¿Quien soy?

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No se ni quien ni que soy, ni cómo llegué aquí.

He oído cosas, todas provenientes del exterior, dicen que soy un error, qué algún día mi existencia tendría que acabar, qué soy un alma enfurecida, que soy un... un MONSTRUO.

Los días cada vez son más largos y cada vez tengo menos fuerzas para levantarme de la cama. Pero si quieren matarme no lo van a conseguir así. Poco a poco me voy acostumbrando, toda mi existencia va a ser así y voy cogiendo fuerzas, he de mentalizarme.

Me levanto de la cama, me lavo la cara y recojo la botella de agua que me dan todas las mañanas y que me tiene que durar el resto de el día. Bebo un poco de agua y añado una rayita más a la "pared de mi existencia", llevo ya unos años aquí encerrado. Todas las mañanas hago lo mismo, pero no todos los días los oigo hablar, casi nunca se asoman por aquí.

-Pero el día que haga daño a alguien la culpa será nuestra.- ¡Genial! Ya vuelven a hablar de mí.

-Eso dices ahora, pero si eso algún día sucede no te preocupes, nosotros saldremos limpios.- Le responde convencido.

-Es un monstruo Dan, y lo sabes.-

-Lo se Ryan pero no sólo yo lo se, lo saben todos, pero sólo nosotros conocemos todos sus extremos. Y si algún día hiciera falta crear armas siempre tenemos el "comodín".- ¡Oh no, por ahí si que no paso! Si me quieren usar como arma lo llevan claro.

-¡Y LUEGO TE DESPIERTAS!- Grito a través de los barrotes.

Alguien se acerca y me mira detenidamente. Mira a su compañero y le hace un gesto para que se acerque. Ambos observan mi celda y luego me dedican algunas miradas, todo está en silencio hasta que uno de ellos decide hablar.

-Mmm... No entiendo tu interés en quedar como algo digno cuando sabes que no lo eres. ¿No crees?- Dice y me mira desafiante.

-Es curioso que digas eso cuando eres tú el que pretende salir limpio de algo que probablemente sea culpa tuya.- Respondo.- Además, una cosa es querer quedar como algo digno y otra cosa es no dejar que me uséis como un arma.

-Eres un monstruo, y los monstruos sólo sirven para matar.- Dice y suelta una pequeña risa.

-Dan déjalo estar.- Le dice su compañero nervioso.

-Eso, mejor hazle caso a tu novia.-

-¿Me estás amenazando?- Pregunta el tal Dan.-

-Puede qué sí, o puede que no.-

Se acerca más y me agarra por la camiseta y me estampa en los barrotes.

-Mira, si todavía no te hemos matado es porque eso nos supondría gastar más dinero del que nos costó crearte. A ver si esto te entra de una vez en la cabeza, eres un experimento fallido y te queda mucho tiempo más aquí contando los días que pasarás aquí encerrado. ¿Queda claro?-

-Dan, creo que... que deberías dejarlo.-

Me deja caer en el suelo y comienzo a notar una sensación rara en mi cuerpo, el corazón se me acelera pero esa sensación desaparece poco a poco cuando se marchan.

Me levanto y me miro en el espejo, ¿qué acaba de pasar? Nunca me había ocurrido algo así, nunca el corazón me había latido tan rápido... Me siento en la cama, miro al suelo y aprieto los puños. Cubro mi cara con las manos y vuelvo a pensar cuál es la razón de por qué me llaman monstruo, nunca lo he entendido, ¿el hecho de que sea un experimento me hace ser un monstruo? Qué yo sepa los monstruos son amenazas. ¿Acaso soy una amenaza? De repente algo me saca de mis pensamientos, es una voz de un chiquillo que viene de la calle.

-Mami, ¿por qué nadie va por esa calle?- Pregunta curioso el chiquillo.

-Esa calle es peligrosa, en ese edificio vive un monstruo.- Responde su madre.

-¿De verdad mamá?- Responde la que pare ser su hermana.

-Si hija, dicen que en el callejón está la venta de su cel...- Poco a poco se van alejando y no escucho nada más.

Todos los que pasan por la calle hablan así, advierten a sus hijos y familiares de que estoy aquí, siempre es así, pero no puedo caer ahora, han sido varios años de sufrimiento y caer en depresión ahora sería demasiado.

Miro el reloj y veo que es hora de comer, espero con impaciencia que me traigan la comida, pero nadie aparece.

Llevo media hora esperando y por fin aparece el tipo que me trae la comida.

-Gracias, tengo hambre.- El tipo asiente y deja la bandeja en el suelo y se va corriendo.

En la bandeja hay solo una nota: "No te preocupes, aunque sabes que sólo te damos de comer una vez por día pórtate bien y mañana tendrás postre ;)."

Cojo la nota y la tiro al suelo, tengo mucha hambre pero lo único que tengo es agua así que bebo un poco para ver si consigo algo pero obviamente no consigo nada.

Me tumbo en la cama imaginando cómo sería todo esto si no fuera un experimento pero unos chicos van al callejón. Qué raro...

Me acerco a la ventana que da directa al callejón y les observo hasta que uno se acerca a mi.

-¿Qué miras?- Pregunta desafiante y su cuadrilla de adolescentes subnormales repiten a coro "Eso".

-Es mi ventana y voy a mirar por ella tantas veces como quiera.- Respondo y él le da una calada a su cigarro y me tira la colilla.

-Ya, pero este es MÍ callejón y no te permito que nos mires mientras estamos aquí.- Se acerca y se agarra a los barrotes de la ventana.

Enfadado, le cojo de la camiseta y le acerco más a los barrotes y noto como se me vuelve a acelerar el corazón más que la última vez y también noto como...

Holisss, os traigo el primer capítulo de mi nueva historia, espero que os guste mucho y que la apoyéis. Bueno, hasta el siguiente cap, besos. Jeje.

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