La Inocencia de un Asesino

¡Especial de diez capítulos!: Inesperado.

Nuestros personajes, por mas geniales que fueran y sin importar la venganza que tendrían que cobrar o el plan perfecto que tuviesen, aun tenían sus responsabilidades, aun tenían que cumplir su tortura, aun tenían que ir al instituto.

Ha pasado un mes desde que Hikaru y Usomi fueron a su cita.

Desde que Ushio se alió con Mikano.

Desde que Naru y Yugo... No hicieron nada. (?)

Ahora, es donde empieza la "diversión".

***

Ushio:

Otro día normal, ir a la escuela, pelear con Hikaru, hablar con Mikano, odiar a Usomi, comer, dormir y bla bla bla.

Pura habladuría.

Ya que nada es como antes.

Si me permiten, les resumiré brevemente lo que ha sucedido en el período de tiempo que la autora no escribió, por pereza. Puta floja.

Mikano y yo nos hemos dedicado a buscar a Koran, y hasta ahora infortunadamente no hemos podido conseguir ni rastro.

Mi relación con Hikaru ha mejorado (N/A: Que viva el incesto xD) Aunque sigue siendo el mismo inmaduro de siempre. Y ahora que tiene a Usomi, ha dejado de fastidiarme considerablemente. Sin embargo, ella no ha dejado ni dejará de ser una perra. ¿porque lo digo? Por que se dedica a hacerme la vida imposidiblex cada que puede.

-¿imposidiblex?- Dijo Chuchita, mi consciencia, mientras interrumpía mis pensamientos, como siempre.

-Lo inventó Naru, no preguntes.-pensé, dándole un zape mental.

En cuánto a Naru... Yugo y yo hemos decidido contarle acerca de Mikano; y se podría decir que luego de todos los gritos, los "porques" y las preguntas acerca del porque yo también me había decidido en hacer aquello... Si, se lo había tomado bastante bien.

Es increíble lo bien que se puede tomar el hecho de que alguien te diga "soy un asesino".

Uhm, Naru y Yugo también andan de picarones -if you know what i mean- y luego de tanto tiempo coqueteandose el uno al otro, han decidido darse una oportunidad, al fin.

Como sea, es la hora de seguir.

***

Aligeré el paso hacia mi casa, a mi hogar. Que ahora era lo mas similar a eso, un hogar. Eramos mas una familia que otra cosa, y no sabes cuanto me alegraba eso.

Ibamos de regreso a casa, cuando me detuve a pensar. Hikaru extrañado se detuvo conmigo y dio la vuelta mirándome de frente.

-Uh, ¿que pasa?- Susurró a la vez que miraba mis ojos, que a su vez miraban los suyos.

-N-nada... Estaba pensando en que si siempre invitas a Usomi a cenar, ¿podría invitar a Mikano?- El paliducho de Hikaru empezó a adquirir lo que sería un fuerte rojo cereza en sus mejillas, y el resto de su cara.

-¿P-p-porque querrías i-invitar a Mikano a l-la casa?- Tartamudeó el ahora, rojizo Hikaru.

-Calma, tomatín.- Cubrió su cara con sus manos.- Solo es una sugerencia y ya está, es que debo planear algunas cosas con el.

-¿planear? Ni que fueran aviones.- Soltó Hikaru seguido de una carcajada debida a su chiste que con sinceridad no me causó gracia.-Ejem... -Aclaró su garganta- Deberías preguntarle a mamá si tanto te importa.

-Mamá dirá que si, eso es obvio.- Pronuncié a la vez que movía mi mano, presumiendo lo muy niña de mamita que podría llegar a ser.