El camino de regreso había transcurrido en silencio. No me había atrevido a verle a la cara. Aun me sentía avergonzado. Por el contrario, podía ver a Ángel feliz.
En verdad que había perdido la razón. Me estaba perdiendo en terrenos peligrosos. Tenía sentimientos extraños hacia un hombre que aparte de ser mi primo, había sido cómplice en mi secuestro. Ángel había cuidado de mí durante mi cautiverio. Sabía que no me haría daño. Lo demostró siempre, incluso aún hora, insistía que debía confiar en él.
Solo él tenía la respuesta a la incógnita más importante de mi vida
¿Por qué había sido secuestrado?
No sabía qué era lo que quería escuchar. ¿Por dinero? ¿Por equivocación? ¿Venganza? No me sentía con el valor suficiente para encarar la verdad de mi secuestro. Cerré las manos en un puño apretado. No dejaría que la duda se apoderara ahora de mí.
"¿Te gustaría ir a algún otro lado?" Preguntó Ángel rompiendo así el incómodo silencio.
Mi corazón aún latía desbocado por la emoción.
"N-no lo sé... -Titubeé al responder- creo que prefiero ir a casa" dije después de considerarlo un momento. Ya era tarde, seguramente mi madre ya estaría preocupada.
"De acuerdo" Aceptó Ángel de inmediato, cerrando así la conversación.
Le miraba de soslayo, tratando de memorizar cada una de las líneas de su rostro. Hacía ya tantos meses, había deseado poder conocer ese rostro y ahora que lo tenía frente a mí, no podía permitirme perder detalle de sus facciones.
Cuando llegamos a casa y bajé del auto, pude ver a mi madre en la entrada de la casa. Su rostro mostraba sorpresa para después tornarse en enojo. Sabía que ella no toleraba a Ángel. No debía ser grato para ella saber que la razón por la que llegaba tarde a casa había sido precisamente él.
"Ho-hola..."
"Entra a la casa" interrumpió mi madre con voz seria mi intento de saludo.
Entré a la casa sin protestar. Me quedé esperando en la entrada por Ángel.
Al ver que la puerta se cerraba dejando a mi madre y a Ángel en la calle, me dio a entender que hablarían de algo que no me concernía. Me sentí preocupado. ¿Sería prudente escuchar? Tenía curiosidad. Necesitaba saber por qué mi madre le odiaba tanto.
Intenté distinguir sus siluetas a través del vidrio del vitral de la puerta, pero mi madre ya no estaba en la entrada y tampoco había señales de Ángel . Seguramente se habrían alejado del lugar, adivinando que podría intentar escuchar una conversación que era solo para sus oídos.
Resignado, subí las escaleras, peldaño a peldaño con una lentitud exagerada. Deseaba que el tiempo se detuviera lo suficiente para que Ángel regresara a tiempo y me alcanzara antes de encerrarme en mi habitación.
Dejé caer la mochila en el suelo en cuanto cerré la puerta de la habitación detrás de mí. Mi cabeza se sentí tan confusa. Tantos acontecimientos en tan pocas horas estaban por desquiciarme.
Me tiré sobre la cama observando el techo. Aspiré hondo. Pude reconocer el olor de Ángel impregnado aún en mis ropas. Sentía aun mis labios calientes a causa del beso que había recibido horas atrás.
Comencé a sonreírle al techo, para después darme un golpe en la cabeza ¿Por qué tenía que comportarme como una colegiala? ¡Soy un hombre! Y los hombres se comportan como tal. Pero cuando Ángel estaba cerca, era totalmente imposible. Miré el reloj que descansaba en mi mesa de noche. Apenas darían las seis de la tarde. Resignado, jalé la colcha de la cama y me cubrí el rostro con ella. Sin saber en qué momento, finalmente, me quedé dormido.
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Ángel
Romance**Historia GANADORA del género ROMANCE - GEMAS SIN DESCUBRIR en "LOS PREMIOS WATTY EN ESPAÑOL 2013** Adrián ha sufrido la peor de las experiencias a su más corta edad. Un secuestro. Un año después de haber despertado de la pesadilla, se da cuen...