-El concurso se adelantó una semana- Contaba Niall felíz ¿No es grandioso chicos? Añadió. Le encantaba cocinar desde pequeño, cocinaba muy bien. Era su pasión y deseaba tener un futuro en el arte culinario. No le importaba si no quedaba en primer lugar, solo quería estar allí.
-Chicos ¿Están escuchándome?- Le preguntó a Louis y a Harry que desde que habian llegado estaban besándose y abrazándose en un rincón como si estuviesen solos.
-Sí, estamos muy contentos por tí- Afirmó Harry sonriendo para luego besar nuevamente a su novio. Harry amaba a Louis y aquello se notaba a kilómetros de distancia.
Más tarde se acercó a Liam que hace rato estaba distraído y pensando en otra cosa.
- Tuve que adelantar el vuelo y quizás me quede unos dias más en Italia- Continuó el rubio consciente de que Louis y Harry lo escuchaban. -¿Liam me estás escuchando? Nadie me escucha hoy.- Dijo en un suspiro.
-Si, Ni estoy muy feliz por ti- Respondió el mencionado volviendo a prestar atención.
-Gracias- Dijo Niall con una sonrisa en su rostro, realmente amaba cocinar. Cuando amas algo siempre intentas hacerlo mejor.
-¿Y tu Liam? ¿Tienes algo nuevo que contarnos?- Niall se acercó y le invitó unos bocadillos que el castaño rechazó.
Podía contarle todo lo que había ocurrido con Zayn este tiempo, que se cayó al suelo patinando en el hielo y que había sonreido más de lo que sonrió en un mes entero.
-Nada es que Sam esta pelechando y mi casa es un caos de pelos y bueno tuve algunas cosas que hacer- Contesto Liam.
Pero no lo hizo. No era que no confiaba en él, solo que no estaba listo para compartirlo con sus amigos. Desde el accidente no se sentía de ese modo, felíz, completo. Zayn hacía que se sintiera de esa manera.
-El aeropuerto queda mucho más cerca de tu casa, estaba pensando en pasar la noche allí contigo para mañana irme- Dijo Niall.
El taxi recorría las calles de tierra llevando a los dos chicos a sus hogares. El morocho iba mirando por la ventanilla con preocupación, dicho comportamiento llamó la atención de Liam.
-¿Qué te ocurre Zayn?- Cuestionó Liam observando a el pelinegro con cautela.
-Nada no es nada- Dijo en un suspiro sin dejar de mirar por la ventanilla.
-Vamos, puedes contarme- Insistió el castaño.
-De acuerdo, en mi casa tengo termitas, una plaga de ellas.- Comenzó
-¿Termitas?-
-Exactamente. Mi casa básicamente esta hecha de madera y para esos intrépidos insectos es un festín. Antes solo era un nido pero ahora es una ciudad completa, con descendencia y todo- Contesto Zayn mirando a Liam y soltando una pequeña risa.
-Bueno, si quieres puedes quedarte en mi casa unos días- Propuso Liam con una sonrisa en su rostro, esperando una respuesta afirmativa de parte de Zayn.
El taxista observó al castaño por el espejo retrovisor un poco confundido -¿Yo quedarme en tu casa?- Preguntó extrañado.
-No señor, no hablaba con usted. Hablaba con él- Dijo Liam señalando al morocho. Aún confundido, el taxista miró hacia adelante e ignoró la situación.
-¿Que dices Zayn?- Volvió a preguntar el castaño.
-No lo sé. No quiero molestarte- Dijo el morocho.
-No eres molestia para nada- Contestó Liam sonriente.
-De acuerdo entonces empacaré mis cosas y nos vemos mañana a la noche- Dijo Zayn felíz por la propuesta de Liam.
El castaño recordó enseguida lo que había acordado con Zayn -Lo siento, pero no puedo Ni, estos días estoy muy ocupado y mi casa es un completo desastre.- Se disculpó.
Liam había vuelto de la casa de Niall, la noche era una noche fría y lluviosa. Las gotas de lluvia caían incesantemente y chocaban en los vidrios provocando un sonido sordo. Liam le había dado de comer a Sam que este último tiempo había tenido un comportamiento bastante extraño. Luego de servirle el agua en su recipiente, se dejó caer en el sofá para esperar a Zayn.
Sus ojos comenzaban a cerrarse lentamente y sus párpados empezaban a pesar.
Unos cinco minutos después tocan el timbre, esto hizo que Liam saltara del sofá inmediatamente, ansioso esperando a que fuera el morocho. Para su suerte era él.
-Hola- Saludó Zayn. Estaba empapado por la lluvia y de su cabello caían pequeñas gotas de agua que resbalaban por su frente. Consigo traía un pequeño bolso color azul, al parecer allí traía sus cosas.
-Ven entra, a menos que quieras pescar un resfriado- Invitó Liam tomando su bolso y dejándolo sobre el sofá. Sam nuevamente comenzó a ladrar sin parar, el castaño se inclinó a la altura del canino y acarició el suave pelo de su cabeza, intentando tranquilizarlo, en momentos siguió ladrando pero al final logró su cometido.