Capítulo 19: "a salvo" parte 2

109 15 0
                                    

POV ACUARIANA

Muero de frío, mi ropa ya no parece deternerlo más. Comienzo a respirar más profundamente y a soltar todo el aire de un solo golpe, pero no porque quiero o por ser alguna técnica contra el frío, sino porque estoy temblando. No puedo evitarlo. Quiero llorar pero siento como si mis lágrimas estuvieran congeladas y se negaran a salir de mis ojos. 

¿Por qué yo? ¿Qué tengo que ver con todo esto? ¿Cómo lo dejaron salir? Ahora por culpa del sistema judicial de este maldito país estoy muriendo. Esa es la lastimosa verdad, no tengo mucho tiempo más. Tengo miedo de que Gema no haya podido llegar a la casa. Temo por qué tal vez Ezequiel la atrapó. 

Hay por Dios, ¿Y si la mató? No. Por favor Dios, has que crea en tí. Salva a mi amiga. Ayúdame a salir de aquí. 

Estar rodeada de carne no me ayuda a sentirme mejor. Estoy colgada casi como ellos. Miro mis manos, amarradas fuertemente con una soga a un enorme gancho, casi no las siento. Se ven pálidas y no sé si es por el frío o por la falta de sangre, culpa del fuerte amarre de la soga. 

Comienzo a ponerme de puntillas tratando de llegar hasta la punta y soltarme pero por más que salte, no tengo la altura suficiente para ello. Ezequiel, que mide treinta centímetros más que yo aproximadamente, tubo que subirse a algo para alcanzar la punta. 

No me doy por vencida. Dicen que ante una situación de desesperación  el cuerpo humano hace lo que sea por sobrevivir. Además tengo la vaga esperanza de que si salto de forma constante, mi cuerpo entrará en calor. Eso es lo que me mantiene viva luego de casi dos horas... esperanza. 

Una lágrima amenaza con escaparse cuando pienso en qué pasará si pierdo ese gramo de esperanza que me mantiene con vida. 

Miro a mi alrededor y veo los pedazos de carne colgados. Vacas, cerdos... ¿Será simbólico? ¿El psicópata de Ezequiel me verá solo como un pedazo de carne? 

- Solo un pedazo de carne...- me repetí tan alto como pude, pero la voz casi no salía de mi garganta. Ese pensamiento me hizo hervir la sangre. Pedazo de mierda. No le bastó con lastimar a mi amiga sinó que hizo que choquemos y Leo quedara en silla de ruedas, y no fue el final... ahora estoy encerrada en un frigorífico con un dolor punzante en la cabeza, sin sentir mis manos y muriendo lentamente rodeada por carne. 

Bajo la cabeza, renunciando a la idea de salirme del maldito gancho, y por fin las lágrimas salen de mis ojos. Estos arden y la vista se me nubla mientras dejo que una lágrima caiga detrás de otra. Dejando por fin salir todos mis miedos y dolores. ¿A quién le importa? Estaré muerta dentro de unos minutos u horas. Lloraré. Moriré llorando. 

Oigo un ruido proveniente de la enorme puerta de hierro. Elevo mi cabeza, esperanzada de que todo por fin se haya resuelto, esperando que se abra la puerta y mis amigas estén detrás con muchos policías que matarán a Ezequiel. Pero no. Eso es solo un sueño. El psicópata, como optaré decirle de ahora en adelante, entra con una sonrisa grande en sus labios, una enorme campera de abrigo y un plato con comida. 

Mi pecho se desinfla tanto que juro que puedo sentir mis costillas contra mi piel. Me obligo a mirarlo a los ojos sin reflejar emoción alguna. Esperando que piense que esto no me duele, aunque lo haga, y mucho. 

- Hola- canturrea. Cierra la puerta y se dirige a mí, atrae un banco con él desde el otro lado de la habitación y se sienta frente a mí.- te traje sopa... No te morirás ahora, ¿verdad? Sino todo esto fue... ¿como decirlo?... inútil.

- ¿Todo esto?- de mi boca sale humo y mi vos suena a susurro. 

- Claro tontita.- me golpea la cabeza despacio... bueno "despacio"- Hago todo esto por Escorpiana. Porque la amo. Porque extraño tenerla toda la noche abrazada a mi pecho... y otras cosas- me guiña el ojo y la furia se multiplica, ya casi no puedo sentir el frío. 

Zodiac GirlsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora