Cap.-32

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Marceline

Y lo hizo.

Lleno de miel mis labios con su exquisito sabor.

Me llevo al paraíso en solo unos segundos.

Sus labios eran tan besables.

Sus manos tan suaves.

Todo parecía perfecto, hasta que...reaccioné.

Mierda, todo aquello no estaba bien, ¿Por qué no podía alejarme aun de los encantos de Cristal?

Marceline: Uhm...-me separe de ella bruscamente.- esto no está nada bien...

Cristal: Oh cierto...faltó algo.-puso sus manos sobre mi rostro, me beso y mordió mi labio muy sensualmente.

Solo gemí ante aquel acto, joder, es que ella era tan malditamente caliente como el infierno, sus besos eran dulces y a la vez tenían un toque sensual que te excitaba en cuestión de segundos.

Por un momento (si, si, de nuevo), le seguí el juego, la mordía, luego habían tipos de besos franceses, necesitaba besarla por algún extraño motivo, tenía tiempo que no lo hacía, sus besos no eran del tipo que deseas mas besos pequeños y lentos, de aquellos cursis, sus besos exigían mas, sus besos te hacían desearla ya, tenerla o algo así... pero yo no estaba para eso, o quizá no lo sabía, todo era muy confuso para ser honesta.

Marceline: Basta...-susurre sobre sus labios.- si querías esto desde un inicio nos hubiéramos quedado en tu habitación y ya...-mordí mi labio

Cristal: Lo siento.- rió

Marceline: Bueno, basta ya de esto...-volví a mí puesto de chica alfa y fría.- necesito que me ayudes a recuperar a Gemma

Cristal: ¿Después de esto que acabas de hacer quieres ir por ella?

Marceline: Tú me provocaste...

Cristal: ¿Es mi culpa que seas tan deseable?-puso su mano sobre mi pierna

Marceline: Tu sinceridad me hace sentir incomoda...-mire a otro lugar, estaba muy avergonzada, aleje su mano de mi pierna

Cristal: Bien...si ese es mi castigo...aceptaré, no prometo que funcionara al cien, pero veré que podemos hacer, ¿vale?

Marceline: Gracias...

Pasamos ahí un buen rato, tomando nuestros cafés, platicando sobre la escuela y cosas estúpidas, como cuando teníamos quince...

—Si tan solo todo fuera como antes...

Gemma

Nunca me prometió un para siempre... solo pedía un poco a poco que nunca terminara, pero, al parecer termino. Yo no sabía que pensar, conocía a Cristal y sus malas intenciones, sabia lo provocadora que era para tener el cuerpo de Marceline, y sabia que Marceline, era débil ante ella, siempre supe que aun sentía algo por ella, desde la primera vez que me hablo de ella, sus ojos mostraban tristeza, se notaba que la extrañaba...yo sabía que su corazón no era completamente mío.

Por eso soy insegura, porque en mi cabeza solo pasaba, ¿y si regresa con ella y me deja?, ¿y si salen a escondidas?, ¿y si Marceline ya no siente nada por mi pero tiene miedo de lastimarme?, ¿realmente me ama?...

Después de todo lo que vi...respondí todas esas preguntas.

Me demostró que puede dejarme sin decirlo.

Claramente tienen algo a escondidas y las descubrí.

Creo que nunca sintió nada por mí realmente.

No. No me ama. Y no. Nunca me amo.

—"Hola princesa...".- fueron las palabras que pronuncio mi amigo Bartolomeo, o como yo le digo, Bart.

Gemma: Te he dicho una y mil veces Bart, que no me llames "princesa"

Bart: Cierto lo siento, no debería llamarte princesa, debería llamarte, "mi reina".-rió

Gemma: Bartolomeo.-dije furiosa

Bart: Perdonar tu...

Gemma: Bue...gracias por venir, tengo algo que contarte.-me senté en el sofá

Bart: Si Marceline te hizo algo, juro que voy y le quito esa facha de chica que tiene más masculinidad que un chico

Gemma: Respétala por favor...y si...ella, bueno...paso algo con ella.-baje la mirada y solté un suspiro

Bart: Estoy para escucharte...

Le conté todo lo que paso, tenía un nudo en la garganta, mis ojos estaban cristalizados, me dolía el pecho de solo recordarla...

Bart: Desahógate...

Gemma: Es que, ¿Por qué maldita sea?, ¿Qué tiene ella que yo no tenga?, ¿Por qué la prefiere a ella antes que a mí?, ¿Por qué me hizo creer en ella otra vez?, ¿Por qué me ilusiono?-sollocé.- maldita sea, ¿Por qué amarla duele...? ¿Por qué su recuerdo me atormenta?, yo sabía perfectamente que algo así pasaría pero aun así decidí arriesgarme, porque la amo, porque ella es mi mundo, ella es todo lo que necesito para ser malditamente feliz, porque con ella me siento segura, porque con ella puedo ser yo misma sin temor...-mis lagrimas bajaban por mis mejillas.- porque ella me salvo cuando yo estaba a punto de caer, porque llego como un rayo de luz, porque le dio sentido y color a mi vida...porque simplemente el hecho de ser ella hacía que todo fuera perfecto.-Bart me abrazó.- porque sin ella no creo volver a ser yo...

Bart: ¿Quieres ser mi cenicienta?

Gemma: ¿Qué?-estaba confundida... ¿Por qué dijo eso?

Bart: Yo...q-quizá no sea como ella, y creo que eso es bueno, porque...yo, te aseguro que no te haría llorar.

Gemma: Lo siento...pero no creo estar para este tipo de cosas, solo te veo como un amigo Bart...

Bart: Entiendo...

Bart era ese típico chico calmado, de buenas calificaciones, no era nada atlético, pero tenía buen porte, no era músico, ni poeta, como...Marceline. El, era todo lo contrario a ella, él prefería salir a cada rato y no quedarse en casa, Marceline prefería estar conmigo en casa viendo alguna serie o película, el ama a los gatitos, Marceline los odiaba y prefería los perros, el ama las fresas y Marceline las odiaba más que a nada, y no me refería las chicas fresas, aunque sé que hay una fresa que la ha de temer en la cama justo ahora, Cristal.

Marceline...echaste a la basura lo que alguna vez llamamos "lo nuestro", ¿Por qué...?

—Si no querías quedarte yo hubiera entendido...


-Enamorada De Mi Peor Enemiga-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora