Vaya idea.

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Hannah

Este tipo me estaba sacando de mis casillas, era realmente odioso. Desde que entre y note su presencia me molesto, y ahora con esta actitud, en definitiva me molesta. Sonrió y ladeo la cabeza. Eso no me gusto.

-Bien. Acatare ordenes.-me miro y después a Sommer. –Me ha dicho que escogiera a un tutor, el que más me gustara. Bien- volvió su vista hacia mí. –La escojo a ella.- Y su sonrisa se ensancho, mostrando una fila de perfectos y blancos dientes. –La quiero a ella como tutora- sentencio.

Sommer pasaba su vista de el a mí. Y yo no dejaba de asesinarlo con la mirada. Después de un rato de una guerra de miradas, Sommer hablo. –Bien, si así lo quieres. Levine serás su tutora- yo no cambie mi expresión sombría. - ¿Cuánto tiempo?- mi voz salió dura, sin emoción, y como cuchillos afilados. –Un mes, el mes de prueba- sentencio. Entonces recordé algo muy importante. Relaje mi cara, y deje que las comisuras de mis labios se alzaran un poco. -¿Cuántos créditos?- Sommer me miro. –Unos 10, ¿te parece?- negué con la cabeza.

–Son muy pocos. Con 10 créditos no adiestro animales como el- me di la vuelta, en señal de que me iría. –Espera- me gire y vi como Connor sonreía. –Le sugerí a el profesor que te diera 20 por el mes de prueba- asentí- ¿Y, a cambio de qué?- pregunte suspicaz. –El resto del año seas mi tutora-termino. Eso no me agrado, mire a Sommer. -¿Cuántos créditos por mes?- él se puso a pensar, pero antes de responder el rubio lo hizo. –Diez créditos. Te conviene, son más de 10 meses. Tendrás poco más de 100 créditos- sonrió de lado- ¿Qué dices? ¿Trato?- estiro su mano. –Trato- dije, me di la vuelta y salí de la oficina.

Escuche que me llamaba, pero no me detuve, quería alejarme un rato de ese odioso. La clase iba a terminar en 20 minutos y no me dejarían entrar, así que mejor me fui al jardín. Busque un árbol con sombra, para recargarme, cerrar los ojos y relajarme. Lo encontré y me dispuse a descansar.

Pero creo que le hice mucho mal al mundo porque el odioso apareció a mi lado. –Hola, guapa, ¿No deberías estar en clase?- su voz masculina me irrito más. –Piérdete, bonito- gire mi cabeza un poco para verlo y levante mi dedo medio en su cara. –Uh, que eso no se ve bien en una dama- sonreía como un tonto.- Pues no soy una dama, así que no importa – me iba a levantar, pero me tomo del brazo. Lo voltee a ver muy mal, casi con odio, por lo que el retiro su mano muy rápido.

–No te vayas, que se está bien aquí- me miro, y luego se recargo en el árbol. –Si se está bien, cuando no eres molestada por un idiota- me miro divertido, y sonrió de lado. –No me conoces, guapa- bajo la vista al pasto –Así que no juzgues - lo mire un poco confundida. –Pues no creo equivocarme mucho- el empezó a reírse. –Si lo haces, te equivocas mucho- en ese momento me miro y me encontré con sus ojos. Por un momento dude si eran azules o verdes. Pero la campana me salvo de seguírmelo preguntando. –A clase- dije, me levante y lo mire desde arriba –Pupilo- sonreí y el también.

 •

Derek

Esta chica me pone los pelos de punta. Nunca sabes que va hacer o decir. Y eso me desespera. No muy seguido las chicas me sorprenden, básicamente todas dicen lo mismo. Pero ella, Levine, sí que te hace pasar un mal rato. Pero encontrare la forma de hacerla rabiar, al menos sé que con mi presencia la irrito, así que será sencillo.

La seguí por los pasillos, todas las chicas me miraban como si fuera un dulce, estoy acostumbrado a eso, así que para derretirlas hice lo de siempre, me pase una mano por mi pelo rubio y acomode mi chaqueta, escuche muchos suspiros y sonreí.

-Deja de pavonearte Connor, solo son un bulto de hormonas alborotadas. No te emociones –y ahí está de nuevo la bruja arruinándole el momento a uno. –Podrías ser más amable, ¿no crees? Yo tenía entendido que los asesores eran buenas personas con el sentimiento altruista de ayudar a sus compañeros- escuche su risa. Era una muy linda risa. –Por favor, bonito. Creo que quedo claro que no tengo ningún sentimiento altruista, las tutorías me dan lo que más necesito, créditos. Aceptar a un pupilo es como comprar créditos, simples negocio –se encogió de hombros.

Entramos a un salón y se sentó en la última fila. Yo me acerque a un lugar más adelante, pero ella me llamo. –Bonito, tú vas a aquí conmigo –golpeo el lugar libre junto a ella. –No gracias, quiero sobrevivir hasta el final de la clase por lo menos. Y al sentarme contigo podría morir por radiación de odio –ella solo levanto una ceja. –Búscate mejores formas de herir, esas no funcionan conmigo- se cruzó de brazos y asomo una pequeña sonrisa.

Me levante y me senté junto a ella. Los alumnos llegaron muy rápido y el salón se llenó en un santiamén. El profesor entro y empezó a pasar lista. Curiosamente decía el nombre de los alumnos, pero en el caso de mi bruja personal, dijo el apellido. Levine. Al terminar de pasar lista, ella se levantó, y me jalo de mi chamarra. –Ven conmigo- me pare y la seguí.

-Profesor Murray, él es Connor, Derek Connor. Trasladado desde Australia, no lo querían allá y nos lo mandaron –el profesor sonrió y me miro. -Un gusto Derek- y me extendió la mano. Yo la tome –La verdad prefiero que me llame Connor- y sonreí. –Como gustes Connor. Mi clase es de Filosofía, si te duermes no te culpo, pero es mejor que no lo hagas- al decir eso miro a Levine y vi como sonreía de lado. –Siéntense, la clase va a comenzar- y así lo hicimos Levine y yo nos sentamos. Y la clase empezó.

-¿Con que dormilona, Levine?- le dije para molestarla. Ella sonrió y me miro, aun así sus ojos eran fríos. –Digamos que por las noches, no duermo bien- me guiño un ojo y volvió la vista al pizarrón. ¿Qué quiso decir con eso?

Tutorias. Aprendiendo a amar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora