuvo la cabeza gacha, mirando el suelo.
—Ella es humana —Percibí como Vassago desviaba la cabeza hacia mí y yo aparté la mía, apretando con fuerza el vestido en mis puños—. Seguramente no se ha explicado correctamente y nosotros estamos comprendiendo erróneamente sus palabras. Todos sabemos... —Deseé con todas mis fuerzas que el demonio dejara de mirarme. Me sentía de pronto tan desprotegida...—, que eso es imposible. ¿No es así, señorita Brooks?
Señorita Brooks. De pronto escocía irracionalmente. Tomé aire y me giré, aún con los dedos fuertemente apretados en el vestido. En ese momento su amabilidad dolía, incluso si ésta trataba de salir en mi ayuda una vez más.
—Por supuesto —dije con aspereza, mirando a Vassago—. Eso es absurdo.
El demonio me miró unos instantes más antes de girar la cabeza y yo casi di un bote cuando vi a Eisheth hacer una reverencia a un lado de Vassago, elegante, delicadamente perfecta.
—Alteza Real.
Desvié angustiada la cabeza y sostuve sorprendida la penetrante mirada eléctrica de Belial.
Amar como un demonio...
—Ya estamos todos reunidos —Arioch rompió el silencio, ofreciéndome cálidamente el brazo—. No tenemos tanto tiempo para perderlo con trivialidades. Si no hay ningún inconveniente deberíamos ponernos en marcha —Le sonreí agradecida y acepté su brazo sin dudar.
—¿Qué planeas hacer, Vassago?
Belial miró a su amigo muy serio y los dos demonios se miraron unos instantes, en guardia, como si fueran a atacarse en cualquier momento. Incluso se sentía la peligrosa y tensa atmosfera a su alrededor.
—Sé a dónde planeáis ir.
—¿Pretendes impedírnoslo?
—No.
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Desire (Silence 2)
Romance¿Qué estarías dispuesta a ofrecer por amor? Durante diecisiete años, Alis había creído que el mundo era tan sólo aquello que podía ver. Un pequeño instante; eso era lo que había tardado en comprender que estaba equivocada, y ahora Alis se negaba a...