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Tic, tac.
Tic, tac.
Tic, tac.

Llevamos media hora esperando. El olor a moho y el frío que hace no ameniza la espera.

Callie está sentada a mi lado, mordiéndose las uñas y haciendo sonar sus tacones contra el suelo. Devon, en cambio, está intentando escuchar a través de la puerta. Es gracioso verle apoyado contra ella, como si pudiera entender algo.

-Es inútil -digo poniendo los ojos en blanco -. Y me estás poniendo nerviosa.

-Sh -se lleva un dedo a los labios y sonríe -. Viene alguien.

La puerta se abre de golpe, sin que le dé tiempo a apartarse. Se cae de culo contra el frío suelo de mármol, no sin antes soltar un grito. Acaba retorciéndose por el suelo, diciendo palabrotas y quejándose de lo mucho que le duele el culo.

Callie corre a ayudarlo, y mi primer instinto es hacer lo mismo. Hasta que veo quién ha abierto la puerta.

Luca ya no lleva la americana, solo la camisa con las mangas enrolladas y los primeros botones desabrochados. Tiene el pelo aun más despeinado, si era eso posible. Y, lo más importante, me sonríe ampliamente.

A través de la puerta abierta, consigo ver a mi padre. Está junto a Nem, hablando con la jueza. Nuestras miradas se cruzan y sonríe. No como sonreía antes de pegar a mi madre o cuando yo hacía algo mal. Su sonrisa derrocha una mezcla de orgullo y tristeza.

Cuando vuelvo a mirar a Luca, está con los brazos extendidos. La luz a sus espaldas le crea un halo dorado alrededor del cuerpo.

Está hermoso.
Parece un dios.

-Se ha acabado -dice.

Tres palabras son suficiente como para que me lance a sus brazos, muy a lo película de un libro de Nicholas Sparks.

-Se ha acabado -repite contra mi cuello.

-Se ha acabado, Luca. Se ha acabado.

Otp | ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora