CAPÍTULO 7

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Ya harta de estudiar, dejó el libro en la mesa malhumorada y con tanta fuerza, que del golpe, el libro termina por caerse. 

-¡Menudo tortura!- Grito en voz alta. Mi madre lo oyó y me pidió que bajara el volumen debido a que estaba hablando por teléfono por situaciones de trabajo y bla bla bla.

Justamente después, me llega un mensaje de Ryan, pero lo ignore. No le pienso dirigir la palabra a ese sinvergüenza. El móvil sigue mandando notificaciones y finalmente, acabo contestando a los mensajes de Ryan.

-Déjame en paz, ¡no quiero hablar contigo!

-Pero, Amy, solo quiero saber que te pasa.

-No me llames Amy, eso es solo para los amigos, ¡cosa que tú no eres!- Después de esto le bloqueé y le borré de mi lista de contactos.

<<¿Y ahora que hago?>> Pienso mientras estoy tirada en la cama, sin ganas de hacer nada. Tras estar un rato pensando, decidí dormirme un poco, algo que tarde solo 0,5 segundos. Estaba muy cómoda durmiendo, pero me tuvo que despertar mi hermano saltando en mi cama. Me daban ganas de decir palabras que preferiría no contaros aquí.

Llamo a Scarlett. Necesito hablar con ella, olvidarme de Ryan. Contesta a la llamada en seguida, pero hay algo raro en su voz, esta ronca y parece que no puede hablar.

-Oye, ¿estas bien?- Pregunto mientras por la otra línea se oyen toses y un estornudo.

-Me parece que tengo fiebre, mañana no voy a poder ir al instituto, lo siento Amy.- Hago una mueca de fastidio y continúo hablando con ella.

-Te llamaba por si querías quedar pero veo que no, espero que te recuperes y te pongas bien.

-Gra... gracias.- Estornuda otra vez, pobrecita tiene que estar fata.

-Ahora descansa para que te pongas bien, mejórate, ¡adiós!- Me despedí de ella antes de colgar, ahora si que no sabía que hacer. Podría hacerle un regalo e ir a visitarle. Eso fue exactamente lo que hice, le compre un collar en el que ponía Scarlett y fui a su casa.

Ya allí, llamé a la puerta y su madre me recibió:

-¡Hola! Eres Amanda ¿no?- Su madre era tan alegre como su hija.- Supongo que vienes a ver si está Scarlett pero es que está...

-Tranquila lo sé, me lo dijo por teléfono.- La interrumpí.- Venía para ver como estaba y darle un regalo.

-Ah vale, entonces pasa está en el salón.- Acepto la invitación y entro en la casa, hay un pequeño pasillo hasta llegar al salón. El pasillo estaba lleno de fotos de su familia y algunos dibujos que ha echo su hermana en el colegio. 

-¡Hola!- Saludo cuando entro en el salón. Scarlett se da la vuelta y me mira muy entusiasmada y a la vez confusa.

- Hola Amy.- Tiene una pinta horrible, está pálida y parece que no tiene casi voz para hablar. Tiene los ojos cansados y la nariz roja.

-Vengo a visitarte y te he traído un regalo.- Le doy el regalo envuelto en papel de lunares y cuando termina de abrirlo, se queda boquiabierta. 

-¡Qué bonito! No te tenías que haber molestado.- Sonrío antes de ayudarle a ponérselo.- ¡No me lo voy a quitar nunca!

- Me alegro que te guste.- Nos abrazamos antes de que me vaya porque ya se está haciendo tarde. Me despedí de ellas y volví a casa con una sonrisa en el rostro, nada me la iba a quitar de la cara, ni siguiera Ryan.

Cuando llegué a mi casa, hice lo normal de siempre, cenar ver una peli ya que era viernes e irme a dormir, no ha habido muchas cosas por hacer la verdad. Cuando me iba a dormir me encuentro con cuatro llamadas perdidas de Ryan, pero paso de él. Ya no existe para mí.

Me desperté a las 6:30 de la mañana porque había un jaleo afuera de gritos y risas. <<Estarán algunos de botellón>>, pienso hasta que el ruido se va como alejando. Después de eso, se hizo el silencio. Solo se oía mi respiración y el viento soplando afuera, como si quisiera invitarme a asomarme por la ventana. Los párpados empezaban a caerse y acabé durmiendo sin más estorbos.

Estuve durmiendo hasta las 11:00, la verdad es que dormí bastante bien, menos en la parte donde oí los gritos y risas. Desayuné sola ya que mis padres habían desayunado antes que yo y mi hermano seguía durmiendo como un tronco. Cuando terminé me fui a mi cuarto para hacer la tarea y luego me puse con el ordenador para hablar con Tati.

Me conecté a Skype y por suerte, ella ya estaba conectada:

-Hola Amy.

-Hola Tati. 

-Bueno, que tal por allí?

-Pues bien.

-Me alegro, y ya tienes novio?

-NO LOCA.

Intercambiamos risas y cosas que nos había pasado a cada una. Yo no quise contarle lo mío entre Ryan, la verdad es que no me apetecía hablar de ello. Y tampoco debería estar pensando en él. Espero que le vaya bien con esa tal Molly.


Un Amor InfinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora