Capítulo 2.

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Martes, 17 de Septiembre.

- ¡Despierta dormilona!

Abrí los ojos sobresaltada al escuchar golpes en mi ventana, encontrándome a Andrea en ella sonriendo inocentemente. Aturdida miré a mi mesilla de noche en la cual mi despertador marcaba que eran tan sólo las siete de la mañana. La miré fastidiada, haciéndola reír.

Le hice un corte de manga y me volví a echar sobre mi almohada, cerrando los ojos.

- ¡Echaba de menos lo simpática que eras por la mañana! ¡Vamos, Ana! ¡Que empieza el día!

- ¿Te quieres ir ya al instituto y dejarme dormir?- gruñí-. Los mayores tenemos que descansar, ¿sabes?

- ¡VIEJA! Bueno, al menos te he despertado. ¡Misión cumplida! No vemos luego.

- ¡Te odio!

- ¡Yo también te quiero!

Lo último que escuché fue su risa.

Suspiré, tan sólo había pasado un día sin que me despertasen gritos y ya habíamos vuelto a la rutina. Intenté dormir, pero el sueño parecía haberse esfumado de golpe. Después de media hora mirando el techo de mi habitación decidí coger mi móvil; seguía sin noticias de Niall.

<<¿Y si se ha muerto y yo no me he enterado...? Nah, imposible. En twitter están tranquilas, esas chicas se enteran de todo antes que nosotros mismos.>>

Dejé el móvil de nuevo en mi mesilla y miré a Food, que descansaba al lado de mi cama. Sonreí, tenía el mejor perro de este mundo. Lo llamé para que se acercase a mí y le acaricié.

- Papi no nos quiere, pequeñín. No me ha llamado. Habrá que reñirle, ¿no?- me acerqué el cachorro a mi cara, sonriendo como una niña pequeña-. Hoy le llamo sin falta- añadí más para mí que para comentarlo con el perro-. ¿Quién es el perro más bonito?

Me levanté aún con el perro entre mis brazos. Al llegar al salón y no escuchar ruido ninguno recordé que estaba sola, mis padres habían empezado a trabajar a principios de mes.

<<Genial, la casa para mí.>>

Cogí el último disco de Demi Lovato de mi estantería y lo puse en la radio, a un volumen razonable (aún era demasiado temprano para hacer ruido). Fui a la cocina y cogí una de las manzanas del frutero, aproveché y me serví un vaso de leche desnatada. Me tiré en el sofá, sin saber qué hacer; tan sólo eran las ocho y media de la mañana. Fue entonces cuando Food me trajo su hueso para que jugase con él.

- Hey, chico, ¿y si nos vamos a dar un paseo?

Food me miró moviendo el rabo y con el hueso en la boca, haciéndome sonreír.

Me levanté del sofá, decidida a tener un día productivo. Así que una vez hube salido de la ducha me puse una camiseta corta y blanca, con una rosquilla rosa como las que Homer Simpson comía, junto a unos vaqueros cortos de color claro y mis converses bajas rosas; me recogí el pelo en una coleta alta (la cual me llegaba ya por la mitad de la espalda) y me puse mis gafas de sol negras. Até a Food con su correa antes de salir a la calle.

Estuve dando vueltas sin rumbo fijo, a pesar de que con los pantalones cortos que me había puesto hacía mucho frío, pero merecía la pena con tal de ver a Food ladrándole a las papeleras. Cuando a mi cachorro se le acercaban otros perros tenía que cogerle en brazos, ya que se asustaba de ellos, pues todavía era pequeño (hubiera sido un problema de tenerlo que coger cuando tuviese un año).

Mis pasos nos llevaron a Puerta del Sol donde, sorprendentemente, no había demasiada gente. Iba mirando los escaparates de las tiendas, sin poder entrar en ninguna por llevar al perro, cuando lo vi; allí estaba mi bikini, el bikini que me había comprado a principios de verano con Niall.

Memories (I Found You 2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora