CAPÍTULO 5

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Cuando llegué a mi casa, comí y terminé la tarea lo más rápido que pude. Cuando acabé eran las 16:30, faltaba una hora para que Ryan viniera a recogerme. Me cambié de ropa y me maquillé un poco. Justo a las 17:30 Ryan ya estaba aquí y tengo que decir que se había puesto muy guapo, con el pelo engominado, pantalones baqueros, unas vans blancas y una sudadero azul marino que la verdad es que le quedaba muy bien.

-Bueno, ¿nos vamos?- Preguntó después de que le abriera la puerta.

-Claro.-Asentí con un tono un poco aguda, la verdad es que estaba nerviosa.

-Después de usted bella dama.-Y tras decir esto apartó la cortina y me dejó pasar, parecía un guardaespaldas dejando pasar a una persona famosa.

Estuvimos dando una vuelta por el parque que había al lado de mi casa, la verdad es que fue una tarde mágica, íbamos dados da la mano mirando a una charca a la que acudían cisnes, patos y también había un montón de peces de colores. Alimentamos a los cisnes con un poco de pan y a los patos también por supuesto, pero no nos quedó nada para los peces.

-Son preciosos.-Comenté mientras terminábamos de dar de comer a aquellos animales.

-La verdad es que sí, ¿sigues pensando que Orlando es mejor que Londres? -Dijo sonriendo y mirándome con sus grandes ojos verdes.

-Me lo estoy pensando, pero de momento me gusta más Orlando.- Los dos nos reímos y tras esto, Ryan dejó de reírse y se puso serio.

-Mira, puede que creas que estoy saliendo con Molly, pero, en realidad, solo soy su amigo lo que pasa es que ella cree que soy su novio aunque a mi  no me gusta.-El corazón se me salió del pecho y me quedé paralizada, como si lo que acabo de oír me lo hubiera imaginado.

-¿En... enserio?-Me ruboricé y mi corazón iba a cien por hora, esto parecía una película solo faltaba el beso bajo el atardecer.

-Sí, y... quiero pedirte.... que si te gustaría salir conmigo.- Creo que todos sabemos cual va a ser la respuesta.

-Sí, sí quiero.-Una sonrisa apareció en su rostro y me pareció ver que se había puesto rojo.

Los dos nos quedamos mirándonos el uno al otro, y él acercándose lentamente a mí, me dio un beso sin que me lo esperaba. De repente, sentí un ardor por todo mi cuerpo, como si del beso saltaran chispas y encendieran una mecha dentro de mi cuerpo. Mi mente desconectó, parecía que hubiese congelado este mismo momento y lo esté repitiendo una y otra vez, hasta que sus labios se separaron de los míos. En ese mismo momento volví a poner los pies en el suelo.

-Se hace tarde, ¿quieres que te acompañe a tu casa?- Asentí, y después de intercambiar miradas regresamos a mi casa y nos despedimos con un beso en la mejilla.

Al llegar, mi madre, como de costumbre me preguntó sobre lo que había hecho con "Mi amiguito" como dice ella. Yo solo le conté todo emitiendo la parte del beso y de la despedida. Fui derecha a mi cuarto y me desplomé en la cama, estaba matada sinceramente, no podía mover ni un músculo. Hoy había sentido tantas emociones, tantas cosas nuevas... no sabría como explicarlo, pero una tarde así solo aparece una vez en la vida.

Me quedé dormida y cuando desperté, miré la hora y eran las... ¡8:00! ¡¿En serio había dormido tanto tiempo?! Se supone que mi madre me tenía que haber llamado para cenar a las 7:30 como siempre. Bajé abajo y estaba mi madre sola mirando a la tele.

-Hola mamá.- Ella se volvió hacia mi y me devolvió el saludo.- ¿Por qué no me has llamado para la cena?

-No quería despertarte. Además tu padre se ha ido de cena con sus compañeros de trabajo, y tu hermano tenía que hacer un trabajo con los de su clase.- Parece que todos los hombres de la casa estaban ocupados.

-¿Y tú no has cenado?

-Pensaba que querrías cenar con alguien en vez de sola y te he estado esperando, al parecer duermes más que tu padre.- Las dos nos reímos y después de intercambiar risas, sonó el timbre y yo me ofrecí para abrir la puerta. Tras ella estaba mi hermano, que había venido gracias a la madre de su amigo. Antes de entrar en casa, nos despedimos y le dimos las gracias a la mujer y ella se fue con el coche y desapareció entre la niebla que no dejaba ver ni la luz de la luna.

Cuando mi hermanito le contó a mi madre lo que había estado haciendo, fuimos a la cocina y cenamos pizza porque mi mamá estaba muy cansada como para preparar algo. Papá llego una hora después de cenar, mientras nosotros estábamos cada uno en lo nuestro. Él llegó con dos cajas pequeñas como el tamaño de una libreta.

-Esto es de parte de uno de los que trabaja conmigo, me ha dicho que espera que os guste y que puede que os sirva de mucho.- Dentro había un diario, la verdad es que era demasiado mayor para ellos y no quiero que mis secretos se descubran por encontrarlo. Pero este diario no es uno cualquiera, es para relatar viajes. 

-Pero si no creo que vayamos a hacer muchos viajes.- Contestó mi hermano metiendo el diario en la caja.

-Eso dices tu, pero mira en una de las páginas.- Cuando lo dijo miré hoja por hoja y descubrí dos billetes de avión para Orlando.Me quedé boquiabierta, podía ir a ver a Tatiana y a todos mis amigos de allí.

-¡Gracias gracias gracias gracias!- Estaba saltando de alegría y no podía dejar ni de saltar ni de moverme, si pudiera le daba un beso en la cara al compañero de mi padre.

-También me dijo que si le gustaba lo que escribíais os compraba más billetes para ir a otros lugares.-Y ya eso era la guinda del pastes, la gota que colma el vaso y que no podría sorprenderme más. Me pregunto de dónde sacara el dinero. Será que tiene una mujer muy rica o que gana un buen sueldo.

Ya si que no podía, con todas las sorpresas que he tenido, esta es la que más me ha sorprendido, lo siento por Ryan, pero tengo más cariño a mis amigos y familiares que está en Orlando.


Un Amor InfinitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora