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Descubrir que el wifi del avión no servía fue totalmente decepcionante. Primero me expulsan, segundo me mandan a un internado y tercero no hay internet en este avión, ¿ahora qué sigue? ¿Qué mis calcetines cobren vida y atormenten a todos los ciudadanos de Nueva York? Sería cool.

-¿En serio? Le dije a Michael que quería un avión que le sirviera el internet. -David gruñe con ambas manos sobre su cabello. -Ahora tendré que perderme la reunión en línea. –Suspira mientras apaga el IPad. -Solo espero que llegando al hotel también sirva el internet.

Si el internet tan solo hubiera funcionado, hubiera dicho que viajar en primera clase es lo mejor pero él hubiera es algo inexistente. Prefiero viajar como turista a estar otro minuto más con David quejándose por el wifi, está peor que yo cuando mi nana me prohibió comer chocolate por un mes entero.

-No es el fin del mundo ¿sabes? -Me cruzo de brazos mientras ruedo los ojos. -Me imagino que van a hablar de lo mismo una y otra vez, lo que hacen siempre en sus aburridas juntas, además, tú eres el que manda ¿no? -El asiente. -Así que no creo que vayan a tomar ninguna decisión sin que tú estés presente. Y si te hace sentir bien, yo también quise arrancarme los ojos al ver que el wifi no servía.

Sonríe, cosa que me desconcierta. Jamás me había sonreído así, siempre lo hacía por compromiso, jamás me había regalado una sonrisa sincera... ¿Qué le está pasando a David? ¿A caso ya se dio cuenta que tiene una hija y que lo necesita? Puede ser, pero ya las cosas entre nosotros están perdidas, las cosas nunca cambiaran, él nunca lo hará y yo nunca lo haré, ninguno de los dos buscará la manera de arreglar nuestra relación de padre e hija, yo lo intente y fracase, él nunca lo intento, a él en verdad nunca le importó.

No decidí poner atención a la aburrida película, así que solo me puse los audífonos y me encerré en mi propia burbuja. Solo una vez he viajado a Londres y fue en compañía de mi nana, el único propósito de ese viaje fue porque David se sintió realmente culpable -eso quiero creer- por haber faltado a mi recital de ballet. Sinceramente, me hubiera gustado más que él hubiera compartido ese momento conmigo, me enoja usar tantos hubieras. Mi curiosidad por saber qué pasó con Nathalie es más grande, desde que me levante, he tenido esa ligera duda, Tim dijo que me pondría al corriente en cuanto se enterara de todo. Solo espero que ella pague por todo lo que me hizo, por su culpa me tacharon de muchas cosas, todo por sus rumores absurdos. Ella inventó una Hanna totalmente diferente a la que soy.

-Hanna. -David me tocó el hombro para que lo mirara.
-¿Eh? -Me quite el audífono de la oreja derecha para escucharlo.
-Hagamos un trato. -Sugiere.

Quiero ignorarlo y seguir escuchando música pero la curiosidad es más grande que se me es imposible no preguntar.

-¿A qué te refieres? -Enarcó mi ceja izquierda.
-Si te portas bien un semestre, solo uno, volverás a Nueva York conmigo y dejaré que asistas a ese famoso curso de fotografía que tanto ansias ir. -Responde mientras junta la yema de sus dedos una y otra vez.
-¿Y si no llego a portarme bien, si hago que me expulsen? -Lo desafíe haciendo que negara con la cabeza.
-Le dirás hola al internado militar. -Sonríe.
-No serías capaz. -Lo fulminó con la mirada.
-¿Qué no lo soy? ¿Me estás desafiando? -Se cruza de brazos.
-Está bien, aceptó el trato. Me portaré bien, tanto que no escucharas ninguna queja del internado sobre mí. -Contestó con seguridad.
-Tú lo has dicho, ninguna queja, pero si me llegan a hablar, te prometo Hanna Johnson que no habrá otra oportunidad. -Me estrecha su mano.
-Me parece justo. -Sonrío luego de darle un apretón de manos para cerrar el trato.

¿Qué tan difícil puede ser portarse bien?

{...}

Al menos no estudiare en un lugar feo -fue lo único que pensé al ver el internado.

Queen of disasterDonde viven las historias. Descúbrelo ahora