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-Lo admito, soy una persona impulsiva, grosera, sin sentimientos quizá, y un sin fin de cosas más pero solo puedo decir: ¡Yo no lo hice! -Exclamé furiosa.

-Todo indica que fuiste tú. -El director Franklin me acuso. Escuchar tales palabras hizo que mis manos se cerrarán en puños.

-¿Yo? ¿Quién lo indica? ¿Tú fea esposa? -Enarque mi ceja izquierda molesta. Estoy a punto de colapsar y gritarle.

Decirle fea a su esposa fue un grave error. Su cara se puso roja en un santiamén de segundos, puedo jurar que explotaría. ¡Eso sería genial!

-¡No te voy a permitir que le faltes el respeto a la maestra Wilson! -Exclamó furioso.

-Primero escucha mi versión de la historia y después podrás decirme criminal si quieres, pero tienes que escucharme. -Tome un gran bocado para calmar la rabia que me carcome por dentro.

Está más que claro que si termino expulsada de este estúpido colegio, Wilson y Nathalie me las pagarán. Sé que esas dos rubias hicieron esto. Malditas.

-Está bien, pero sin faltas de respeto, ni groserías. -Me advirtió antes de soltar un suspiro.

-Okay. -Me acomode en la incómoda silla. -Como todas las mañanas llegue al instituto con unas enormes ganas de querer aprender. -Sonreí falsamente. -Pase a mi casillero por mi libro de matemáticas y justamente cuando emprendí mi camino hacia el salón, el timbre sonó y tuve que correr por el tonto tratado que hice con la señora Wilson. -Relamí mis labios y seguí hablando. -El caso es que al llegar al salón, la maestra no me quiso dejar entrar solo por llegar tarde cuatro minutos. ¡Cuatro minutos! -Exclamé. -Me enoje y le dije la verdad, que tenía derecho a entrar ya que David paga para que me enseñen. ¡Defendí mis derechos, eso no es un crimen! -Tome un gran bocado de aire. -Pero eso le valió un pepino y me cerró la puerta en la cara, ¿puedes creerlo? -Fruncí el ceño. -Eso es una falta de respeto. -Espete molesta. -Así que... Me fui al baño a criticar a famosos. -Me encogí de hombros.

-¿Irte al baño? Crees que soy tonto, te conozco y sé que omitiste muchas cosas Hanna, eres impulsiva y vengativa, te enojo lo que te hizo la profesora Wilson así que te vengaste, como siempre lo haces. -Afirmó.

-¿Qué? ¡Ni siquiera sé que es lo que realmente disque hice! -Me pare de mi asiento. -¡Está vez no fui yo! ¡Lo juro!

-¿Crees que te voy a creer luego de todo lo que has hecho? -Me miró confundido. -Ya muchas te he pasado Hanna, pero esta vez cruzaste los límites. -Su semblante se puso serio.

-¡Entiende joder, yo no lo hice! -Golpee su escritorio con ambas manos furiosa.

-No voy a soportar este tipo de comportamientos, así que te calmas. -Me fulminó con la mirada.

-Y yo no voy a soportar este tipo de acusaciones realmente absurdas. -Apreté la mandíbula molesta.

La puerta se abrió haciendo que los dos volteáramos a ver a Gina, la secretaria del director.

-El señor Johnson ha llegado. -La joven mujer de uno sesenta informo.

-Hazlo pasar. -Ordeno la autoridad del colegio.

La pelirroja hizo un asentimiento de cabeza antes de desaparecer por el umbral de la puerta.

-¿Llamaste a David? -Pregunté entre dientes.

-Es tu padre, claro que tenía que llamarlo. Tiene que enterarse de las fechorías que hace su amada hija. -Contestó mientras se acomodaba el traje.

Su amada hija...

-¡No me hagas reír! -Solté una carcajada llena de ironía.

-Veamos qué opina tu padre acerca de tu conducta. -Me reto con la mirada.

Queen of disasterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora