8.

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-¿Cómo es que no me dijiste que habías cortado con Malia? -preguntó Lydia.

Estaban sentados en el banco de un parque. Más bien Stiles estaba sentado y Lydia había estirado las piernas sobre su regazo. Sus manos, cogidas.

-Quería decírtelo, pero también quería confesarte lo que sentía por ti, así que supongo que solo atrasaba el momento.

Era casi de noche, así que estaban solos en la zona.

-El día que jugamos a la botella, cuando nos tocó a Malia y a mí, yo... imaginé que era a ti a quien besaba. En ese momento supe que esa relación tenía que acabar, y esa misma noche lo dejamos. Llevo desde entonces pensando en cómo decirte que estoy loco por ti desde tercer curso.

Lydia sonrió y, tras asegurarse de que no había nadie más en el parque, se sentó completamente encima de él, de forma que se quedaron mirando cara a cara.

La chica empezó besando sus labios, para continuar bajando por su mandíbula hasta llegar al cuello. Pequeños besos que sabía que le estaban volviendo loco, pues tenía los pelos de punta. Él le acariciaba las piernas, pero tuvo que parar cuando las respiraciones de ambos se volvieron demasiado agitadas. Se deseaban, pero ese no era el lugar.

Lydia se levantó y se puso delante de Stiles. Ninguno necesitaba decir en voz alta lo que quería en ese momento, pues sus miradas lo reflejaban bien. Alargó el brazo, así que él la cogió de la mano y en tres minutos estaban de vuelta en el hostal. Se pararon ante la habitación del chico y se aseguraron de que Isaac no estuviera allí. Justo antes de entrar, Stiles se inclinó para besarla dulcemente.

Lydia cerró la puerta tras de sí y apenas tuvo tiempo de girarse hacia Stiles, pues este ya había acortado la distancia que los separaba para cogerle la cara entre sus manos y besarla con pasión. Ella le pasó los brazos alrededor de su cuello y, en seguida, Stiles la alzó en el aire, de modo que ella le rodeó la cintura con sus piernas.

El chico caminó hasta su cama y la posó suavemente sobre esta, separándose de ella por primera vez desde que habían entrado en el cuarto. Lydia se incorporó sobre los codos para mirarle. Le brillaban los ojos. Stiles se quitó la camiseta y se acercó a la cama, pero se quedó de pie en el borde. Lydia se puso de rodillas sobre el colchón, y se acercó a él. Estaban casi a la misma altura. Le acarició el pecho desnudo sin dejar de mirarle a los ojos en ningún momento.

De repente, Stiles agarró los bordes de su vestido y se lo sacó por encima de la cabeza. La observó en ropa interior.

-Eres preciosa, Lydia Martin -le dijo, y ella se derritió ante su comentario.

Le cogió por detrás del cuello y tiró de él, de modo que acabaron tumbados sobre la cama, él encima de ella. Lo miró a los ojos, esos profundos ojos de color café claro, y eso fue lo último que vio antes de cerrar los suyos cuando Stiles comenzó a darle besos por todo el cuello. Ella agarró con ambas manos la sábana de la cama y arqueó la espalda. Stiles bajó por la clavícula y de ahí hacia su estómago hasta llegar a los muslos. En ese momento dudó un instante, pero Lydia lo miró y asintió para transmitirle seguridad. El chico se deshizo de la ropa interior de Lydia y de la que le quedaba a él puesta.

Se fundieron el uno con el otro, disfrutando del momento que tanto habían deseado. Sus cuerpos encajaban a la perfección, y ninguno parecía querer que hubiera ni un centímetro de aire entre ellos.

-Te quiero, Lydia -le dijo él cuando hubieron acabado.

Estaban tumbados en la cama; Lydia apoyada en su brazo mientras le acariciaba el pecho. Él jugaba con su pelo enrollándoselo entre los dedos. Cuando dijo eso, ella lo miró a los ojos, conmocionada. Le dijo lo que le pedía su corazón.

-Yo también te quiero.

Se acercó a él y posó un suave beso en sus labios.

Can't fight this feeling || StydiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora