Hanna Johnson
El despertador cayó al suelo con un ruido ensordecedor cuando lo golpee para silenciarlo. Solté un gruñido al aire y me aferre a la sabana color azul celeste que aun cubría mi cuerpo. No quería levantarme, ni mucho menos ir a la escuela. Además ¡No me jodan, mi cama esta jodidamente deliciosa para que me pare y vaya a la escuela! ¡No jodan!
Me levante a regañadientes hasta el baño a lavarme la cara antes de empezar mi rutina diaria, que consistía en bañarme y todo eso que se hace en las mañanas. Tarde como unos veinte minutos para salir de mi habitación e ir a tomar el desayuno. Baje las escaleras saltándome uno que otro escaloncillo, justamente cuando baje el último escalón, David salió del comedor.
-Bueno días, Hanna. -Saludo el hombre que contribuyo al darme la vida antes de tomar el portafolio sobre la pequeña mesa de entrada apurado.
-Buenos días... -Salude sin interés alguno.
-Elizabeth tiene un recado que darte de mi parte y espero que sigas las indicaciones, esta vez. -Me reprocho con la mirada haciéndome rodar los ojos.
-Solo ve a trabajar... -Gruñí caminando en dirección al comedor. No quería seguir escuchando más su voz.
Abrí la puerta que da la entrada al comedor y lo primero que vi fue mi reflejo a causa del espejo que se encuentra junto a una butaca de los años 50's. Nunca entenderé que hace esa butaca ahí, algún día la quemaré, le tengo un gran odio porque siempre de niña me golpeaba el dedo gordo del pie, una de las desventajas de andar descalza por la casa. Tome asiento en una de las sillas y mi nana salió de otra puerta que se encuentra a mi izquierda. Fruncí el ceño cuando vi la taza de yogurt con granola en frente mío.
-¿Qué es esto? -Mire a mi nana confundida. -¿Dónde está el pan con nutella y hot-cakes acompañados de chocolate caliente?
-Lo siento, solo hay yogurt con granola y jugo de toronja. -Se encogio de hombros. -Me he dado cuenta que últimamente no comes como se debe, tienes que comer sano para... -La interrumpí.
-Sí, sí, sí, ya se. ¡¿Pero esto!? ¡Nana! -Exclame.
-Es eso o nada. -Se cruzó de brazos y apretó los labios en una fina línea.
-Sin dudas, odio los lunes. -Gruñí y me metí a la boca la primera cucharada de yogurt con granola a regañadientes.
-Buena chica. -Acaricio mi cabello.
Esperé un par de segundos para responder.
-No soy perro, nana. -La mire mal y ella sonrió divertida.
-En fin, tu padre me ha dicho que te ha contratado un nuevo chofer. Él ya te está esperando afuera y por favor, no lo vayas a sobornar como al último. A tu padre ni a mí, nos gusta la idea que andes caminando por ahí sola, por favor Hanna, no vayas a sobornar a Anderson. -Me reprendió con la mirada.
-Bien, bien. -Rodé los ojos. -Solo que me siento más cómoda tomando el autobús y caminando, eso es todo. -Me encogí de hombros.
-Lo sé, cariño, pero la inseguridad esta horrible, ya te conté lo que le paso a mi hermana, ni Dios lo quiera que te llegue a pasar algo así. -Se persigno.

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Queen of disaster
Romance"Si te ilusionas, suéñalo. Si te enamoras, vívelo y si te dejan supéralo..."