Los minutos avanzaban y Zayn parecía estar finalizando su trabajo. Las luces de las velas seguían moviéndose pausadamente brindando un ambiente relajante y silencioso, pero aquel silencio no era incomodo sino era un silencio reconfortante.
-He terminado- Suspiró el pintor, dejando su pincel sobre la paleta de pintura y observando el dibujo, orgulloso de su creación.
-¿Puedo verlo?-
-Claro, después de todo tú fuiste mi modelo- Sonrió mientras tomaba el bastidor de su soporte y hacia un movimiento para sentarse a su lado.
-Y bien... ¿Te gusta?-
-Oh, Zayn- Exclamó en voz baja. -Me encanta- Continuó feliz mientras observaba el dibujo; su rostro estaba tan bien dibujado y tocó su cabello en el dibujo para comprobar que no fuera real, ya que lo parecía. El costado izquierdo de su rostro estaba mínimamente sombreado por las penumbras y las líneas estaban tan definidas que el dibujo parecía que saltaría de la tela y formaría parte de la realidad. El dibujo era totalmente asombroso desde lo artístico hasta la marca en forma de Z al final.
-A mi también me gustó, creo que es mi favorito- Dijo entre una sonrisa mientras miraba el retrato con el castaño-El realismo en la pintura, es una forma de mostrar a las personas tal como son, sin suavizarlas ni exagerarlas y así eres tú, Liam, Perfecto.- Rompió el silencio, acercándose a Liam y disminuyendo el espacio entre ellos. - Cuando a mí me gusta alguien realmente intento de hacer lo mejor para esa persona.-Posó su mano en la mejilla izquierda del castaño. -Quiero besarte Li, ¿Puedes darme ese lujo?-
Liam apoyó la pintura contra la mesa pequeña que se encontraba allí. No podía negarlo y tampoco podía negárselo más a sí mismo. Le gustaba Zayn, le gustaba su sonrisa, sus ojos, sus labios, su risa contagiosa y sobre todo le gustaba él, él en sí, su forma de hacerlo sentir bien y único. Se estaba enamorando de él como si estuviera a punto de dormir, lentamente y luego de golpe. Entonces entendió que Zayn en todo ese tiempo había llegado a ser mucho más que una emoción.
Liam se levantó un poco y se miraron a los ojos: sería imposible olvidar alguna vez a Zayn, sus ojos miel, su mirada pacifica, su risa característica, las pequeñas arruguitas que se le formaban al reír, su manera de ver el mundo positivamente. No, nunca lo olvidaría, ni siquiera una maldita amnesia como la que padecía podría borrarlo de su memoria.
Sabía que lo estaba por hacer rompería cualquier inicio de profunda amistad, pero estaba cansado; quería probar sus labios, quería descubrir a que sabían y memorizar su sabor pero la única manera de averiguarlo era besándolo. Se levantó un poco sintiendo como su respiración se mezclaba con la suya. Liam estaba levemente sonrojado perdiéndose en la mirada del otro, se acercó más y sin esperar nada, conectó sus labios con los del pintor enviando chispas por los cuerpos de ambos. Todo el tiempo quedo paralizado. Dicen que el amor es intensidad y por esto es una distensión del tiempo: estira los minutos y los alarga como siglos, y eso estaba sucediendo. Liam sintió el dulce sabor de su boca y colocó sus manos en su cuello y lo acerco lo más que pudo, sintiendo como el morocho colocaba las suyas alrededor de su cintura.
El beso comenzó a volverse cada vez más intenso. El castaño se recostó en el sofá y el morocho puso sus piernas al costado de su cintura cortando el beso para ver cuán perfecto se veía bajo la luz de las velas, cuan brillantes se veían sus ojos y cuan deseables estaban sus labios. Liam lo observó también. Miró sus ojos miel, su rostro iluminado por las luces tenues y su barbilla cubierta por una ligera barba.
-Eres muy hermoso de todas las maneras posibles Li. Pareces un modelo de pintura francés-
-Merci- Agradeció en Francés.