Capítulo tres: Detención y signos.

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POV ARIANA

No sé que pasa. La profesora Indi- Sí, María Carla Indi- nunca se retrasa, y menos cuando puede torturarnos sin que nosotros podamos hacerle una denuncia. ¿Sabían que eso existe? Sip, son personas que desde temprano en la mañana hasta bastante caída la tarde practican distintos métodos  de tortura; como sanciones, exámenes, trabajos individuales, y esas cosas. Se llaman profesores. HASTA HAY UNA CARRERA PARA ESO. Wow, a lo que la sociedad llegó. 

La puerta del aula se abre y yo dejo de mirar a Fátima, completamente perdida en su relato, para fijar mi vista en el enorme pedazo de madera clara y vidrio. Esperaba ver a la profesora Indi, pero en su lugar E, Ezequiel, el payaso de la clase. Cree que por poner la primera letra  en lugar de su nombre completo le da un aire sensual y misterioso, alfo así como 3 metros sobre el cielo con H y todos esos. GIL. 

No me dí cuenta de que lo estaba mirando hasta que él si lo hace. Levanta la comisura derecha de sus carnosos labios y me guiña un ojo antes de lanzarme un beso al aire. Pongo mi mejor cara neutra y ruedo los ojos y me muerdo el labio inferior, incrédula. 

- Hablame por favor- le ruego a Fátima, con la esperanza de sacarme los deceos de homicidio que él me genera- hablame. 

- Bueno, Te decía sobre la película de anoche y...

Siento un tirón en mi cabello, leve pero tirón al fin, me volteo de golpe y me paro golpeando el banco de detrás mío con fuerza- que OH CASUALIDAD es el banco de E.

- ¿Quien te crees que eres?- él retrocede riendo. ¿Se esta riendo de mí? Oh no, niño bonito- No te rías, ¿De que te ríes? ¿Que te parece tan divertido?- me doy cuenta de que no puedo controlar la velocidad de mis palabras y despegar del todo mi lengua como para poder articular bien las palabras, pero en este momento no me preocupo por eso. No es que yo sea enojona, no, es él, no yo. 

- ¿Que?- No dijo eso, that's it. 

Comienzo a gritarle sin sentido y en ese momento la puerta golpea con la pared, que suerte la mía. Me doy vuelta lento, tal como en las películas, y me encuentro a Carla cruzada de brazos junto a su escritorio. Al parecer estaba gritando muy fuerte. 

Pero no es que yo grite, no. Es mi tono de voz. 

- Ariana- no parece sorprendida- ¿me darías la razón de por que gritas como en una cancha de futbol?

- No... esque... es él... y entró... y la E, ¿que onda con eso?... me guiñó un ojo y...- decidí rendirme. 

Indi abrió su enorme cuaderno azul y comenzó a pasar las hojas buscando y buscando lo que ambas sabíamos, me acerco lentamente a su escritorio, dandole tiempo a que encuentre lo que ambas sabemos que busca. 

-  No debo darte las indicaciones ni los horarios, ¿verdad?- sostiene la tarjeta dorada entre sus dedos corazón e índice. Lo tomo de mala gana y ruedo los ojos. 

- No, profesora. 

Vuelvo a mi banco, nuevamente y visualizo la cara de E,... Ezequiel quiero decir... es una mezcla de suficiencia y un ego incansablemente alto... hm, ya descubrí su signo. Abro mi carpeta, decorada por mi misma amiga y compañera de banco y comienzo a hacer dibujos en los márgenes de las hojas hasta que la mujer comienza a decir lo importante. 


El timbre del horario de salida resuena, probocandonos una sordera permanente, y todos cerramos fuertemente las carpetas antes de guardarlas en nuestras mochilas, a la mía se le está por romper el cierre, no puedo usarla mucho tiempo más. 

- No olviden retirar sus boletines del semestre.- la aguda voz del profesor Morrison se oye en las primeras tres filas mientras que las cuartas y quintas filas no oyen absolutamente nada fuera de sus alrededores. Igual, con sus notas, yo creo que es mejor que se queden allí. 

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