Espero que Devon te haya dicho que esto es una factura que ha encontrado en la puerta de tu casa, porque de lo contrario sé que no leerás la carta. Te pido perdón por adelantado, no te enfades con él.
Si no has tirado la carta a la basura, gracias. No tengo ningún derecho a hacer lo que estoy haciendo. Créeme, lo sé. Supe que dejarte en ese avión sería el peor error de mi vida, y lo supe desde el minuto cero.
Por eso dejé de ir a la misma universidad. Por eso salí de tu vida.
Te dejé ir.
El hecho de que haya vuelto a entrar es una casualidad, lo juro. Me prometí a mi mismo no stalkearte, no joderte más. Pero, como siempre, tu padre entró en escena.
Un día soy un abogado con cierto prestigio, diciendo que no a un caso, y al siguiente me han secuestrado. Casualidades de la vida, acabo siendo atendido por tu novio. Y, sorpresa, ahí estás.
Creo que hasta te reirías si te contara la historia entera. Ahora que puedo, claro.
Porque las reglas del juego han cambiado.
Tienes que alejarte de tu padre, Dafne. No sé cómo habrá sido estos cuatro años, ni qué te habrá dicho. Pero si estoy seguro de algo es de que no es bueno.
Sé por qué se fue, también por qué ha vuelto. Siento decirte que no es por ti.
Me odia, ninfa. Más que tú, más que nadie. Y deberías temerle, porque tú eres uno de mis puntos débiles. No dudará en usarte en mi contra.
Me encantaría poder contártelo todo, pero es demasiado largo como para hacerlo en una carta.
Déjame hacerlo, por favor. Solo te pido un café.
Sabes cuál es mi número.
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