Capítulo VIII

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El escape.

Miré a la mujer con el ceño fruncido, invitándola a que explique de lo que hablaba. Ella rodó los ojos y bajó la tela que cubría mi boca, no pude evitar escupir porque tenía gusto horrible y pelusas en la lengua, culpa mía por chupar la banda de algodón.

—Como les dije, sus amigos están en peligro. Pueden quedarse colgados del techo como ratas de laboratorio o confiar en mí, e impedir que utilicen como carnada a su gente.

—Eso quiere decir que...

—Si, ustedes son el grupo Seleccionado. Por las capacidades tanto físicas como mentales que mostraron tener durante estos dos días.

La mujer tratando de no llamar la atención, tomó uno de los cuchillos que habíamos encontrado en esa supuesta sala llena de armas y se lo metió en uno de los bolsillos que tenía su bata blanca. Volteó a ver a los demás médicos que estaban trabajando en el cuarto.

—El Sr. Washington dió la orden para que desatara a los sujetos y los llevara al Sector Diez —los científicos, doctores o lo que sea que eran asintieron con la cabeza. Dos guardias se acercaron hacia nosotros, la mujer sin nombre les dirigió la palabra esta vez, lo necesariamente bajo solo para que ellos y nosotros pudiéramos escucharla— ya les expliqué la situación, ahora vamos, Landon agarra un cuchillo y desatalos luego con ayuda de Jeremy los llevas a la Sala de Control. Mientras yo robo las llaves del Sector Diez, si algo anda mal me hablas por aquí —de otro de sus bolsillos, sacó un Walkie-talkie y se lo tiró al joven rubio que anteriormente nombró como Landon, quien lo atrapó ágilmente.

—Ya tengo uno.

—Pero este se comunica solamente con el mío. Con el otro, todos los guardias recibirían tus mensajes.

La mujer salió del lugar caminando normalmente para no levantar sospechas.

Landon sacó de su cinturón un cuchillo y comenzó a desatar los nudos de cada uno de nosotros, mientras que Jeremy nos apuntaba con un arma para simular que nos tenía bajo amenaza. Al yo estar a un costado, cuando el chico llegó hasta mi posición, los demás ya estaban con los pies en el piso y libres de las sogas.

Acercó su cuchillo hacia donde estaban mis manos amarradas. En ese momento, prácticamente no las sentía por la presión que ejercía el nudo en mi muñeca. Al intentar un par de veces subiendo y bajando el cuchillo y notar que no obtenía resultados, se puso de puntas de pie y volvió a intentar un poco más fuerte.

—¿Te estoy haciendo daño? De verdad no querían que escaparas, esto está muy fuerte —me habló. Estaba tan preocupada por cómo estaban los demás que hasta aquel instante no me había dado cuenta de que su rostro estaba peligrosamente cerca del mío.

Me tomé unos segundos para pasear mi mirada por sus ojos, eran grises.

—No, está bien, tú solo quítame estas cuerdas de encima —aclaré negando con la cabeza. Movió el cuchillo unas veces más y finalmente el nudo cedió y mis pies cayeron directo al suelo. Acaricié mis muñecas y les dí una sonrisa a mis compañeros. Todos me la devolvieron a excepción de Ethan, quien estaba serio y con la cara hinchada y los ojos rojos. Seguramente estuvo llorando, pues no lo culpaba, perder a alguien que es muy importante para ti frente a tus ojos, sin poder hacer nada para evitarlo, debe ser una situación difícil que espero no tener que experimentar.

—Les voy a alcanzar armas blancas, quiero que las tomen disimuladamente —ordenó Landon. La verdad que el lugar era lo suficientemente grande para que nadie se diera cuenta de lo que hacíamos, ya que los medicos estaban más adelante, pero mejor era prevenir que lamentar.

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⏰ Última actualización: Feb 12, 2016 ⏰

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