Capítulo 22: Ariana

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- Dale Gonza! Metele! Que perdemos el vuelo- grito mientras esquivo personas a lo loco. Después de una semana escalando ruinas en México, decidimos volar a Brasil, por las playas. 

- Estoy justo detrás de ti, Ari.

Corremos y corremos por los pasillos hasta llegar a la puerta del avión que debemos tomarnos. La señalo con euforia mientras acelero la velocidad y agito los voletos por el aire, enseñándoselos al hombre de un metro noventa que parece custodiar la puerta. 

Gonzalo ríe detrás mio mientras trata de seguirme el ritmo. Créanme, nunca había corrido a tanta velocidad y esquivado a tanta gente. 

Cuando por fin estamos frente al hombre, me relajo y trato de mostrarme tranquila y relajada pero luego de correr tres pisos, es difícil respirar con normalidad. Le entrego los voletos, este los corta y ambos nos introducimos dentro de esa especie de tubo genial hasta que por fin nos adentramos en el enorme avión de LAN. 

Una vez en nuestros asientos, apago finalmente mi teléfono y se lo entrego a Gonalo para que lo coloque en los pequeños estantes de arriba. Miro por la ventana lo último que queda de nuestro hermoso viaje a Brasil y pienso en lo que disfruté de ir de lugar en lugar, de explorar. Y luego, cuando siento su cuerpo sentarse en el asiento de al lado mío, giro mi cabeza hacia él y le sonrío de una forma que nadie hubiera notado que lo estaba haciendo. Él cumplió el sueño de toda mi vida. Me llevó a conocer las ruinas, la nieve, playas paradisíacas, todo. Cumplí mi sueño de viajar por más lugares. Los tres meses más hermosos de mi vida. 

Cuando nota que lo estoy mirando, gira su cabeza hacia mí y sonríe, incómodo. Acaricia mi mentón y siento una leve descarga al sentir su tacto contra mi piel.

- ¿Que sucede?- pregunta sonriente. 

- Gracias, Gonza.- digo casi en un susurro.- cumpliste mi sueño de toda mi vida. Y ¿sabes qué fue lo mejor de todo?.

- ¿El templo del sol?- pregunta haciendose el tonto. Río, lo golpeo y niego con la cabeza, todo al mismo tiempo. 

- NO!- suelto una carcajada más y nuevamente me torno simplemente sonriente y con mis ojos clavados en los suyos.- que estuve contigo. 

Sonríe y me besa de manera apasionada. De repente, ya no me importa que el pequeño del asiento 14A y su pequeña hermana en el asiento 14B nos vean, simplemente rodeo su cuello con mis pequeños brazos y clavo mis labios en los suyos. Nuestras lenguas se chocan, enredan, acarician, todo al mismo tiempo formando un beso apasionado. Eso era lo que más surgió de nuestra relación. 

Hubiera seguido durante horas y horas, hasta sentía que podría haber continuado por años pero una voz por el altoparlante llama nuestra atención y hace que nos separemos. Miramos a las pequeñas rejillas de muy por delante de donde sale el sonido, mientras entrelazamos nuestros dedos. 

- Estimados pasajeros, las puertas estás siendo cerradas. Procederemos enseñándoles que tendrían que hacer en caso de emergencias.

Y así siguió hablando, acompañado por la vaga actuación de la azafata. Luego continuó con las mismas indicaciones en inglés y, acto seguido, el avión despegó dejando a Brasil hecho un pequeño trocito de tierra repleto de diminutas hormigas que hace unos segundos lucían como personas. 

La pequeña pantalla con el dibujo de los cinturones de seguridad se apagan y la voz del piloto indica que podemos movernos dentro del avión aunque nadie se levanta de su asiento. Solo las azafatas van de un lado a otro.

Me recuesto sobre el respaldo del asiento y veo como las nubes quedan por debajo nuestro y forman algo así como un colchón esponjoso. Solo son tres horas y volveremos a la aburrida rutina. Volveremos a nuestro departamento, ambos tendremos que volver al trabajo... pero hay algo que será distinto, cinco chinches más en mi mapa y cinco lugares menos que visitar para cumplir mi sueño. 

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