CAPÍTULO 4

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Y allí estaba, hablando con el novio de una borde mientras ella me fulmina con la mirada.<<Tierra traga me, tierra traga me...>> Me repetía en la cabeza, esto era un sufrimiento por no hablar de que Molly empieza a cabrearse más de lo normal.

-Ejem ejem, Ryan, ¿te importaría acompañarme a mi casa?- Parecía que le hacía una señal como para que se alejara de mi pero no estoy segura. 

- ¿Ya te vas? pero si acabamos de salir de tu casa.- Ryan no pareció entender a lo que se refería Molly.

-¿Qué más te da? tu acompáñame y ya está.- Cuando termina de hablar tira a Ryan del brazo y poco a poco se van alejando, pero, antes de que los perdiera de vista, el chico paró un rato y se despidió de mí.

-Buf, al fin, me estaba poniendo de los nervios.- Scarlet, se quedaba paralizada y mirándome con curiosidad.

-¿Co... conoces a Ryan?- No sabía como interpretar su tono, puede que fuera de sorpresa o de miedo pero no quería arriesgarme.

-Sí ¿por qué?- Estaba confusa, no entendía porque tenía tanta importancia conocerle o no.

-Es el chico más guapo y el más popular de todo el insti y se lleva bien con todo el mundo, menos con el Señor Brown.

-¿Quién es el Señor Brown?- Pregunté con curiosidad, aunque parecía que se refería al que le castigó el día anterior.

- Es el jefe de estudios y la tiene tomada con Ryan porque, según algunos rumores, es su padrastro.- Tras esas palabras no sabía cómo responder y me quedé atónita con la boca abierta.

Se nos empezaba a hacer tarde a si que tuvimos que volver pedaleando cada una a su casa, cuando volví a la mía mi madre me echó una buena bronca porque había regresado demasiado tarde. En fin... me quedé sin móvil hasta mañana- ¡Bien Amanda, bien!- Me dije a mi misma cabreada por el castigo de mi madre, ya que a estas alturas no puedo vivir sin el móvil.

Terminé de cenar y me fui derecha a mi cuarto, estuve un rato en skype para ver si se conectaba otra vez Tatiana. Pero, después de un buen rato esperando no dio señales de vida, total, tuve que apagar el ordenador y aburrirme como una ostra.

-Pues tendré que leer algo, ya está bien de tanto internet por un día.- Me dije para mis adentros mientras miraba en mi estantería, buscando a ver si veía algo que me gustase. Después de un largo tiempo intentando encontrar algo que fuera leible, descubrí un libro que recuerdo que me gustaba mucho y era "El club de los incomprendidos". Me había visto la película miles de veces y el libro ni te cuento las veces que me lo leí, no dudé ni un segundo en cogerlo y ponerme a leer.



*AL DÍA SIGUIENTE*

Desperté algo incómoda y con la ropa de ayer, pues me había dormido leyendo y tenía el libro justo debajo de mi espalda. Doble dos o tres páginas pero no había ninguna rota, lo cual fue un alivio. Después de esto, me prepare rápidamente y desayuné.

Al llegar al instituto, tuve la mala suerte de encontrarme con Molly, pero menos mal que estaba con Ryan si no me hubiera hecho cualquier cosa. Hoy las clases empezaron ya fuertes y estuvimos dando el primer tema de Química y como es de esperar todos incluida yo estábamos tan aburridos que a una "listilla" se le ocurrió la idea de tirarme papeles en los que ponían: <<Vas a morir, no necesitamos ninguna jardinera aquí>> Sus palabras dolían, pero tampoco les dí mucha importancia a si que se lo dije a la profesora sin que Molly me viera.

-Tranquila hablaré con la Señorita Madsen enseguida .- Aseguró la profesora después de que la enseñase las notas.- Y no te preocupes si se mete contigo porque me lo hayas dicho, si lo hace dímelo y me asegurare de que no te vuelva a molestar, has hecho bien en avisarme.

-Gracias Señora Williams.- Tras estas palabras me fui al recreo con mi amiga Scarlet, que me esperaba impaciente y con ganas de saber que había pasado.

Nada más salir lo primero que me preguntó es qué le había dicho a la profesora, y claro, yo se lo conté todo con cada detalle. El rostro de Scarlet se volvió pálido de repente, y rápidamente me llevo a un sitio donde nadie nos oyera y comenzó a contarme lo que le pasó a una de sus amigas.

-Mi amiga Anna tuvo un problema con ella y se lo contó al tutor, el tutor expulsó a Molly. Lo peor fue cuando volvió, todos los recreos la perseguía para meterse con ella.

-¿Y ahora dónde está?- Pregunté curiosa, esta historia me pareció muy fuerte.

-Se tuvo que cambiar de instituto y se mudó para no volver a ver a Molly, hasta se cambió de número de teléfono.- Al finalizar esto tuve la sensación de que debía haber dejado pasar lo de la nota, tenía que haberla tirado y olvidarme de ella, pero no, tenía que llamar a la Señorita Williams y decírselo. ¡Bien Amanda, bien!                                                                                                                                                                     El recreo terminó y todos volvimos a nuestras clases correspondientes pero antes, Ryan se acercó a mi.

-¡Amanda! ¿puedo hablar contigo?- Dijo casi a gritos, creo que hasta le oyó el jefe de estudios mientras se tomaba el café.

-Claro ¿qué quieres?

-Estaba pensando que tal vez querrías quedar mañana sobre las cinco o cinco y media.- En ese momento no sabía que decir, estaba muy sorprendido y a la vez alegre porque, la verdad es que Ryan me gusta, me gusta mucho si lo admito, no vale la pena negar lo.

-Claro, a las cinco y media estaría bien.- Su rostro cobró vida y una sonrisa en su cara se dibujó.

-Estupendo, paso a por ti a las cinco y media.

-Allí estaré.- Después de esta agradable conversación fui a clase muy contenta sin recordar el problema que tengo con Molly, que para mi sorpresa, esta vez no me puso la zancadilla, lo cual quiere decir que se ha hartado de molestarme o que no se arriesgaba a que le cayera otra bronca.

El resto del día pasó tan rápido que no me di cuenta, parecía que habían pasado tres minutos desde que hablé con Ryan. Mejor que se me pase rápido porque si no, menudo infierno y eso que ya lo es si está Molly.



Un Amor InfinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora