17.

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Quedaban apenas dos días de curso y serían oficialmente ex-alumnos del instituto de Beacon Hills. En cualquier otra situación, Lydia estaría más que contenta, pues significaba que sus 12 años de estudio la habían conducido hasta la graduación con una gratificante calificación de excelentes.

Sin embargo, ahora no se sentía así. No le salía natural alegrarse con Kira cuando esta comentaba sus planes de universidad o todas las cosas que les quedaban por descubrir cuando empezaran la carrera. En realidad, tampoco estaba totalmente deprimida, porque sabía que sus sentimientos por Stiles eran más fuertes que nunca, y él sentía lo mismo. El único problema era que no podían estar juntos.

Tanto Stiles como ella se habían estado evitando estos últimos días. Después del beso de despedida en casa de la chica, no habían vuelto a cruzar palabra, pero para Lydia ese beso había sido la promesa de que harían todo lo posible por volverse a encontrar.

Lydia entró en el baño del instituto acompañada de Kira. Se empezaron a retocar el maquillaje.

-Lyds, sabes que vas a tener Matrícula de Honor, ¿verdad?

La chica solo le sonrió a modo de respuesta.

-Deberías alegrarte más -la animó, pasándole la mano por el pelo. -Es todo un logro.

-Lo sé, gracias, Kira -le dijo antes de darle un abrazo.

Realmente, apreciaba que su amiga se preocupara tanto por ella y le hablara de cosas que no fueran Stiles y su relación, aunque Lydia no era muy capaz de demostrarle cuánto se lo agradecía.

De repente, la puerta del baño se abrió y entró Malia. Lydia esperaba encontrarse con otra de las muchas miradas de superioridad que le había lanzado desde que Stiles volvió con ella, así que se sorprendió cuando bajó la vista al suelo y entró en un lavabo.

Lydia miró a Kira para ver si ella también se había dado cuenta de lo que acababa de pasar. Sus ojos muy abiertos le confirmaron que sí. No entendía nada y, cuando Malia volvió a aparecer, se lavó las manos en silencio y se dirigió a la puerta.

-Adiós -dijo solamente, y salió.

-¿Soy solo yo o Malia se veía... avergonzada? -preguntó Kira tras unos segundos en silencio.

Justamente eso era lo que había pensado Lydia cuando la había visto.

-No entiendo nada -contestó.

Antes de que pudiera añadir nada más, Kira habló.

-Vamos, tenemos que ir a recoger la toga para la graduación -la cogió de la mano y la arrastró fuera del baño.

Nada más llegar a casa, Lydia se metió en la ducha. Ahora que lo pensaba detenidamente, comenzó a ponerse un poco nerviosa. Se iba a graduar al día siguiente y dejaría atrás lo único que había conocido en su vida hasta este momento. La habían aceptado en la universidad para estudiar Medicina, nunca dudó de que lo harían, pero, por primera vez en esta semana, se sintió bien por ello. Al menos algo la alegraba.

Dejó que el agua terminase de caer por su cuerpo y salió de la ducha. Tenía que admitir que le había sentado más que bien. Se secó, se vistió y volvió a su habitación. Al revisar el móvil, vio que tenía un mensaje de Stiles.

Su corazón empezó a latir con fuerza con tan solo leer su nombre.

Tengo algo importante que decirte, mañana hablamos.

Lydia no sabía qué pensar. Definitivamente, el mensaje no sonaba nada bien. Si hubiera sido una buena noticia, no le habría costado nada decírselo también, por lo que solo podía ser algo malo.

La pequeña sonrisa que había aparecido en la cara de Lydia al salir de la ducha no tardó en borrarse.

Unos minutos más tarde, escuchó cómo su madre abría la puerta de su cuarto y la llamaba a cenar.

-No tengo hambre, mamá, me voy ya a la cama -le contestó.

Su madre entró y le dio un beso en la frente, mirándola preocupada. Sin embargo, no añadió nada más y se fue.

Lydia no tardó en dormirse. No había sido consciente de cuán cansada estaba.

Al día siguiente, se levantó un poco antes que de costumbre y se puso la toga roja. No estaba de ánimos, pero le había prometido a Kira que escondería todos sus problemas, al menos por ese día. Se maquilló y peinó, y cuando bajó a desayunar, Kira llamó a la puerta de su casa. Estaba muy sonriente.

-Coge algo para desayunar por el camino, llegamos tarde -le dijo, demasiado acelerada.

-Pero si todavía es pronto -se quejó Lydia.

-Vamos, Lyds -Kira puso los ojos en blanco. -Es el día de nuestra graduación; hoy hay que llegar extra pronto.

Lydia rió ligeramente y cogió la tostada que se había preparado antes de salir por la puerta y dirigirse al último día de instituto de su vida.

Al llegar, vio a todos sus compañeros vestidos de rojo. Buscó con la mirada a Stiles, temiendo el momento en que tuvieran que hablar, pero no lo encontró.

Se reunieron con Scott y Isaac, que estaban intentando colocarse bien la toga el uno al otro, sin mucho éxito. Las chicas les ayudaron y rieron ante su obvia torpeza. De repente, Scott miró a Lydia y le sonrió.

-Lyds, creo que alguien te está esperando en la parte de atrás del instituto.

A Lydia se le aceleró el pulso cuando vio que sus tres amigos le regalaban grandes sonrisas. ¿Eso significaba que lo que tenía que decirle Stiles era... bueno?

-Corre -la animó Kira y le dio un empujoncito para que saliera por la puerta.

Llegó casi sin aliento a la parte de atrás, donde le habían dicho, y en seguida lo vio. Estaba apoyado contra un árbol y la miraba con una sonrisa en el rostro. Las mariposas volvieron a aparecer en el estómago de Lydia.

Se quedó parada, así que fue Stiles quien se acercó hasta ella y la tomó de las manos.

-Pero si es la chica más guapa del planeta -le dijo, y ella se sonrojó.

Lydia no sabía cómo reaccionar, estaba muy nerviosa por escuchar lo que le tenía que decir.

-Lyds, como te dije ayer, tengo que contarte algo -le pasó un mechón de pelo por detrás de la oreja. Él también estaba nervioso, pero no en un mal sentido. -Malia se ha ido.

-¿Qué? -Lydia abrió mucho los ojos, sorprendida.

-Estos últimos días he estado hablando mucho con ella, y al final le hice ver que no estábamos hechos el uno para el otro. Logró comprender que no se puede forzar una relación, sobre todo cuando una persona está fuertemente enamorada de cierta rubia rojiza de ojos verdes -dijo esto último con media sonrisa.

-Entonces... -empezó Lydia.

-Entonces podemos estar juntos, amor. Malia habló con el director y le dio el diploma ayer para poder mudarse hoy con su familia a otro estado, donde empezará la universidad.

Lydia estaba segura de que le iban a saltar las lágrimas de la emoción. Se lanzó a los brazos de Stiles y pegó su frente contra la del chico.

-No me lo puedo creer -le sonrió.

Justo se disponía a inclinarse para besarle cuando escuchó a Scott llamándoles. Cerró los ojos antes de llegar a juntar sus labios y se apartó. Sonrió.

Luego tendría tiempo de besarle.

Can't fight this feeling || StydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora