Capítulo 1

603 40 1
                                    

Capítulo 1

9 de julio, 2013

Desde mi habitación, puedo escuchar claramente los golpes en la puerta principal. Alguien parece desesperado queriendo entrar en la casa.

Sin embargo, sigo acostada en mi humilde habitación.

Las luces están apagadas y veo el reflejo de la luz que viene por debajo de la puerta de mi cuarto, y escucho sonidos suaves de pasos que van hacia la puerta principal.

En ese momento, oigo la voz de mi tío.

-¡Cesar! ¿Qué haces aquí a estas horas?

Mi tío es un hombre de casi sesenta años. Tiene el pelo gris, piel enrojecida y los ojos marrones. Él lleva un pijama raído y zapatillas de goma.

-Yo vine a buscar lo que me debes hace tres meses. – Dice un hombre con una voz extraña. - Tu tiempo se acabó.

-Pero César, yo no tengo ese dinero ahora.

-¡Si, seguro! ¡Tú viejo bastardo!

Levanto la cabeza de la almohada, cuando me doy cuenta de que la conversación está tensa.

Mi tío levanta sus manos a la boca y le suplica con esperanza.

-¡Por favor, César! ¡Dame más plazo!

-¡Suficiente Donato! ¡No voy a darte más tiempo! Yo también pago las facturas y ¡necesito ese dinero!

-¿Dónde voy a conseguir cinco mil dólares?

Donato pregunta mirando al techo y su desesperación casi perfora la capa blanca del techo.

-¡Se nota! Después de todo ¡estás viejo, pero no muerto!

César mira a mi tío y saca una pistola plateada de su cintura. Mi tío tiene pánico al ver que el arma lo apunta.

-Cesar, ¡No lo hagas! ¡Te pagaré! ¡Lo juro!

-¡Cállate viejo bastardo!

-Cesar ¡No me mates!

Las palabras "me mates" me sacó de mi cama, yo quito mi frazada a un lado y me siento en la cama, me levanto asustada y corro hacia la puerta de mi habitación, que todavía está cerrada y peleo con mi desesperación para abrirla antes de que sea demasiado tarde.

Cuando logro salir de mi propia habitación, corro por el pasillo y me detengo en el centro de la sala, donde estaban mi tío y el prestamista.

En ese momento, mi tío se da vuelta y me mira, pero el extraño hombre mira en mi dirección.

-¿Qué está pasando aquí?

Pregunto, tratando de estar más tranquila y suprimir la debilidad de mis piernas.

Así que miro el rostro asustado y pálido de mi tío y luego miro hacia el hombre con el pelo castaño oscuro, ojos marrones y piel clara. Parece un hombre de treinta y siete años.

Sin embargo, su actitud no la mantiene por mucho ante mi mirada de asombro, ya que detiene justo la vista en su pistola plateada.

El prestamista mira con sus ojos de águila a través de mi cuerpo, empezando de abajo hacia arriba, se da cuenta que estoy descalza, con el pelo suelto y despeinado.

Sin embargo, su objetivo principal es mi silueta bajo mi camisón de algodón, con estampados de flores.

-¿Quién es esta? - Cesar le pregunta a mi tío, pero sus ojos todavía me miraban con interés.

-Esa es mi sobrina.

-¡Tú sobrina! - Él me mira fijamente, mientras que su razonamiento parece ser más rápido que sus ojos en mí.

Miro a mi tío y vuelvo a mirar al hombre que estaba frente a nosotros, sosteniendo un arma muy peligrosa.

-Voy a llevarme a tu su sobrina como forma de pago.

Él dice y se me acerca, sin embargo, me doy cuenta de que mi tío está de acuerdo con su propuesta, manteniendo su postura.

-¡Tío! ¿Qué está pasando aquí?

Pregunto sorprendida y asustada cuando me doy cuenta de que seré el pago de su deuda.

El hombre me sostiene del brazo y me arrastra con él, muevo mi cuerpo en dirección opuesta, tratando de no ir con él.

-¡Tío, haga algo! - Lloro mientras estoy siendo tomado como un carro hacia la puerta principal.

Y todo lo que escucho de mi tío es

-YO LO LAMENTO EMILY.

César se detiene en la puerta, se vuelve y le dice a mi tío.

Tu deuda esta paga.

Miro hacia abajo y cierro mis ojos, mis lágrimas comienzan a caer. No creo que mi propio tío me haya negociado como una mercancía sin valor para un extraño. Después de todas las cosas que hice por él, después de la muerte de mi tía.

Así, César me tironea con brutalidad por mi brazo y camina hacia su coche plateado, baja el arma y abre la puerta de atrás de su coche y me tira en el asiento trasero.

-¡Mantente en silencio! O me veré obligado a hacerte callar con mi dulce pistola.

Miro hacia abajo a su mano derecha sosteniendo el arma y hago silencio para salvar mi propia vida.

Eso es todo lo que puedo hacer en ese momento.




Obsesión  del  TIGRE (Novela adulta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora