Capítulo 4

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Capítulo 4

Miro el techo cuando Olinda cierra la puerta de la habitación desde el exterior de la misma. Ahora estoy sola en esa habitación majestuosa.

Las paredes son claras. Hay una cama doble con ropa de cama en tono blanco. A ambos lados de la cama, hay dos lámparas de luz blanca.

En la cabecera de la cama hay algunos objetos y veo una escultura de un tigre en porcelana sobre él.

Me acerco a la pared de vidrio junto a la cama y puedo ver el jardín fuera de la casa.

Sin embargo, con tanta maravilla natural ante mis ojos, prefiero tirar de las cortinas blancas y cerrarlas para ocultar la habitación. Camino hacia la cama y me siento a un lado. Mis manos se deslizan por la colcha, y siento la suavidad de su textura. Sonrío en silencio, mi Dios, estoy en el paraíso.

Y poco a poco pongo mi cabeza en una de las almohadas gigantes. Y cierro los ojos, deseando que otro día sea maravilloso como esa habitación blanca que me trajo un poco de paz y tranquilidad.

***

Oigo a alguien golpeando suavemente a la puerta. Veo las cortinas floridas por la luz solar y me doy cuenta de que este es un día más. Coloco la manta a un lado y salgo de la cama. Sin embargo, mi cabello esta desordenado y todavía estoy con la túnica blanca.

Abro la puerta blanca y veo a la señora Olinda delante de mí, ella traía varias bolsas blancas. - El Sr. Larsson me pidió que comprara esta ropa para usted.

-¿Para mí? - Dije con sorpresa. - No es necesario...

Por supuesto que es necesario, no es adecuado que usted use una bata de baño y sin ropa interior. - Ella dice rigurosa y me entrega una gran cantidad de bolsas.

Me sonrojo y me desespero. - ¡Dios mío! ¡Olvidé mi ropa interior y mi camisa en el baño!

No te preocupes, ya tomé tus ropas y las tiré a la basura. - Ella me da la espalda. - Ahora vístete adecuadamente, el Sr. Larsson está esperando en el comedor para el desayuno.

-Dile que ya voy.

Cerré la puerta y caminé con las bolsas a la cama. No tengo tiempo para ver toda la ropa en las bolsas, y yo trato de ser práctica y no dejar a Larsson TIGER esperando mucho tiempo por el desayuno.

***

Bajo las escaleras y veo a Larsson de pie, mirando a su jardín a través de una pared de cristal, él está usando una camisa de color negro, pantalones de algodón oscuro y zapatillas de goma.

Y su cadena de oro con el colgante del tigre brilla aún más sobre la camisa oscura. Se pasa las manos por su pelo y me mira.

-¿Has tenido buenos sueños? - Sus ojos recorren mi cuerpo cubierto por un vestido de algodón, en tono marfil.

-En realidad, no recuerdo si he soñado esta noche. - Mis manos enderezan el moño en la parte superior de mi cabeza.

- ¿Te gusta la ropa que Olinda ha elegido para ti?

- No he tenido tiempo para verlos a todos, pero lo que vi me agradó mucho.

- Pensé en llevarte personalmente para elegir tu ropa, pero como estabas sólo con una bata de baño...

Se queda en silencio y llevo mis manos sobre mi nariz cuando creo que él sabe que la noche anterior yo estaba sin ropa interior.

-Ven, vamos a tomar nuestro desayuno.

Él camina por delante y yo lo sigo.

Nos sentamos frente a una mesa de cristal enorme, con diez sillas en tono negro. La habitación es de color blanco con una enorme araña en oro viejo con ocho lámparas. En una pared hay una imagen de un tigre pintada al óleo. En otra pared al lado de una cortina hay unas persianas blancas, amplias con tres cerrojos en cerámica negra.

Me pierdo mirando la variedad de comida en la mesa. Uvas verdes, papaya cortada por la mitad, mermelada, tostadas, pan francés, café, leche y zumo de naranja.

- Come lo que quieras. - Dice al llenar su taza con leche y café negro después.

- ¡Me encanta el café! - Exclamo fascinada, mirando como una princesa en su castillo.

Larsson sonríe con los labios cerrados y llena mi taza con café.

-¿Dónde está su familia? - Le pregunto mientras pruebo mi café.

Se pone jalea y me mira con consternación, parecía no querer hablar de ello.

-Murieron en un accidente de coche cuando yo tenía diez años.

-Oh. - Yo bebo mi café y ahogo mi decepción.

-¿No vas a comer nada? - Muerde el pan tostado con mermelada.

-¿Puedo comer una fruta?

-Pero, por supuesto, ya te dije, come lo que quieras. - Él le dice y come su último pedazo de pan tostado.

Mi mano toca un racimo de uvas verdes, la arranco y coloco una uva en la boca, sin embargo, Larsson observa la manera que yo chupo la uva.




Obsesión  del  TIGRE (Novela adulta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora