Obsesión del TIGRE (Novela adulta)

Capítulo 7

Capítulo 7

-¡Entra, carajo!

Escucho murmurar a una voz masculina, mientras me acerco con cuidado a una sala parcialmente oscura.

Y ante mis ojos veo las paredes de madera barnizada, algunos tacos de billar colgados en una pared. Una mesa de billar y tres luces rojas por encima de ella, que cuelgan en el techo blanco.

En otra pared hay fotos de tigres en marcos de madera.

Mi mirada aprensiva recorre la habitación oscura y se detiene en la imagen de Larsson TIGRE, de pie junto a la mesa, sosteniendo un taco de marfil.

Sí a su tiempo, Larsson TIGRE. - Él dice en voz baja a sí mismo.

Larsson se inclina apunta su puntero a una bola roja y dispara contra ella. La bola rueda a diversos ángulos y cae en el segundo agujero a la izquierda de la mesa.

Y en ese momento, él mira hacia el pasillo y ve una sombra al lado de la puerta entreabierta.

No estoy acostumbrado a jugar con gente viéndome a escondidas.

Su voz sonaba grosera y yo tomo eso como una crítica.

-Lo siento, voy a dejarte solo. - Contesto todavía escondida detrás de la puerta.

-¡Quédate! - Ordena y golpea el mango de su taco en el suelo.

Yo detengo mis pasos y poco a poco camino en la sala de juegos. No sé cuál es mi interés en permanecer allí, incluso si estoy interesada en comenzar un partido de billar.

Sin embargo, mi respuesta llega rápidamente cuando me enfrento a los ojos verdes de Larsson TIGRE, está iluminado por las luces rojas, sin embargo, las partes de su cuerpo son de color oscuro debido a la mala iluminación allí.

Mis ojos descienden y viajan a través de su pecho medio desnudo, que viste pantalones de pijama en raso negro y una túnica también de raso negro, rodeo la mesa y puedo ver una foto de un tigre bordado en la parte posterior de su túnica satinada. Sus pies están descalzos y el pisa ligeramente el piso frío de la sala de juegos.

Me detengo junto a la mesa de billar y lo veo jugar.

-¿Tienes el hábito de jugar solo?

Me mira, toma una tiza y marca la punta de su taco. - Me reto a mí mismo.

Y sopla la punta de su taco, eliminando el exceso de tiza en ella.

Mis cejas saltan de mi frente, encontrando todo muy exótico. Alguien que se desafía a sí mismo. Esa actitud parece ser más de una persona que no le gusta o no acepta perder.

-Por lo visto, ¡Tú odias perder! - Comento mirando a la bola amarilla en el fondo de la tabla verde.

Se da cuenta de que estoy mirando a la bola amarilla, entonces el apunta su taco a la bola blanca y le pega con un potente disparo, la bola gira por seis o siete veces y cae en el último hoyo justo a mi lado.

Levanta la cabeza, me mira y sus ojos están más iluminados y brillantes. - Yo siempre gano.

Me encojo de hombros y me estremezco ante su mirada audaz, desafiante y sorprendente.

Parece estar invitándome a jugar a otro tipo de juego. Qué sean caricias, susurros, gemidos y placer. Y en este juego los involucrados nunca pierden.

Camina hasta el otro lado y mira a la última bola negra y otro disparo impecable y la bola cae en el segundo hoyo de la derecha.

Se pone de pie totalmente y me mira de nuevo con sus encendidos ojos verdes. Deja su taco sobre la mesa y camina lentamente hacia mí.

Larsson TIGRE se para delante de mí y me mira de abajo hacia arriba, me examina y finalmente se da cuenta de que estoy usando un vestido de talle alto, de color salmón.

Su fría mirada me hace retroceder y mis manos y mi espalda se apoyan sobre la mesa de billar.

Siento que me quema la piel y ardo en deseo, cómo me gustaría que me tocara y me besara.

Sin embargo, permanece inmóvil, me fulmina simplemente con el magnetismo de sus ojos.

Si este es uno de sus pequeños juegos de seducción, sabe que lo está haciendo perfectamente bien.

Porque ahora me muero de ganas de volar hasta su cuello y suplicarle que me bese. Pero me falta el coraje y la audacia para eso.

Mis labios están entreabiertos esperando el toque suave de sus labios, y nada termina sucediendo, deslizo mis manos sobre la mesa y tratar de agarrarla como si yo estuviera agarrando la carne de Larsson TIGRE.

Él mira a los movimientos de mis manos y sonríe, ya imaginando lo que representa.

Sus labios están cerca de mi barbilla y automáticamente cierro mis ojos, a la espera de sus labios. Pero coloca su boca en mi oído izquierdo, él desliza la punta de la lengua sobre él y dice en voz baja junto a mi oído.

Yo seduzco a las mujeres tan fácilmente. – Sonríe maliciosamente y sigue diciendo. - Y yo siempre las dejo deseando mis besos.

Aparta la cara de mi oído y camina hacia atrás, sin dejar de mirarme, y yo estoy enrojecida por el deseo, la ira y la vergüenza.

Quién debería estar haciendo este juego de seducción soy yo y no él, creo.

¡Qué demonios! ¿Por qué nunca me besa?

Él se acerca a la puerta y, aún de espaldas a la sala de juegos y a mí, dice con una sonrisa burlona. ¡Es divertido!

Y camina por el pasillo hacia su lujosa habitación.