El Fin de la Eternidad

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Con el heroico sacrificio de Grom Hellscream, el Señor del Foso Mannoroth fue derrotado, y la maldición demoníaca que había esclavizado a los orcos llegó a su fin. Entonces, las fuerzas combinadas de orcos y humanos se adentran en el bosque de Ashenvale para construir una fortaleza donde ambas fuerzas puedan enfrentarse a la Legión, sin saber a ciencia cierta contra qué van a enfrentarse.

Sin saberlo, entre las sombras otro enemigo los acecha. Tyrande Whisperwind, la Sacerdotisa de la Luna, líder de las Centinelas Elfas Nocturnas durante más de diez mil años, cree que la presencia de los extranjeros solamente traerá dolor a su encantada patria. La arquera Shandris Feathermoon interrumpe a Tyrande mientras esta se encuentra en comunión con el bosque. La Sacerdotisa siente que algo oscuro se acerca, pero no se encuentra segura de su identidad. Shandris sugiere que pueden ser los pieles verdes que asesinaron a Cenarius, pero Tyrande cree que hay algo peor, por lo que convoca un búho invisible para explorar el área. El ave mágica vuela sobre el bosque y descubre la base de la Alianza y la Horda, donde los nuevos aliados planean talar los árboles para construir su fortaleza. Este hecho irrita a Tyrande, por lo que ordena a las Centinelas repeler cualquier intento de los extranjeros de penetrar en Ashenvale.

Conforme las tropas de Tyrande exploran el área, encuentran una tribu de furbolgs. El anciano chamán de la tribu se prepara para movilizar a su pueblo, debido a que siente que una malvada presencia se avecina sobre el bosque. Sin embargo, muchos de los miembros de su tribu se han extraviado en su viaje a la aldea, y el chamán solicita a la Sacerdotisa ayudarle a buscar a los fulborgs perdidos, a lo que Tyrande accede.

Durante su trayecto al asentamiento enemigo, Tyrande va liberando furbolgs cautivos, por lo que el chamán decide ayudarla en su combate enviándole a sus mejores guerreros. Con la aldea furbolg evacuada, Tyrande prepara su ataque contra los extranjeros, los cuales están comandados por el Duque Corazón de León, un paladín de Lordaeron que siguió a Jaina hacia Kalimdor. Mientras hay una encarnizada batalla entre las Centinelas y los extranjeros, repentinamente la base es atacada por una inmensa ola de muertos vivientes y demonios. Superados en número, Tyrande ordena a sus fuerzas replegarse en la profundidad del bosque.

Tres horas más tarde, en algún lugar en las faldas del Monte Hyjal, Tyrande y sus arqueras sobrevivientes escapan de las fuerzas de la Legión y el Azote, pero finalmente son acorraladas por la Guardia del Apocalipsis, y las arqueras son asesinadas. Archimonde y Tichondrius se materializan y confrontan a Tyrande, y ella se asombra de observar nuevamente a Archimonde después de diez mil años. El demonio proclama que la Legión ha vuelto para consumir Azeroth, y que esta vez, los Kaldorei no podrán detenerla. En el momento en que la Guardia del Apocalipsis se dispone a matar a Tyrande, ésta se fusiona con la sombra y desaparece de la vista. Archimonde, furioso, ordena a la Guardia encontrar a la Sacerdotisa antes de que escape de la zona. Tyrande, que reaparece una vez que se han marchado, comprende que éste es el día largamente temido por las Centinelas, en que la Legión reaparecería sobre el mundo. Rápidamente, se adentra en el bosque para advertir a sus hermanas.

Aprovechando la noche, Tyrande se escabulle por el bosque, eludiendo las patrullas de la Guardia del Apocalipsis y los puestos de observación de los muertos vivientes, hasta que finalmente, luego de cruzar el río, logra llegar a una base de las Centinelas, las Shadowleaves, la cual está seriamente dañada. Shandris, quien se encuentra a cargo de la base, le informa del sorpresivo ataque del Azote, pero Tyrande le advierte que el verdadero enemigo es la Legión Ardiente. Como última salida, Tyrande decide despertar a los druidas, quienes duermen el Sueño Esmeralda desde hace diez mil años.

Al día siguiente, en las afueras de los sagrados Claros de la Luna, las Centinelas se preparan para recuperar el Cuerno de Cenarius, un poderoso artefacto que es el único que puede despertar a los druidas de su profundo sueño. Sin embargo, los orcos, inadvertidamente, han construido una base cerca de donde descansa el Cuerno, por lo que las Elfas se ven obligadas a luchar con ellos para llegar al Cuerno. Para complicar las cosas, los muertos vivientes han empezado a deforestar el bosque para llegar al Túmulo donde descansa el druida más poderoso, que no es otro que Shan'do Malfurion Stormrage. Si el Azote llega antes de que él despierte, todo se habrá perdido.

World Of Warcraft; HistoriaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora