-Odio las despedidas- Dijo el rubio tomando su valija y su chaqueta con la otra mano. Después de tanta espera el día tan esperado había llegado y Niall viajaba a Italia.
-No es una despedida- Sonrió Harry mientras abrazaba al que viajaba. -Volverás y me contaras si los italianos están buenos- Siguió para luego ver una mueca de disgusto en el rostro de su novio que borro instantáneamente al besarlo. En el fondo se volvía a escuchar el altavoz que anunciaba por segunda vez el vuelo del rubio.
-Los extrañare. Adiós chicos- Saludó agitando sus manos y alejándose cada vez más.
-Adiós Niall- Liam habló levantando la voz para que el viajero escuchara y lo logró recibiendo una sonrisa de él.
Liam se había quedado a ver como el avión despegaba del aeropuerto y luego se despidió de sus amigos, Louis y Harry lo habían invitado a un bar para tomar unas cervezas pero se había negado excusándose con que Sam se había quedado demasiado tiempo solo. Pero esa no era la verdad, no. En realidad quería volver a casa y estar con Zayn, quería llegar y sentarse en el sofá junto a él para ver televisión o simplemente ver como el dibujaba algún boceto en algún papel. Los días pasaron increíblemente rápidos y cada vez faltaba menos para que el plazo de fumigación de la casa del pelinegro llegara a su fin.
Llegó a su casa cuando las penumbras comenzaban a cubrir el cielo. Se notó sorprendido cuando se aproximaba a la puerta de su casa y las luces parecían estar apagadas. Metió la llave y giró el picaporte para luego abrir la puerta y encontrar su casa a oscuras. ¿Y Zayn? Intentó encender la luz presionando el interruptor pero las luces no se encendieron.
-¡Zayn!- Hablo en voz alta, preguntándose donde estaba su invitado.
-¡Estoy aquí en la sala!- Respondió su invitado y Liam suspiró aliviado. Sacó su teléfono celular desbloqueando la pantalla e intentando obtener algo de iluminación pero se apagó instantáneamente por falta de batería. Cruzó el hall intentando no chocarse con algún objeto y llegó al living que estaba iluminado por unas velas que no recordaba haber tenido en casa. Zayn estaba sentado en el sofá con un bastidor sobre su soporte y una paleta de acuarelas junto a otras pinturas. Sam descansaba acurrucado en el otro sillón mientras las luces de las velas titubeaban.
-La energía se ha ido. Llegó un empleado representante de la empresa de luz y me dijo que volveremos a tener energía mañana por la mañana.- Contó mientras Liam se acercaba tomando asiento frente al pelinegro.
-Entiendo. ¿Y ahora? ¿Qué haremos?- Preguntó separando sus dedos frente a la luz de las velas creando la sombra de un perro en la pared.
-No te recomiendo caminar, me he chocado con algunas puertas- Zayn se rió de sí mismo mientras corría un poco su cabello mostrando un pequeño moretón en su cabeza. El castaño también rió. -Le di de comer a Sam e intente sacarlo a pasear pero no pude y terminó durmiéndose en sobre el sillón. Ahora estoy intentando dibujar algo pero nada se me ocurre.-
-¿Y tú proyecto sobre el realismo?- Preguntó curioso.
-Aun no tengo ideas- Confesó el morocho con la mirada perdida en su cuadro. -Liam-
-¿Qué?-
-¿Estarías dispuesto a formar parte de mis cuadros?-
-No entiendo Zayn.-
-Si pudiera pintarte, de eso se trata el realismo.
-Oh no, no Zayn. Soy totalmente horrible-
-Te aseguro que no lo eres. Es más, eres hermoso Liam.-
-Gracias pero no soy bueno en esto, Zayn por favor no.-
-Vamos, ayúdame.-
-Está bien Zayn, lo hare. Pero prométeme que no se lo mostraras a nadie-
-No tengo a nadie a quien mostrárselo-
-¿Qué debo hacer?-
-Solo siéntate y quédate quieto. El resto lo haré yo-
Tomó su lápiz y comenzó a trazar líneas suaves dibujando el contorno del rostro de Liam, empezando por los rasgos más fáciles para después continuar con los más difíciles.
-¿Liam puedes quitarte la camisa?- Preguntó el pelinegro y al ver la inseguridad del castaño siguió -Es solo un dibujo, recuerda que solo lo veremos tu y yo- Sonrió brindándole confianza. Liam un poco ruborizado, se quitó la camisa y se acomodó en la misma posición de antes. Zayn se puso de pie y tomó los brazos del castaño doblándolos hacia atrás y apoyándolos en el respaldo del sillón dando más protagonismo a su rostro y a su torso desnudo. El pintor volvió a sentarse frente a su bastidor y continúo dibujando su rostro sombreando las partes en que la luz de las velas no llegaba a iluminar. Contorneó las esquinas de su clavícula dándole un toque sutil de masculinidad. Continuo así con el resto del cuerpo de Liam dejándolo grabado en la tela.El castaño observaba al morocho, que había comenzado a pintar con las acuarelas y las pinturas, prestaba atención a cómo movía con precisión y profesionalismo el pincel y como le sonreía de vez en cuando comunicándole que todo estaba bien.